MURCIA. La agenda 2030 marca una serie de loables objetivos con objeto de convertir nuestro mundo en un lugar sin guerras, sin hambrunas, con trabajo, educación y recursos naturales que garanticen el equilibrio de la naturaleza. Sin embargo, la forma de llegar hasta ellos está siendo instrumentalizada políticamente para recortar las libertades individuales.
Los populismos de extrema izquierda, aprovechando las debilidades de los sistemas democráticos, están implantando un nuevo discurso que centra la atención en el carácter antropogénico de los cambios ambientales. La contaminación, la escasez de agua, las desigualdades, las hambrunas o el calentamiento global son causados por la intervención humana y por tanto solo las podemos superar cambiando nuestros comportamientos y siguiendo las normas que nos imponen.
"La ciencia del clima debería ser menos política, mientras que las políticas climáticas deberían ser más científicas"
Ante una sociedad autocomplaciente, sin liderazgo y amedrentada, se pretende imponer como verdad incuestionable que el único enemigo del planeta tierra es la propia humanidad. Cualquier opinión en contra de lo que se ha determinado como verdad es perseguida, silenciada o ridiculizada.
Los dirigentes políticos proponen nuevas legislaciones cada vez más restrictivas en materia alimentaria y energética que están provocando el empobrecimiento de la población de los países occidentales. La ciencia del clima debería ser menos política, mientras que las políticas climáticas deberían ser más científicas.
Ante la politización de las evidencias científicas y el fracaso de los modelos climáticos predictivos del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) están surgiendo voces que desmontan los fundamentos del nuevo dogma climático.
Recientemente, más de 1.600 científicos y climatólogos de todo el mundo, entre los que se encuentra el premio Nobel de Física 2022, han publicado La Declaración Climática Mundial. No hay emergencia climática en la que advierten del excesivo alarmismo que se está generando respecto al clima en base a unos datos científicamente cuestionables y muy discutibles.
Disienten de buena parte de los postulados del ecologismo dominante que augura terribles catástrofes naturales derivadas del calentamiento global que causa el hombre por las emisiones de CO2. Al contrario, como es bien sabido el CO2 no es un contaminante sino que es esencial para la vida en la tierra, aumenta el rendimiento de los cultivos y es beneficioso para la naturaleza porque promueve el crecimiento de la biomasa vegetal.
La presión para acelerar la transición ecológica hacia el modelo emisiones cero se ejerce únicamente sobre los países occidentales que gracias a su tecnología cumplen en el control de emisiones; mientras, se permite la producción sin control de otros países a pesar del daño que supone para los ciudadanos y economías occidentales.
"El alarmismo climático provoca un cambio político en el que los gobernantes deciden qué, cuándo o cómo se debe vivir"
Las naciones más desarrolladas como Alemania, Francia, EEUU o Japón llevan años reduciendo sus emisiones de CO2: España emitió en 2021 un total de 231.914 megatoneladas (Mt) frente a las 371.537 de 2005. Por su parte Francia en 2021 había reducido en un 25% las emisiones respecto al año 2000.
Paralelamente, los grandes beneficiados del deterioro económico occidental disparan sus emisiones: Rusia ha elevado su peso contaminante en 2021 hasta las 1.942.535 Mt de las 1.673.218 Mt emitidas en 2000, China ha multiplicado por cuatro su cifra hasta llegar a 12.466.316 Mt en 2021, Irán y Arabia Saudí por su parte las han duplicado desde el año 2000.
El alarmismo climático que nos envuelve está provocando un profundo cambio político en el que los gobernantes, en nombre de un bien mayor, deciden qué, cuándo o cómo se debe vivir. La nueva dictadura conservacionista pretende restringir la capacidad crítica ya que quien discrepa es perseguido y demonizado sin considerar sus argumentos.
La capacidad de adaptación a los cambios ha permitido progresar a la humanidad a lo largo de la historia. Las incertidumbres y exageraciones de las predicciones sobre el calentamiento global se deberían abordar científicamente, sin dogmatismos ni intereses económicos. Se puede conseguir un futuro mejor con ciencia, prudencia y libertad.
Miguel Ángel Cámara Botía
El impacto sobre nuestras vidas y nuestra sociedad será dramático. Sin duda se trata del mayor desafío que en estos momentos encara la humanidad