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a propuesta de la Consejería de Turismo, Cultura, Juventud y Deportes

La almadraba de La Azohía recibe la denominación de Bien de Interés Cultural de la Región

4/04/2024 - 

CARTAGENA. El Consejo de Gobierno, a propuesta de la Consejería de Turismo, Cultura, Juventud y Deportes, ha aprobado un decreto por el que se acuerda declarar como Bien de Interés Cultural, de carácter inmaterial, la almadraba de La Azohía, en Cartagena

La almadraba es un arte de pesca muy selectivo que hoy se encuentra casi extinguido en el Mediterráneo. Ha sido practicado desde hace más de 3.000 años por íberos, fenicios, cartagineses, griegos y romanos, y ha perdurado hasta nuestros días en las almadrabas del Atlántico español, como las de Barbate o Zahara de los Atunes, mientras que la Almadraba de La Azohía es la última de la costa mediterránea. En la Región de Murcia existían también las de Cabo Cope, Calabardina, Escombreras y Cabo de Palos. 

La de La Azohía es una almadraba de derecho, aunque en realidad por su tamaño es una almadrabeta, en la que se pescan bonitos, albacoretas, melvas, lechas y otras especies. Trabajan a diario de febrero a julio 14 pescadores en 8 barcos de diferente tamaño. Salen desde el muelle de La Azohía para dirigirse a la almadraba que se encuentra calada durante el período de captura. 

El arte de la almadraba consiste en un laberinto o cerco de redes de gran tamaño con forma rectangular y con un trozo de red auxiliar que une el cuerpo de la almadraba con la costa, que se dispone perpendicularmente a la misma y que recibe el nombre de rabera de tierra. Con las mismas características que la anterior encontramos la rabera de fuera, que se encuentra en la parte exterior del cuerpo de la almadraba. En los extremos de la rabera de fuera existen redes especiales supletorias denominadas legítimas que sirven para forzar a los peces a cambiar su rumbo y de esta forma introducirse entre las redes. 

Lo más importante de la estructura de la almadraba son sus elementos: anclas y anclotes de gran tamaño, flotadores, boyas, cadenas y cables. Gracias a todos estos elementos se mantiene en posición una red de tan grandes dimensiones. Las labores de tierra consisten en amontonar en el muelle la estructura superficial de las redes y comenzar con su montaje. El comienzo es lo más laborioso, ya que desde febrero y durante un mes y medio debe montarse al completo la estructura, que cada año es desarmada al finalizar la temporada de pesca, aproximadamente en agosto.

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