CARTAGENA. Cemex y su proyecto para extraer puzolana -mineral para elaborar cemento- ya es historia en el Campo de Cartagena, más concretamente en la zona Oeste. En este relato de acontecimientos ha sido fundamental la movilización popular que se ha generado durante los últimos meses entre los vecinos de la zona, incapaces de creer que la historia, como ya sucedió en otra época y en otra zona minera del Campo de Cartagena, pudiera volver a repetirse.
La cementera aduce, para desechar definitivamente sus intenciones, que no está "suficientemente asegurada la viabilidad técnica y económica de una futura explotación de puzolana". Pero, además, y a pesar de sus reiteradas invitaciones a vecinos y asociaciones vecinales para explicar y mostrar su proyecto, nadie quería junto a sus casas o su campo cómo esta zona de cultivo de secano sufría las consecuencias que puede conllevar una explotación minera de esta magnitud. Nadie quería ver, junto a sus cultivos barrenas, voladuras, bulldozer, molinos trituradores y transporte pesado constante por las deficientes carreteras.
Los vecinos dijeron no y se hicieron notar a través de reuniones, manifestaciones y recogida de firmas. "Actividades mineras en Áreas Rurales de Especial Sensibilidad Ambiental y Social, de ser permitidas, acabarán por destruir entornos de gran valor ecológico, erradicarán actividades primarias, forzarán la despoblación y la pérdida de un gran patrimonio etnográfico y lo más preocupante, la degradación y transformación del suelo", explicaron en un contundente mensaje enviado a los medios de comunicación.
Recordaron, además, que el Oeste de Cartagena es un equilibrio entre naturaleza y sus pobladores, rico en biodiversidad y en patrimonio cultural e inmaterial, que apuesta a favor del desarrollo sostenible, del empoderamiento del mundo rural y rechaza iniciativas que los pongan en peligro, tales como las que pretendía la cementera.
Los habitantes de esta zona singular del municipio han apostado por el Desarrollo de un Plan de Dinamización que pudiera dotarla de medidas orientadas al desarrollo de actividades emergentes y sostenibles como son el turismo rural, de naturaleza, deportivo, el fomento de las energías renovables y la realización de actividades compatibles ecológicas, pero siempre con el objetivo principal de "preservar sus valores ambientales, paisajísticos y etnográficos, siguiendo como principio de desarrollo la regeneración y rehabilitación".
Visto lo visto, estaba claro que iban a luchar, como así lo hicieron, con todas sus fuerzas para que la administración municipal tuviera que decantarse por una u otra opción. Y la administración se pronunció: "Los valores ambientales y las afecciones sobre núcleos rurales aconsejan ampliar la protección contra explotaciones mineras a todo el ámbito de la zona oeste de Cartagena sobre el que existe autorización de prospecciones", anunció de forma rotunda la alcaldesa de Cartagena, Noelia Arroyo. De esta manera anunció que se blindará en el nuevo Plan General de Ordenación Urbana toda la zona propuesta para catas con una protección que impedirá la apertura de minas.
De esta manera, el pasado 5 de septiembre, Cemex comunicó que suspendía temporalmente las actuaciones relacionadas con el permiso de investigación 'Paola I' en el Oeste de Cartagena, para replantear su alcance. Dicha decisión se produjo tras conocer la nueva información urbanística de la que no tuvo constancia en 2018, año en el que inició los trámites para la obtención de dicho permiso de investigación.
"Una vez finalizado el análisis de la nueva situación, la compañía considera que no está suficientemente asegurada la viabilidad técnica y económica de una futura explotación de puzolana y, en consecuencia, Cemex no continuará con el proyecto de investigación Paola I", dice la cementera para descanso de los vecinos y alegría de un movimiento que, esta vez al menos sí, ha conseguido gracias a su tenacidad, empeño y obstinación, enseñar la puerta de salida del Campo de Cartagena.