CARTAGENA. Hace ahora quince meses que los últimos turistas que arribaron a la costa cartagenera levantaron un auténtico revuelo. El virus se había extendido principalmente por Italia y los cruceristas eran de aquel país, lo que levantó todas las alarmas por una posible expansión del coronavirus en Cartagena. Desde aquel mes de marzo de 2020 hasta este mes de junio de 2021 no se ha visto la sombra de ningún otro gran barco de turistas ni en Cartagena ni en otro puerto de la península.
Por fin antes de las ocho de la mañana, el barco de la naviera alemana Tui, procedente de Palma de Mallorca, atracaba en la terminal de cruceros de Cartagena, con 900 turistas alemanes, suizos y austriacos, que, desde sus habitaciones contemplaban la "complicada", como dijo su capitán, maniobra de atraque.
La ilusión y emoción, que decía sentir la propia alcaldesa de Cartagena, Noelia Arroyo, mezclados con ese sentimiento de estar superando el primer obstáculo, tras las trabas en el sector turístico, de la presidenta del Puerto, Yolanda Muñoz, se entreveían en el acto de bienvenida con gaiteros, música y una pequeña representación de la historia de la ciudad con festeros de Carthagineses y Romanos.
Todos quisieron recordar que las medidas y la cautela son extremas, tanto en la zona portuaria como en aquellos lugares en los que 300 de estos 900 turistas estaban dispuestos a recorrer. Organizados en grupos burbuja, un término que parece haberse extendido ya en este lenguaje de la era covid, de 10 personas en interior y 40 en exterior, estuvieron acompañados por un guía para visitar el Teatro Romano, el Foro, Decumano, el Castillo de la Concepción y el ascensor. Pero también pudieron saborear las mejores experiencias gastronómicas de la ciudad en tres restaurantes que brindaron y cerraron sus establecimientos para que los turistas pudieran degustar el caldero o saborear el asiático.
"Pronto avanzaremos con las navieras para que los comercios y la hostelería puedan poner a disposición de los turistas sus mejores productos", añadía la alcaldesa.
"El objetivo es reducir al máximo la interacción con la población local y mantener definidos los grupos sociales para minimizar el riesgo de contagio. Estos primeros pasajeros visitarán la ciudad manteniendo un estricto protocolo de seguridad, limitando su movimiento a las excursiones e itinerarios diseñados por la compañía, que se irán relajando a medida que aumenten las tasas de vacunación", indicaba Yolanda Muñoz.
Tom Roth, capitán del buque, decía sentirse feliz porque su compañía Tui haya sido la primera que atraque en el puerto de Cartagena. Destacó la "bonita imagen" que se contempla desde el mar a la llegada a la ciudad y el detalle con el dispositivo sanitario preparado para la salida de los cruceristas por las calles de Cartagena.