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dedica 21.000 hectáreas al cultivo de almendros

La floración del almendro tiñe Mula de blanco y rosado en un espectáculo cada vez más turístico 

Fotos: MARCIAL GUILLÉN (EFE).

24/02/2024 - 

MURCIA (EFE). Cada mes de febrero, el municipio de Mula, en el centro de la Región de Murcia, se tiñe de blanco y rosado: sus casi 21.000 hectáreas de almendros se cubren de flores en la que es la primera floración del año de toda Europa, un espectáculo mágico que atrae a cientos de turistas y que es un revulsivo en la vida y la economía local.

En un municipio en el que casi dos tercios de su economía se sustentan en el sector agrario, el almendro tiene un papel protagonista y supone en torno al 30 por ciento de la producción de su tierra, en la que abundan también los cítricos, los frutales de hueso y, más residualmente, el olivo y la vid.

De hecho, Mula (17.000 habitantes) es la localidad española que mayor superficie de terreno dedica al cultivo del almendro en sus diferentes variedades, casi en su totalidad, en plantaciones de secano, que ofrecen a la vista una imagen que roza lo irreal, la de árboles cargados de flores abriéndose paso en una tierra árida, seca, desértica.

Es un paisaje de grandes contrastes donde el blanco y rosa de las flores choca con los tonos ásperos y duros de la tierra, pero también con los verdes de la huerta, como denominan los muleños a las plantaciones de frutales, con los brillos de Sierra Espuña, el principal macizo montañoso de la comunidad autónoma, y la paleta multicolor de las casas tradicionales y palaciegas que forman el casco histórico de la ciudad.

El valor productivo del almendro es incuestionable, pero el ayuntamiento ha querido en los últimos años darle además otro turístico y cultural, convertirlo en una seña de identidad: “El mejor producto que tenemos hay que ponerlo en valor, apostar por mostrar todo el potencial que tiene”, resume el alcalde, Juan Jesús Moreno.

Hace ya un par de años que junto a su equipo comenzó a trabajar por dar un enfoque más allá del agrícola al almendro, pero ha sido este 2024 cuando se han volcado en una gran campaña promocional regional, MulaFlor, que incluye rutas guiadas, actividades para niños, eventos culturales, talleres e iniciativas arraigadas en la tradición folclórica, como los encuentros de cuadrillas, detalla la responsable de la oficina de turismo, Ana López.

Con el programa de actividades en su recta final (arrancó el 3 de febrero y concluirá el próximo 3 de marzo), su éxito es incuestionable: en lo que va de año han pasado por Mula unos 10.000 visitantes, los mismos que en todo 2023 y 10 veces más que los que disfrutaron de la floración el pasado año, explica a EFE la concejala de Turismo, Alejandra Martínez.

En su opinión, “la influencia de la nueva perspectiva y puesta en valor del turismo a través de MulaFlor ha sido increíble” e inicia una consolidación de Mula como “gran destino turístico” de interior gracias no solo a la floración, sino también a su “patrimonio, cultura, gastronomía y naturaleza”.

Para el alcalde, esa popularidad ganada con la floración tendrá consecuencias directas en todas las demás facetas de la vida de Mula: “Un municipio de interior en una comunidad de costa tiene que buscarse la vida para darse a conocer. Si conseguimos atraer turismo, genera un impulso de la hostelería, de las casas rurales. De la mano mejora también el comercio y, por qué no, puede incentivar a otras empresas a instalarse en la zona y a abrir nuevos negocios”.

Se trata de diversificar la economía ante un panorama de cambio climático y de sequías cada vez más acusadas que dificultan el modelo productivo del secano, como explica a EFE Cristóbal Fernández, un agricultor que tiene en el municipio 120 hectáreas de almendros, además de fincas de albaricoque y melocotón.

“En condiciones normales, una hectárea de almendro de secano produce unos 800 kilos de almendra, contando la cáscara. Cada uno dará unos 250 o 300 gramos de almendra ya pelada. Pero es que no estamos en condiciones normales. Desde mayo (de 2023) no ha llovido ni un día. La almendra no crece, da muy poco rendimiento, y los árboles se secan”, explica.

Son condiciones en las que difícilmente se puede competir con otros productores: el principal del mundo es California, en Estados Unidos, donde el almendro se cultiva con regadío y la producción es de 2.000 kilos por hectárea. “De pepita, ya sin cáscara”, puntualiza Fernández.

Ese país produce en torno al 80 por ciento de la almendra que se consume en todo el mundo y España un 10 por ciento, con el resto repartido entre Australia, Italia, Turquía o Túnez, entre otras naciones.

Por eso, Fernández ve con buenos ojos la apuesta por dar a conocer el almendro desde el punto de vista turístico, ya que aunque no deje un rendimiento económico directo, ser un fenómeno conocido beneficiará a largo plazo al mantenimiento de los cultivos y a la riqueza en general de la zona.

Una idea que comparte el alcalde, que insiste en que “muchas veces nos vamos a visitar otras ciudades, otros países, y no conocemos nuestro propio patrimonio”.

“Partiendo de la floración, queremos también hacer pedagogía para que todos puedan conocer ese potencial que tiene cohesionar la agricultura, el turismo, el patrimonio, la naturaleza y la gastronomía”, resume. 

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