MURCIA. Con la época estival y el aumento de los baños en el mar se incrementa el riesgo de sufrir la picadura de una medusa. Por ende, la Consejería de Salud recuerda que este tipo de accidentes solo revisten gravedad en situaciones excepcionales y que, por lo general, solo resulta molesto o algo doloroso en algunos casos.
Así, los síntomas más recurrentes de las picaduras de medusa son ardor cutáneo, hormigueo, dolor punzante, inflamación, enrojecimiento de la zona y marcas al contacto con el tentáculo del animal. Excepcionalmente puede ocasionar síntomas más generales que pueden aparecer incluso varias horas después. Algunos son problemas digestivos, dolor de cabeza o espasmos musculares.
En casos más graves, la persona puede experimentar desorientación, dificultad respiratoria o, incluso, problemas cardiacos. Por ello, Salud recuerda que, en caso de aparecer alguno de estos síntomas, se debe contactar inmediatamente con un servicio médico de urgencias. También advierte de que la gravedad de la reacción depende, entre otros factores, de la susceptibilidad individual y de la especie de la medusa, aunque en nuestras costas es excepcional la presencia de especies peligrosas.
Asimismo, desde la Consejería recomiendan no limpiar la zona afectada con agua dulce para aliviar los efectos de la picadura de medusa, ya que se podrían romper las células urticantes y causar el efecto contrario. Por ello, advierten de que se debe usar agua salada o suero fisiológico y aplicar frío en la zona afectada durante al menos 15 minutos, sin aplicar el hielo directamente sino cubierto con algún paño o toalla.
En el caso de quedar algún resto de tentáculo adherido a la piel, se debe retirar con unas pinzas para no entrar en contacto con él. Además, recuerdan que las medusas arrastradas a la playa todavía podrían liberar aguijones venenosos al tocarlas, por lo que recomiendan no entrar en contacto con ellas.
Respecto al origen de las picaduras, explican que las medusas usan su veneno para protegerse. En los tentáculos disponen de aguijones microscópicos con vesículas que contienen el veneno y que liberan al contacto con la piel. En la mayoría de casos, este ejerce su efecto en la parte más superficial, pero también puede llegar al torrente sanguíneo en algunos casos.