CARTAGENA. La junta directiva de la Hospitalidad Santa Teresa de Cartagena, cuya labor es la de ofrecer un lugar donde las necesidades básicas de personas en exclusión social puedan verse satisfechas íntegramente, ha tomado la decisión de no acoger a más personas 'sin techo' hasta que el coronavirus no comience a remitir.
Aducen que esta decisión, que para muchos puede resultar un tanto controvertida, viene motivada porque lo primero que quieren es proteger la salud de los residentes -alrededor de 25- trabajadores y voluntarios, ya que se desconoce la procedencia de muchos de los sin techo que acuden cada día al centro.
"Es algo coyuntural", aseguraba el director del centro, Vicente Villar, que añadía que han decidido prohibir el acceso hasta finales de este mes de marzo. Entre cinco y ocho personas acuden cada día al centro, que está ubicado en el Barrio de San Antón, donde "son cubiertas todas sus necesidades: tanto alojamiento, como atención, comidas o aseo personal", explica Villar, quien añade que las personas sin hogar no suelen tener estancias que se prolonguen más de 24 o 48 horas y muchas son también las que no vuelven, de ahí la determinación, a falta de conocer su situación, de cerrar las puertas de la Fundación.
Atienden a transeúntes, inmigrantes y personas sin techo, todos ellos con características comunes: desarraigo, carentes de medios económicos, falta de hábitos normalizados en su comportamiento, en paro, que transitan de un lugar hacia otro; personas en exclusión social y con alto grado de vulnerabilidad. También cuenta con un comedor social en donde se atienden una media anual de 250 personas y 700 más que retiran alimentos.
