DYNÁMICO 365 / OPINIÓN

Influencers vs microinfluencers: el falso dilema

27/02/2021 - 

MURCIA. Recién va asimilando la sociedad el concepto influencer ahora llega, como siempre, una nueva vuelta de tuerca, los microinfluencer. El primero tenemos claro que es una especie de evangelizador de marcas que puede llegar incluso a vivir de ellas, pero… ¿Significa microinfluencer lo que podemos intuir? Claramente no.

Este último año mucha gente ha pasado de no conocer a ningún youtuber famoso a suscribirse a canales y crearse su propia televisión, los medios tradicionales están bajando y machacar a quien todavía no se ha ido a Andorra no ayuda. Hasta el bueno de Ibai ha dado unas campanadas estas navidades enfocadas a que las familias conozcan a los personajes que ilusionan a sus hijos; por cierto, con más audiencia que muchas cadenas de televisión. Recordemos que estas nuevas plataformas identifican el share de forma precisa y dan un número exacto, ya no de espectadores, sino de conexiones (cada conexión puede suponer incluso uno o más usuarios).

"Calidad frente a cantidad que se suele decir: todos podremos encontrar mejores consejos y utilidades sobre productos en 'manitas' solitarios que van contando sus progresos en directo o por entregas"

Cogiendo como ejemplo a los youtuber, ellos son el más claro ejemplo de influencer consolidado. Y cada vez más, ese espacio libre de publicidad se ve invadido y sus autores hacen promociones de videojuegos, comida o servicios digitales. La naturalidad inicial va desapareciendo poco a poco. Esta es la primera gran diferencia con un microinfluencer, este último al no ser patrocinado por nadie solamente publicitará las cosas que le gustan de verdad. ¿A quién se hará más caso? ¿A quien le han pagado por hablar de algo o a quien lo hace por pura pasión? Los microinfluencer son personas con una pequeña comunidad casi familiar que va de 500 seguidores a unos pocos miles y que publicitan el contenido que consideran oportuno ya sea por su profesión o intereses personales.

Calidad frente a cantidad que se suele decir, todos podremos encontrar mejores consejos y utilidades sobre productos en 'manitas' solitarios que van contando sus progresos en directo o por entregas. Alguien que hace con torpeza un tour por las funcionalidades de un producto que ni conoce no termina de convencer y las grandes marcas lo empiezan a notar. Anuncios de gente anónima en grandes canales de difusión empiezan a ser nueva tendencia. Lo real vende, coge algo muy real, aunque sea desconocido, mastícalo, procésalo y amplifícalo por tus canales de difusión masiva. ¡Esa es la clave!

Los runners no existen, se dice corredor. Tu tito no es gamer es ludopater, grandes palabras de Goyo Jiménez. Un microinfluencer tiene como siempre una traducción muy sencilla, 'persona normal' con la coletilla de que usa las redes sociales de forma inteligente en su favor. Si busco la marca X en internet me darán más confianza cien personas normales de la calle opinando de un producto que la estrella de turno posando. Lo que viene siendo mirar los comentarios de los compradores en cualquier plataforma antes de comprar algo, la normalidad y sinceridad de la mayoría (el tema de los comentarios negativos con otros intereses otro día, que da para más de un artículo, de dos y de tres…).

El punto más critico actualmente contra los microinfluencer es que todo su esfuerzo en poner contenido en redes no recibe ninguna compensación económica y las grandes marcas los ven como un ejercito de ovejas les generan contenido gratis. ¡Qué gran error! Ciertamente cuando algo es gratis se suele confirmar que el producto eres tú, pero se le puede dar la vuelta a la tortilla. Para empezar, no pongas nada que no quieras que la gente sepa.

Frente a muchos casos de arrepentimiento de lo publicado hace diez años en redes, cada vez más la tendencia es a tener un diario público de la vida de una persona. ¿Cuánto valor nos aportaría hoy en día poder seguir los pensamientos e inquietudes de Napoleón así? Nos conformaremos con las aventuras de Trump que no son pocas.

Volviendo al uso razonable de una red social, el quid de la cuestión es: toca poner a trabajar a los que supuestamente quieren exprimirnos. Si no quieres que sepan tus ideas políticas no las pongas, si no quieres que sepan nada de ti no lo cuentes, pero si necesitas algo 'dispara' y recoge lo sembrado. Crea solo contenido donde los comentarios y el feedback te aporten algo a ti. Genera contenido donde incluso el gran hermano sepa que no le aporte nade, le cueste almacenarlo, pero esté obligado a hacerlo porque has puesto las condiciones del servicio a tu favor con astucia e inteligencia. ¿Sabías que tener la bandeja llena de correo sin limpiar también contamina? Millones de correos inútiles tienen que pervivir almacenados durante años por dueños poco productivos y eso tiene un coste e impacto real medioambiental o energético.

Ya sea por estar más cerca de los que están lejos, por tener un diario que tus nietos puedan ver dentro de cincuenta años, por compartir una experiencia o producto interesante y recibir impresiones… (Y por qué no decirlo, por picar a tu cuñado) Somos cada vez más Borg y menos Terran. Dentro de los muchos nuevos usos que están surgiendo o por descubrir en cuestión de redes sociales, nos pasa como con las latas de conserva: en 1813 nació la lata y 42 años después nació el abrelatas. Aunque abrirlas a disparos tenía que ser muy divertido, fue solo una etapa… Peculiar.

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