CARTAGENA. Han sido dos años de restricciones, cierres parciales, cierres totales y mucho trabajo de supervivencia. La hostelería de la Región ha tenido que ir adaptándose a las distintas restricciones que ha ido imponiendo el gobierno regional con el objetivo de contener las distintas olas de contagios que ha traído la covid-19. Superada la sexta ola, con la vacunación en niveles cercanos al 100% de la población, respiran los hosteleros ante un futuro esperanzador.
Sin las restricciones que han gobernado la vida de los ciudadanos durante los últimos dos años con mayor o menor severidad, los restaurantes y bares ya pueden ofrecer un 100% del aforo sin ningún tipo de restricción. "Ya antes del fin total de las restricciones había mucho movimiento. Estamos muy contentos. Se nota el aumento del consumo", afirma Jesús Jiménez, presidente de HoyTú, la patronal de los hosteleros de la Región de Murcia. Durante este tiempo, unos 1.900 negocios bajaron la persiana ante la imposibilidad de seguir activos sin capacidad de tener ingresos. Esa cifra supone el 25% de los establecimientos existentes y las pérdidas de la hostelería regional han superado los 740 millones de euros.
Con la normalidad devuelta en el día a día de estos negocios, el sector observa el comportamiento de la clientela para así adaptarse a lo que demanda. Los horarios habituales, más bien tardíos en el 'reloj social' de la ciudadanía, parecen haber cambiado. "Antes lo normal era que el lleno para cenar fueran más bien las diez de la noche, y ahora sobre las nueve tenemos gran parte del aforo ocupado", señala Jiménez. También esperan que poco a poco vuelva la costumbre de desplazarse a municipios cercanos para probar la oferta gastronómica, señal que ha sucedido en otras opciones de ocio como el cine, que todavía no ha terminado de recuperar a la clientela habitual de antes de la pandemia. "Ese sector de la población que solía desplazarse a los restaurantes de aquí, como los de la Vega Baja, aún no los hemos recuperado", explica Jiménez.
Otro punto para debatir es el de las terrazas. Esperan los hosteleros poder mantener las terrazas sin entrar en conflicto con los vecinos. "Debemos encontrar una solución entre vecinos y hosteleros. No entendería que no llegáramos a un acuerdo. Porque no es solo una cuestión atractiva para los turistas. Es que la mayoría de los ciudadanos se sienten mejor en exterior que en interior. La población de más de 40 años todavía es reticente a consumir en el interior", afirma Jiménez. Con los últimos coletazos del invierno, la hostelería sonríe de nuevo.