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Crónicas de una región misteriosa

La langosta de oro, el misterioso amuleto que protegía a los lorquinos de las plagas

21/07/2024 - 

MURCIA. La leyenda de 'la langosta de oro' la tenemos atestiguada desde hace milenios, cuando la ciudad de Lorca era uno de los centros de producción de cerámica islámica más importantes del Reino de Murcia. Siguiendo a Fontela nos encontramos con unas breves referencias a la existencia de este amuleto en alguna de las iglesias de la ciudad. Dice así:

"Ahmad Ben Umar nos refiere una noticia de que los habitantes de Lorca cuentan que en el interior de una iglesia había una langosta de oro que actuaba a modo de talismán para las langostas. No supieron de ellas en las tierras mientras existió aquella langosta allí, hasta que fue robada y, a partir de aquel año, aparecieron las langostas, subsistiendo la plaga en aquellos campos hasta el momento presente".

El momento presente al que se refiere el texto es entorno al siglo X-XI, siendo este uno de los relatos que más fueron repetidos y adaptados por diferentes cronistas andalusíes como Al-Udri o Al-Himary, quienes no llegan a aportar nada nuevo sobre este hecho extraordinario (López Subirats):

"Con frecuencia esta vega se ve afectada por plagas de langostas que dejan huellas de su paso. La gente de Lorca refiere que en la iglesia principal había una langosta de oro que servía de talismán para la plaga, y que no conocieron dicha plaga mientras aquel talismán estuvo allí, hasta que lo robaron, y aquel mismo año apareció la langosta, y así hasta ahora". Al-Udri (siglo XI)

Las plagas de langostas , así como las enfermedades de ganado, eran bastantes más corrientes de los que en un primer momento podemos llegar a pensar. En tiempos más modernos, bajo la cultura cristiana, se hubieran sacado a diversos santos en rogativas para pedir su intercesión por la extinción de un determinado episodio de plagas o enfermedades. En los momentos históricos en los que aparece esta leyenda y tradición nos encontramos con una cultura en donde los hados de los elementos vitales y seres intangibles se hacen presentes, como pudiera ser los hados del agua. Es en este sentido en el que hemos de entender que se le dotaba de carácter extraordinario a la plaga de langostas, por lo que mediante un objeto místico se podrá intentar mantener controlada esta realidad, como se desprenden de las crónicas, en donde no se expresa la desaparición de las plagas, sino el control de las mismas.

El hecho de que sea de oro lo encontramos por el color de la luz, del sol, un elemento que dota de poder y protección a quien lo posee y que lo podemos encontrar con esta interpretación en la mayor parte de las culturas.

Otro elemento que nos llama la atención es el lugar donde supuestamente estaba esta insecto de oro, al que muy posiblemente se le rindiera culto de alguna forma; no oficial pero sí oficioso, siendo lugar de peregrinación para ofrendas con el objetivo de que las langostas no aparezcan en la ciudad y generen el caos, pues si no hay cereal no hay alimento para animales ni humanos, provocando pues una crisis de subsistencia de difícil control y solución. En los documentos este entorno es denominado 'iglesia principal' lo cual nos hace pensar que pudiera tratarse de una de las mezquitas de la antigua ciudad islámica de Lorca (no olvidemos que estos documentos están traducidos e interpretados por cristianos). Muy posiblemente y, siguiendo la historia de otros lugares de la Región de Murcia, las crónicas se refieran a la actual Iglesia de Santa María, ubicada en una de las zonas altas de la ciudad, próxima al Castillo. La advocación a María ya nos pone tras la pista ya que era muy habitual que las antiguas mezquitas fueran convertidas en templos cristianos bajo el nombre de María. De esta manera se encuentra la Iglesia de Santa María La Vieja en Cartagena o la propia Catedral de Murcia.

Existe en la tradición oral una pequeña leyenda por la que esta langosta de oro estuvo perdida por mucho tiempo y que eso llevó a años en donde diferentes plagas azotaron la ciudad, llegando incluso a estar siglos enteros sin tener noticias del preciado amuleto. Será en el siglo XVII cuando vuelven a presentarse noticias sobre él relacionadas con el Palacio de los Condes de San Julián, quienes, en ocasiones, exponían el objeto en la Iglesia de San Mateo. Este hecho es de difícil comprensión pues el propio obispado nunca aceptaría un objeto no relacionado con la tradición cristiana y de origen pagano. Tal vez y en contadas ocasiones sí es posible que fuera expuesto en lugares no privilegiados dentro del templo por el arraigo y la creencia popular de unas gentes que estaban convencidos, desde siglos y generaciones atrás, que ese objeto áureo podría proteger, de alguna manera intangible, las tierras fértiles de las que dependían sus vidas.

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