La cantante norteamericana Tracy Chapman compartió en la red social X un vídeo con su intervención en la gala de los Grammy, celebrada el 4 de febrero. Acompañada por un cantante de country, Luke Combs, la artista de Cleveland, de 59 años, no necesita más que su guitarra y el riff machacón de su canción Fast Car para electrizar a toda la audiencia. Sin más. Chapman, con la canosa melena recogida en una coleta, una camisa y unos vaqueros, va desgranando la historia de una pareja en la que "tú tienes un coche veloz y yo tengo un pasaje sin destino". Las voces de ambos, qué maravillosa es la de Chapman, van alternándose y en las imágenes colgadas por la compositora en su timeline, primero sin permiso y después ya con el beneplácito de la academia que concede los Grammy, aparece Taylor Swift arrebatada y tarareando toda la letra. La gran diva del pop actual nació después de que se publicara el disco que contiene Fast Car, circunstancia que no evita que conozca la buena música que ya sonaba antes que su primer llanto. Yo, en cambio, no sé quién es Combs, lo que sin duda habla mucho peor de mí que de Swift.
"es un tema que apela a las ansias de libertad que sienten los jóvenes"
Sigo en el muro de la cantante de Cleveland. "Esto es una locura", exclama, al compartir una información que dice que Fast Car ha alcanzado el primer puesto en la lista de iTunes de Estados Unidos tras la actuación en los Grammy, casi 36 años después de su publicación. Muchos de los usuarios del buscador de canciones de Apple tendrán más o menos mi edad y se habrán movido por nostalgia. Pero muchísimos otros serán jóvenes que sienten curiosidad por una canción que les ha removido, de alguna manera, por dentro. Se trata de un tema que apela a las ansias de libertad que sienten los jóvenes, al fin y al cabo. Gracias a la aventura en la carretera, la protagonista siente que se escapa de lo establecido y que "podría ser alguien". Yo, en cambio, me siento muy desconectado de la música que se produce hoy en día, aunque trato de atender las recomendaciones de gente que sabe mucho más que yo. Y no tengo cuenta en aplicaciones musicales, lo que sin duda habla mucho peor de mí que de los jóvenes que, como hice yo en su momento con el rock de los 70 o el jazz de los 40, se interesan por composiciones creadas mucho antes de su nacimiento.
Una guitarra, un par de notas que se repiten, un estribillo y una voz que no necesita artificios. A pesar de que solemos relacionar a los jóvenes con ciertas tendencias, en la entrega de los Grammy se recuerda a grandes iconos, como Annie Lennox con una versión del Nothing compares 2U de la desaparecida Sinead O’Connor o como la inesperada presencia de Joni Mitchell, que a los 80 años actúa por primera vez en estos premios. En la gala apenas suenan el reguetón o voces alteradas con autotune, salvo en el caso de la colombiana Karol G, primera mujer galardonada con el premio a Mejor Álbum de Música Urbana. Las grandes triunfadoras son Swift, que bate todos los récords de estatuillas conseguidas, a la que comparan ya con Bob Dylan o Bruce Springsteen, por la profundidad de sus letras, y Miley Cyrus, que logra los dos primeros gramófonos de su carrera con la canción Flowers. Los premios de la música norteamericana reconocen la labor de las mujeres jóvenes, el esfuerzo de la composición, el cuidado de la letra, el dominio de cualquier instrumento o herramienta, electrónica o no, que siga teniendo la transmisión de sensaciones como principal objetivo de la música. Lo cual habla mucho peor de quien no quiera reconocer en la juventud y en la sociedad que viene algo que va mucho más allá de la supuesta generación de cristal.
@Faroimpostor