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Peatones y ciclistas podrán estrenar este nuevo recorrido de cerca de medio kilómetro antes del verano

La nueva senda peatonal que integra las construcciones defensivas hasta Cala Cortina, a punto para abrir al público

30/03/2024 - 

CARTAGENA. La nueva senda peatonal que integra las construcciones defensivas hasta Cala Cortina está a punto de abrir al público después de meses de obras. El vicepresidente de la Autoridad Portuaria de Cartagena - entidad que es la que ha llevado a cabo la intervención-, Pedro Pablo Hernández, prefiere ser cauto y no poner fecha para esta inauguración, aunque las obras están muy avanzadas y a lo largo de esta primavera los usuarios -peatones y ciclistas- podrán estrenar este nuevo recorrido de cerca de medio kilómetroEsta actuación está enmarcada dentro del proyecto 'De Faro a Faro' y permitirá poner solución a uno de los problemas de accesibilidad que presentaba Cala Cortina y, al mismo tiempo, potenciar un entorno de alto valor patrimonial como son las antiguas Baterías de Costa.

Es un recorrido de 500 metros lineales hasta la playa urbana. De esta manera, los ciudadanos podrán divisar el entorno de las baterías de San Isidoro y Santa Florentina, así como las de Santa Ana y Santa Ana complementaria mientras pasean o realizan deporte.

El proyecto de la Autoridad Portuaria, en colaboración con el Ayuntamiento está a punto de culminarse. El objetivo de la senda peatonal hacia Cala Cortina es llevar a cabo una actuación de mejora del entorno, estableciendo otra opción de accesibilidad además de las escaleras de acceso hacia Cala Cortina.

Entre las actuaciones que se han llevado a cabo, se está mejorando la pavimentación, corrigiendo desniveles y colocando nuevos adoquines sobre una base de zahorra artificial. También se renovarán las talanqueras, es decir, las protecciones de terraplenes, y se reforzará la iluminación.

Asimismo, la zona contará con un sistema de vídeo vigilancia para controlar y actuar ante posibles actos vandálicos en la zona. Los trabajos también incluirán la plantación de vegetación, concretamente mil ejemplares, así como un nuevo tramo de acera, para conectar directamente la senda con Cala Cortina. Se trata de un proyecto sostenible, ya que se ha usado plástico reciclado para elementos como papeleras, mobiliario o cartelería, entre otros.

Principalmente, se potenciará la seguridad de la zona con la renovación de las talanqueras de madera que se encontraban deterioradas y con la mejora de la iluminación durante todo el itinerario para otorgar una mayor visibilidad.

Destaca además la instalación de un sofisticado sistema de videovigilancia que ayudará a controlar y prever posibles actos vandálicos en la zona. Esta vía amable se completará con un sendero de vegetación autóctona, con plantación de pinos carrascos en los alcorques y parterres de tipo arbustivo.

Un poco de historia

Los primeros intentos conocidos encaminados a la construcción de una batería en la estratégica punta portuaria de Santa Ana se sitúan en el primer tercio del siglo XVII, aunque finalmente el fuerte no quedaría levantado hasta 1702. Se convirtió entonces en un elemento clave en las fortificaciones de Cartagena, por lo que fue rehabilitada durante las obras dirigidas por el ingeniero militar Esteban de Panón, en torno a 1740.

Por aquellas fechas, la relevancia de la ciudad portuaria era ya muy considerable para las maniobras políticas de la Monarquía, lo que se tradujo en la construcción de un gran arsenal en el interior de la dársena, que requirió pronto unas defensas eficaces frente a un ataque naval.

En esta fecha se construyeron las baterías de San Isidoro y Santa Florentina, dos plataformas artilleras que, por su proximidad y su unión por una cortina, funcionaron como una sola unidad de fuego. Las baterías fueron ampliamente reformadas conforme a los proyectos que surgieron con el Plan de Defensa de 1860. En 1895 la batería de Santa Ana Acasamatada quedaba terminada, disponiéndose su artillería en el interior de las seis casamatas, circunstancia que le daría el nombre para diferenciarla de un nuevo emplazamiento artillero situado muy cerca, que pasó a llamarse Santa Ana Complementaria.

En 1901 finalizaron, por su parte, las obras de San Isidoro y Santa Florentina, a falta de unas piezas de artillería que jamás llegaron a montarse.

Precisamente fueron esos mismos avances en los artefactos bélicos, fruto de la revolución industrial, los que dejaron a este importante punto de las fortificaciones cartageneras completamente desfasado en muy pocos años. No obstante, por su notable capacidad, el edificio fue destinado a alojamiento militar durante un breve espacio de tiempo, pasando a ser luego depósito de municiones, hasta quedar sin uso en 1997 junto con el resto de baterías.

Las baterías están declaradas Bien de Interés Cultural por la Disposición Adicional Segunda de la Ley 16/1985, de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español. En la actualidad, las baterías están cedidas por Defensa a Costas, pasando este organismo a gestionar la misma.


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