situado en la palma de cartagena

La Finca Moncada recupera un espacio de 1936 para vivir 'experiencias' gastronómicas

26/01/2025 - 

CARTAGENA. En los últimos tiempos el ocio alrededor de la comida se ha expandido como la espuma y ha ascendido en las prioridades de los clientes. Comer ya no es solo sentarse a la mesa. Muchos clientes demandan experiencias que vayan más allá de la comida. Por supuesto, demandan un buen plato y una buena materia prima, pero también valoran el entorno, el servicio y el concepto de la cita.

Moncada Espacio Gastronómico, dirigido por los hermanos Hernández Miralles, Fátima y Álvaro, surge de la oportunidad que, muchas veces, ofrece el perder un trabajo. "Álvaro es cocinero, trabajaba en Castellón, se queda sin trabajo y la idea siempre había sido montar algo en Cartagena, pero quedaba todo muy lejano. Entonces cuando llega el covid se queda sin trabajo. Él era profesor en un máster de gastronomía. Mi madre se tira a la piscina un poco y comienza a hacer la reforma de la casa. No fue fácil porque el inmueble estaba ruinoso y además había okupas. Se inicia el proyecto con el arquitecto Pencho Avilés, se reconstruye entera, y se mantiene la estructura de la casa. Fue un largo camino de trámites administrativos. La casa está protegida por la Mancomunidad y no se ha podido tocar nada", cuenta Fátima.

           

“Esta finca, en 1936, la había comprado mi bisabuelo para estar a salvo durante la guerra civil. La finca Moncada le debe su nombre a una uva que se cultivaba aquí con ese nombre”, añade Álvaro. “Como te decía, se termina la obra, pero no tenemos muy clara la idea. Surge un evento, un cumpleaños de 120 personas y a partir de ahí empezamos a recibir eventos. Y hasta hoy”, completa Fátima la historia del negocio.

Tenemos eventos casi todos los fines de semana. Hacemos también talleres para adultos y niños. La idea más allá de una buena comida es crear experiencias gastronómicas. Todo es previa reserva. El mínimo es de 10-12 personas. Trabajamos más o menos 6-7 personas, a veces más dependiendo del evento”, apunta Álvaro. “El menú es cocina de temporada e individualizado. En ocasiones también enviamos un menú y a partir de ahí elaboramos algo más personalizado. Hay clientes que buscan experimentar con la cocina y probar sabores nuevos, y a partir de nuestra carta sugiere cambios”, señala Fátima. “Concretamos un horario, pero tratamos de que se viva una experiencia para pasar el día aquí. Como si estuvieras pasando el día en tu casa de campo. Ese es el concepto”, añade.

            

Los menús cuestan alrededor de 42 euros, donde se incluye la bebida. La idea en un futuro, cuentan los hermanos, es que, dentro del precio, se pueda incluir el desplazamiento. “Lo hemos hecho alguna vez ya. Contamos con un taxi de 8 plazas. En ese sentido intentamos adaptarnos”, señalan.

“Este fin de semana hemos realizado un menú con gazpacho manchego y calçots. También queremos hacer un curso de cocina healthy donde elaboraremos tartar, ceviche, pokeballs, por parejas con un concurso. Una idea que tenemos también es elaborar ‘competiciones’ de empresas en jornadas de teambuldings. Tenemos próximamente curso para niños…En febrero queremos hacer un concurso de máscaras… Tendremos un taller de cerámica, con un aperitivo incluido. Por San Valentín haremos también un evento ese fin de semana... Damos servicio de catering. Estos son algunos de los eventos que tenemos”. De una situación que podía ser complicada, tras perder Álvaro, chef de profesión, su empleo, estos hermanos han montado un negocio rentable y que gusta. En la vida, nadie sabe nada.

           


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