CARTAGENA. Los principales actores del mercado inmobiliario tienen clara la fórmula para poner solución al problema de la vivienda en la Región. “Son necesarias más viviendas”. En lo que va de año, según datos del Ministerio de Agenda Urbana, se han construido 61 viviendas más que las construidas en 2022 en el mismo periodo (de enero a mayo, últimos datos registrados). Un 4,5% más. Cifras insuficientes ante la alta demanda que necesita la Región.
Y es que, como señalaba recientemente un informe de Uve Valoraciones, encontrar una vivienda en la Región ahora mismo es casi un acto de fe. La Región tiene un déficit de vivienda de cerca de 27.000 viviendas, un 3,17% sobre el parque de viviendas actual. La tasa de ocupación de la vivienda en la Región es del 89,8%, aunque esto no quiere decir que todas las viviendas vacías estén disponibles en el mercado inmobiliario.
Todo ello dificulta la emancipación en la Región para la juventud, y por extensión en el resto de España, que sigue siendo muy difícil. Así se desprende de la última edición del Observatorio de Emancipación elaborado por el Consejo de la Juventud de España (CJE). Según desprende este informe, solo el 18,7% de los jóvenes de la Región, entre los 16 y los 29 años, estaban emancipados a cierre del pasado 2022. Con todo, está casi tres puntos por encima de la media estatal, que se encuentra en el 15,9%.
Un problema que se reproduce en el resto del país. España es uno de los países europeos donde más ha empeorado la emancipación juvenil en los últimos años. Un problema que la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) analiza en su último estudio.
La conclusión del informe es que el principal obstáculo para que los jóvenes puedan dejar el hogar familiar es la falta de vivienda de alquiler en el mercado, por encima de otros factores como el empleo. “La escasez de vivienda asequible está causando gran preocupación entre los jóvenes y sus familias, convirtiéndose en uno de los principales temas de debate público. Esta situación tiene además consecuencias perceptibles en la integración en el mercado laboral, la movilidad y la inserción social en general. La dificultad de los jóvenes para encontrar una vivienda –y así emanciparse del entorno familiar– contribuye también a explicar la baja tasa de natalidad, según diferentes estudios”.
Funcas recuerda que la edad de emancipación en España se situó en 2022 en 30,3 años, frente a los 26,4 años en los que se sitúa la media de la UE. En el caso doméstico, la edad ha ido aumentando con el paso de los años (en 2006 se encontraba en 28,7 años), mientras que el promedio comunitario ha descendido ligeramente (26,8 años en 2006).
Por otro lado, y citando cifras de Eurostat, en España el 46,3% de los jóvenes de entre 25 y 34 años residía con sus padres en 2022, casi 10 puntos más que hace una década (36,6% en 2011). En cambio, solo el 30% de los jóvenes europeos comprendidos en dicha franja de edad vivía en el hogar familiar el año pasado. “El elevado volumen de demanda latente que proviene de jóvenes que no pueden emanciparse, unido al incremento continuo de los precios, apunta a la escasez de oferta como principal escollo. Tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, la construcción de inmuebles residenciales se ha expandido a un ritmo inferior al de la demanda. Desde 2015, se han iniciado una media de 75.000 viviendas cada año, frente a casi 120.000 nuevos hogares que se formaron anualmente durante el mismo periodo. Además, la oferta ha tendido a concentrarse en el segmento de la vivienda en propiedad, algo que perjudica especialmente a los jóvenes”, sostiene el documento.