La propiedad del Real Murcia, vista para sentencia

5/11/2019 - 

MURCIA. Con Mauricio García de la Vega litigando por la propiedad del Real Murcia, que actualmente tiene a Francisco Tornel como máximo accionista y a la vez presidente, el juicio para dirimir de quién es realmente el club ha quedado visto para sentencia este martes.

La jueza María Dolores de las Heras, titular del Juzgado de lo Mercantil número 1 de Murcia, emitirá el veredicto en los próximos días después de escuchar a los abogados de ambas partes y a varios de los testigos llamados a declarar.

Dos días después de la junta de accionistas del club, en la que se aprobaron las cuentas de las temporadas 2017/2018 y 2019, lo que ahora se debate es si sigue teniendo validez el 82% de las acciones que el demandante compró al anterior presidente Raúl Moro (eso hacía de él el accionista mayoritario) antes de que ese porcentaje se redujera hasta el 10% después de que se ingresaran 1,3 millones de euros con motivo de una ampliación que fue impugnada.

Posteriormente fue Francisco Tornel el que, con la aportación de 200.000 euros se convirtió en el máximo accionista y meses más tarde el notario murciano llegó a la presidencia.

Madrugador -a las nueve de la mañana- llegó a la Ciudad de la Justicia el empresario mexicano, propietario de la empresa Iconos Nacionales y que reclama ser el dueño legítimo de la entidad. Minutos después entraron en el edificio los miembros de la delegación murcianisa, con el secretario Antonio Ruiz y el consejero Francisco Miró al frente. García de la Vega, representado por el abogado Agustín Amorós; y el club, con Antonio Rubio como letrado.

El primero en hablar, tras abrir la sesión De las Heras, fue Miró, quien expuso lo que sería una constante durante la hora y media larga de parlamentos. “Sin la ampliación de capital el Real Murcia no existiría hoy. Con la misma se pagó a los jugadores las nóminas que tenían atrasadas, se pagó a acreedores, entre ellos la Agencia Tributaria, y se pagó hasta la luz. De no haber tomado esa medida el Murcia hubiese sido un segundo caso Reus, un club al que habría sido disuelto”, expuso el consejero.

A continuación hizo acto de presencia en la sala, llamado como testigo, el que fuera presidente del club Víctor Gálvez, quien se hizo con el mando de la institución de manos de Raúl Moro después de que hubiese entrado en escena García de la Vega.

Tras dejar claro que no tenía “ningún interés” por favorecer a alguna de las partes, el dueño de Gálvez Brothers admitió haber comprado las acciones a Moro, anterior presidente y propietario de Corporación Augusta.

Gálvez, enfrentado con García de la Vega casi desde el mismo momento en el que éste pisó Murcia, respondió a las preguntas de Amorós recordando aquel episodio en el que faltó al respeto del mexicano en una rueda de prensa.

“No recuerdo haber dicho que García de la Vega entraría en el club por encima de mi cadáver, aunque si salió en la prensa sería así”, señaló este martes.

Además, apuntó que devolvió el club a la Plataforma de Apoyo al Real Murcia (PARMU) “porque es gente de aquí” y que era su pretensión que personas de la tierra estuvieran al frente de la entidad “y no dárselo de nuevo a Moro o a García de la Vega”.

Sobre la decisión adoptada en la controvertida asamblea del pasado año, la cual fue impugnada por García de la Vega, de aprobar la ampliación de capital Gálvez indicó que "no había más remedio que hacerlo así o disolver el club e hicimos lo correcto”.

También compareció ante la magistrada Stefan Settels, quien fue secretario y consejero del Murcia, y que incidió en lo mismo.

“Corporación Augusta tenía el 10% de las acciones, según el Consejo Superior de Deportes (CSD), y antes de que Gálvez saliera había 3.000 o 4.000 euros en caja, por lo que hacía falta ampliar capital y hoy podemos decir que gracias a ello las cuentas están mejor que el año pasado, pues se ha reducido deuda y se han incrementado los activos, aunque el Murcia sigue en causa de disolución”, apuntó Settels.

Las conclusiones extraídas por cada parte fueron explicadas por los abogados correspondientes. Amorós, contratado por García de la Vega, recordó que hay un laudo del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) que "acredita la propiedad del Murcia por parte de Iconos Nacionales porque se produjo la compraventa entre esa empresa y Corporación Augusta".

Además, calificó de "indebida" la denegación de la inscripción de la compañía de su representado y aclaró que "no se discute que hiciera falta ampliar capital en el Murcia, pero sí el modo de hacerla" y acusó a Gálvez de "tratar el Murcia como si fuera suyo y lo demuestra diciendo en primera persona que devolvió el club y negándose a inscribir a Iconos Nacionales en el libro de socios, lo cual es una golfada".

"Tampoco discutimos la gestión de los actuales gestores", añadió Amorós, quien recordó aquellas palabras de Gálvez en las que se dirigió a García de la Vega como "un mariachi que no tiene una mierda pinchada en un palo".

Aspaviento de García de la Vega

Mientras, Rubio, del Real Murcia, dijo que se debe desestimar la demanda y manifestó que García de la Vega "no puso ni un euro en los meses que estuvo en el club".

Ese comentario hizo que el mexicano se alterase e hiciera un aspaviento desde su asiento en primera fila, lo cual hizo que la jueza que instruye el caso le llamara la atención y le advirtiese que debería abandonar la sala si incidía en esa actitud. Fue el momento más tenso, si se puede decir así, de una vista tranquila y en la que el demandante se mostró sonriente.

Rubio insistió en que "el acuerdo de ampliar capital no es contrario a la Ley" e hizo un llamamiento para que el Murcia no fuese tratado como una mercantil al uso, pues es un club deportivo con "arraigo social".

Con las habituales y esperadas palabras ‘Visto para sentencia’ concluyó De las Heras la sesión, aunque lo esperado es conocer el veredicto que mantiene en vilo al mucianismo, a quienes más les interesa y les duele lo que le pase a un club centenario con una masa social de 11.000 abonados (récord histórico del equipo en Segunda B) y que sigue luchando por su supervivencia.


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