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Tribuna política / OPINIÓN

La política vintage

5/11/2021 - 

CARTAGENA. Todo pasa por la política. Cualquier aspecto de nuestras vidas, circunstancia, hecho o servicio que utilizamos ha pasado antes por un filtro político.

Hasta aquí nada nuevo, salvo que, a veces, podemos caer en el error de menospreciar o minusvalorar lo que implica decidir en qué manos dejas esas decisiones que cambian tu vida, desde lo más mundano a lo más trascendental, desde la ideología genérica a la gestión de tu ciudad.

En los últimos tiempos estamos viviendo una etapa política cuanto menos peculiar. El ciudadano, que debería ser el eje central en lo que se basan nuestros gobernantes, ha pasado a un segundo plano para volver a hablar de poder, cargos, sillones y sueldo. Cuando aquello que promulgaba el despotismo ilustrado de Rousseau "Todo para el pueblo pero sin el pueblo" parecía ya muy lejos, parece que lo volvemos a sentir bien cerca, una ‘política vintage’.

No exagero, lo explico con dos ejemplos muy recientes: En 2019, tres partidos (ninguno de ellos ganó las elecciones) se unieron para que el ganador no gobernara Cartagena, traicionando -al menos uno de ellos- a sus votantes y partido. En 2021, el Gobierno de la CARM (formado por una coalición de dos partidos que no ganaron las elecciones) se atrinchera ante una moción de censura pactada entre los ganadores y parte del Gobierno. Ante ello, el PP convence (no sabemos cómo) al número justo de diputados para que la moción no fructificara. ¿Qué había que defender? ¿La victoria en las urnas? No.

Todo esto, haciéndose valer de tránsfugas (término que define a aquellos cargos públicos que son expulsados de sus partidos -ya no representan a sus votantes- pero deciden no devolver su acta, que es personal e intransferible). Así que esos gobiernos que menciono como ejemplos se componen (en mayor o menor medida) de cargos que ya no representan a sus partidos. Está claro que la Ley actual les ampara pero, ¿y los ciudadanos? ¿Y la ética?

¿De verdad hemos normalizado esta situación del ‘todo vale a cambio de un sueldazo’? Miro atónito en las redes sociales esta nueva forma de hacer política (la del transfuguismo) y parece algo aceptado por la sociedad, algo que puede hacernos cómplices de estas conductas.

Veo a consejeros y consejeras, concejales y demás cargos tránsfugas, no adscritos a ningún partido, gobernando, decidiendo sobre nuestras vidas, acudiendo con invitación civil a actos y eventos públicos, además con la cabeza alta. ¿Bajo qué legitimidad moral? Repito, la ley les ampara pero nada más.

Si aceptamos esta nueva forma de hacer política admitimos también sus trampas (porque conocen la ley) y nos hacemos cómplices de sus ansias de poder y dinero. Que no te engañen, no les aceptes. Muy pronto, como también dice la ley, en nuestras manos estará poder cambiar esta injusta situación. Yo reivindico que vuelva la política basada en la atención al ciudadano, y nunca en el político, su sueldo y su sillón. No todo vale y mucho menos esta política vintage.

Ricardo Segado

Concejal de MC Cartagena

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