CARTAGENA. La constante subida del precio de la luz se ha convertido en algo tan habitual que cada día esperamos, como si de la previsión del tiempo se tratara, qué récord nos esperará al día siguiente. El asunto se ha convertido en tema de conversación familiar, en los bares, con los amigos y en el Congreso de los Diputados: nadie está exento de un problema que nos ha cogido con el pie cambiado a todos y que, probablemente, no tendrá fácil resolución.
Con el mes de septiembre, a la Asamblea Regional le toca sacar a licitación, como hace cada año, su contrato de suministro de energía eléctrica cien por cien renovable para el edificio sede ubicado en la calle Alfonso XIII. Justifican desde la Asamblea estos contratos con periodicidad anual, indicando que "el coste de la energía es un factor que presenta una tendencia alcista en el largo plazo. Por lo tanto la fijación de precios en contratos de larga duración puede llevar aparejado un incremento del precio al producirse una repercusión en los primeros años de la expectativa de aumento del precio del kilowatio". Por ello "se recomienda realizar contratos de duración no demasiado larga. A estos efectos se estima adecuada una duración de un año".
Ahora, visto desde la perspectiva de lo sucedido en estos últimos meses, la contratación por un periodo mayor al anual les hubiera supuesto un ahorro considerable en la factura de la luz, algo que no ha sucedido y que, si observamos la cuantía por la que sale a licitación en esta ocasión, observaremos que el presupuesto asciende un 22%. Pasa de los 96.416 euros por los que el año pasado salía a licitación a los 124.059,62 de éste.
En 2020 Iberdrola se adjudicó el contrato por 61.379 euros, o lo que es lo mismo, un 36% menos. En 2019 el presupuesto -impuestos incluidos- fue algo menor, 92.748 euros, aunque la mercantil La Union Eléctrica Industrial lo rebajó hasta los 67.748 euros (un 27% menos de lo licitado), algo que difícilmente será posible este año ateniéndonos a las circunstancias actuales y a la poca variación que se prevé para los próximos meses.
La facturación tendrá periodicidad mensual y estará basada en la toma de lecturas reales del consumo correspondiente a cada periodo. Las facturas irán referidas a meses naturales y deberán recoger los consumos realizados entre el día primero y último de cada mes. Esta condición "es esencial en el contrato y se justifica por la necesidad de evitar que posibles penalizaciones de consumo se repercutan en más de una factura".
