El final de las sociedades argáricas supuso la revitalización de sociedades más colectivas

La oposición contra las desigualdades sociales, una batalla con mucha (pre)historia

17/07/2023 - 

MURCIA (EFE). La resistencia frente a las desigualdades sociales fue una práctica habitual ya en sociedades prehistóricas, en las que desde hace miles de años valores como la colectividad, la solidaridad o la reciprocidad fueron de forma prioritaria defendidos con éxito.

Estudios del Grupo de Investigación de la Universidad de Granada "GEA. Cultura material e identidad social en la Prehistoria Reciente en el sur de la Península Ibérica" dan buena muestra de esta realidad, tal y como ha explicado a EFE el catedrático Gonzalo Aranda, del Departamento de Prehistoria y Arqueología.

Esta situación no exenta de tensiones sociales comenzó a romperse en lo que conocemos como sociedades de la Edad del Bronce, con el caso más claro protagonizado en la península Ibérica por las denominadas sociedades "argáricas". Se trata de comunidades asentadas en el sureste peninsular -en las actuales provincias de Almería, Granada y Región de Murcia- hace unos 4.000 años y que protagonizaron diferentes cambios e innovaciones culturales.

Los nuevos rituales funerarios que empezaron a ser individuales se situaron en el interior de los poblados y presentaban una importante variabilidad en sus ajuares. De esta forma, había desde personas sin ningún objeto hasta aquellas -las menos- que acumulaban importantes cantidades de ajuares, entre los que destacaban objetos metálicos, muchos de ellos hechos en oro y plata de alto valor social.

Estas evidencias se han considerado como una clara manifestación de sociedades fragmentadas en clases sociales con fuertes desigualdades, ha indicado Aranda. Las investigaciones del GEA muestran que esta situación provocó, sin embargo, una "reacción de resistencia hasta ahora desconocida".

Los trabajos de investigación desarrollados en diferentes necrópolis megalíticas evidencian que, a la vez que comienzan los enterramientos individuales, se intensificó la reutilización de monumentos megalítcos típicos de las previas sociedades neolíticas y calcolíticas.

Especialmente significativo es el caso de la necrópolis de Los Eriales, situada en Morelábor (Granada), excavada a finales del siglo XIX y compuesta por 32 dólmenes, monumentos megalíticos formados por cámaras funerarias y en cuyo interior se hicieron enterramientos colectivos.

A partir del estudio de los restos humanos encontrados en varias de estas sepulturas, se ha datado mediante carbono 14 la fecha de muerte de las personas allí enterradas. Las dataciones así conseguidas muestran sorprendentemente que la actividad funeraria se desarrolló durante el Bronce argárico.

Durante este periodo coincidieron dos prácticas funerarias muy diferentes, una individual y novedosa y otra antigua y colectiva. El ritual, ha señalado el catedrático, enfatiza la individualidad y la desigualdad frente a otro que pone el acento en la tradición y en la colectividad.

Fuerte oposición a la desigualdad

"Los intentos de consolidar relaciones sociales desiguales se habrían topado con una fuerte oposición, que habría encontrado en la reutilización de espacios rituales colectivos el escenario perfecto para manifestar su resiliencia", ha explicado.

La escala e intensidad alcanzada en la reutilización de sepulturas megalítica puede considerarse, por tanto, la expresión material del rechazo a las desigualdades sociales, que fue "exitoso" si se tiene en cuenta la vuelta a formas organizativas mucho más colectivas que caracteriza a las sociedades de "posargáricas".

El final de las sociedades "argáricas" hace unos 3.500 años supuso la revitalización de sociedades más colectivas y aquí, de nuevo, la reutilización de sepulturas megalíticas se mantuvo como un aspecto cultural de enorme relevancia.

"Tal y como ejemplifican las sociedades de la Prehistoria Reciente peninsular, el desarrollo de sociedades mucho más igualitarias no solo es deseable sino también posible", ha concluido este experto.

Una realidad que evidencia, lejos de lo que pudiera pensarse, que la resistencia frente a las desigualdades sociales representa una lucha con mucha (pre)historia.


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