Yolanda Díaz, en Murcia. Foto: OMEGACARTAGENA. Una de las consecuencias más relevantes de la moción de censura planteada por Vox y protagonizada por Tamames fue contemplar al presidente Sánchez ungir a Yolanda Díaz como lideresa de los izquierdistas. Aunque poco comentado, al tibio le resulta muy llamativo que Sánchez nunca pida una mayoría suficiente para que el PSOE gobierne en solitario. De proclamar que no podría dormir (y muchos españoles tampoco, añadió) si gobernase con Podemos y que no iba a pactar con Bildu (y podía repetirlo veinte veces, confirmó) ha pasado a considerarse el jefe de una coalición estable, en la que el PSOE es solo uno de sus componentes. Para que él pueda seguir gobernando, dedica más tiempo a explicar que la unión de los izquierdistas es prioritaria que a pedir el voto para el PSOE. Extraordinario.
"¿quién es Yolanda? Su historial político nos revela dos invariantes"
Llevado por esa preocupación por sus aliados, ha confiado a Yolanda la tarea de aportarle suficientes diputados para, junto con los separatistas, investirlo de nuevo presidente del Gobierno nacional. Pero ¿quién es Yolanda? Su historial político nos revela, según una expresión acuñada por Julio Anguita, dos invariantes: siempre ha ido en un puesto de salida (preferentemente, la primera) en una cierta diversidad siglas y siempre ha contado con el apoyo de algún hombre políticamente influyente. Lo que otros llamaban transfuguismo, en su ámbito era leer la coyuntura, según interpretó Llamazares; lo que en otros sitios era machismo, en su caso era excelente capacidad de relacionarse, Llamazares dixit. Y ahora, al frente de Sumar, Yolanda ha vuelto a mostrar su excelente capacidad de trabar relaciones (su actual tutor es Sánchez) y su habilidad para leer la coyuntura (ahora engañar a Podemos).
Ha declarado Yolanda que nadie se gana la confianza del pueblo hablando de las listas (electorales; no de PAM) y que las listas no le interesan a nadie. Bueno, a nadie menos a ella, que siempre se las ha apañado para asegurarse un buen puesto. Repasemos su biografía política.
Hija de un sindicalista de Comisiones Obreras, Yolanda empezó su exitosa carrera política como abogada laboralista (¡como Felipe González!) en Ferrol. No obstante, se dedicaba más bien a buscarse un hueco en la política institucional. Eso era hacia 1998 y todavía se encontraba Gerardo Iglesias al frente de IU.
Protegida por el líder comunista Miramontes, se convirtió en candidata a la Alcaldía por Esquerda Unida, pero no logró entrar en el Ayuntamiento. Era 1989 y ya había accedido Anguita al puesto de coordinador de IU. Antes había promovido un movimiento político basado en la teoría de las dos orillas: en una orilla estaban el PSOE y el PP y en la otra orilla Convocatoria por Andalucía (un remedo de esa idea era el lema fundacional de Podemos: ¡PSOE, Pepé, la misma mierda es! De hecho, hablaban del PPSOE).
Repitió su apuesta Yolanda en 2003 y logró dos concejales. Por entonces Gaspar Llamazares había desplazado a Anguita al frente de IU. Y, ya se sabe, gallegos y asturianos, primos hermanos. Así que no tardó la abogada gallega en establecer buenas relaciones políticas con el médico asturiano. Seguía con su método de apoyarse en algún influyente hombre que la promocionase. Antes había sido Miramontes y ahora era Llamazares.
En 2007 Yolanda repitió de candidata a la Alcaldía. Lo que en otros ámbitos era aferrarse al puesto (tres veces seguidas candidata), en el suyo era una "firmeza" que Llamazares elogiaba. Esta vez pactó con el PSOE para entrar en el Gobierno municipal. Al carallo la teoría anguitista de las dos orillas. Empezaba su capacidad de leer la coyuntura.
Hacia 2008 entró Cayo Lara a suceder a Llamazares en IU y poco después Yolanda rompía el pacto con el PSOE, ante la desesperación de su alcalde. Había descubierto Yolanda la Alternativa Galega de Esquerdas (AGE), liderada por el histórico separatista Beiras, y se apuntó al invento. Es más, logró formar parte de la docena de diputados autonómicos de AGE. Seguía sabiendo leer la coyuntura. Y seguía apoyándose en algún padrino: de la protección de Miramontes a la de Llamazares y ahora a la de Beiras.
En esa campaña había intervenido Pablo Iglesias de asesor, con quien Yolanda estableció buenas relaciones políticas. Es fácil adivinar lo que venía: aliarse con Iglesias y fundar las Mareas Gallegas, que conquistaron las alcaldías de varias ciudades importantes. Las siglas se sucedían, pero no le bastaba. Fiel a su estilo, para entrar en el Congreso español rompió con las Mareas y fundó Galicia en Común, ante el supino cabreo de Beiras. A esas alturas, el comunista Miramontes, el alcalde socialista de Ferrol y el separatista Beiras coincidían en que Yolanda era poco de fiar: pacto que hacía, pacto que rompía. Eso sí, siempre salía ganadora porque sabía leer la coyuntura.
Una vez diputada y con el apoyo de Iglesias (¡su nuevo tutor!), entró en el Gobierno nacional. Impresionante. Pero no había acabado ahí su triunfal sucesión de lecturas de la coyuntura. Nominada digitalmente por Iglesias, Yolanda se convirtió en la candidata de la extrema izquierda española para las próximas elecciones nacionales. Y, de nuevo fiel a su estilo, se desentendió de Podemos y fundó Sumar, que presentará mañana, Domingo de Ramos. Ahora es el presidente Sánchez quien la apoya y ahora es Iglesias el que se siente traicionado. Uno de los misterios de esta historia es por qué Iglesias, tan avezado en pugnas políticas, no se había dado cuenta de cómo solía actuar Yolanda. Hay quien dice que le daba vergüenza proponer a Montero, su esposa, pero hasta entonces siempre había promocionado a sus amantes y le había dado buen resultado. ¿Por qué esta vez Yolanda?
Ya se le ha hecho tarde para corregir. Es obvio que Yolanda ha prescindido de Iglesias y se ha refugiado en Sánchez. Incluso el ministro Garzón, de IU, se ha permitido amonestar a Iglesias: ¡deja de degastar a Yolanda!, le ha dicho. La pregunta del millón es ¿logrará Yolanda triunfar también en esta nueva lectura de coyuntura o presentará Podemos su propia lista y que Yolanda se las apañe con Errejón? Nadie lo sabe. Solo se sabe que, leyendo la coyuntura, Yolanda ha pasado de oponerse a la OTAN a apoyar a Ucrania en su guerra contra Rusia. No le importarán las listas, pero lista es de sobra.
JR Medina Precioso
