MURCIA (EP). Un estudio liderado por el grupo de Nutrición, Eumetabolismo y Salud del Instituto de Investigación Biomédica de Girona Josep Trueta (IDIBGI) y el CIBEROBN, describe una relación entre microbiota intestinal, los depósitos de hierro en sangre y la cognición, y han identificado algunas especies bacterianas presentes en la microbiota intestinal que están relacionadas de forma negativa tanto con los niveles de ferritina en sangre como también con la función ejecutiva del cerebro.
El artículo, publicado en la revista científica Gut Microbes, encuentra que los niveles de ferritina en sangre, una proteína involucrada en el almacenamiento del hierro, se vinculan de forma positiva con la función ejecutiva del cerebro, responsable de habilidades como la planificación, la inhibición, la flexibilidad, fluidez verbal y la memoria, todas ellas con gran impacto en nuestras actividades de la vida diaria.
La asociación se ha identificado en una amplia muestra de más de mil personas, datos recogidos en el proyecto Imagenoma del Envejecimiento del IDIBGI. Las conclusiones representan nuevos indicios sobre cómo la dieta y la microbiota intestinal pueden influir en la salud mental.
A nivel molecular, el equipo investigador también ha encontrado caminos metabólicos específicos que parecen influir en esa relación entre hierro y cognición. "Esta nueva asociación nos lleva a pensar que la microbiota intestinal podría modular los efectos del hierro sobre la cognición. Deberemos investigar si es así", afirma Jordi Mayneris-Perxachs, investigador del IDIBGI y el CIBEROBN, que ha liderado esta publicación.
"Cada vez encontramos más evidencias del eje microbiota intestinal-cerebro. Si logramos comprender este vínculo, podría abrir la puerta a crear terapias para trastornos cognitivos basadas en la modificación de la microbiota a través de cambios en la dieta", explica José Manuel Fernández-Real, líder del mismo grupo de investigación y, al mismo tiempo, jefe de la Sección de Endocrinología del Hospital Trueta de Girona.
En el estudio también han colaborado investigadores de la Fundación FISABIO - CIBERESP y del Instituto de Investigación Biomédica de Lleida (IRBLleida). La primera autora del artículo es Marisel Rosell-Díaz, investigadora predoctoral del mismo grupo que es parte del proyecto europeo SmartAge (Marie Sklodowska-Curie Actions (MSCA)-Innovative Training Networks (ITN), financiado por el programa Horizon 2020.