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Hong Chau, la secundaria favorita de los grandes directores del presente

La actriz estrena en Apple TV + Los instigadores, una comedia de atracos de Doug Liman donde da vida a una psiquiatra que atiende bajo las balas y en persecuciones policiales

12/08/2024 - 

MURCIA. El principal problema afrontado por la actriz Hong Chau (Tailandia, 1979) para hacerse un hueco en la industria audiovisual no ha sido rechazar roles estereotipados, sino la ausencia de castings. En una industria donde los personajes asiáticos escaseaban, esta hija de vietnamitas nacida en un campo de refugiados de Tailandia aguantó durante una década la travesía en el desierto que imponía Hollywood a los actores con sus rasgos. Hasta que surgió una oportunidad en la comedia Una vida a lo grande (Alexander Payne, 2017). 

En aquella película sobre un grupo de personas que reducen su tamaño para contrarrestar los problemas de superpoblación, Chau daba vida a una activista por los derechos humanos que trata de evitar su vulneración en una nueva microsociedad habitada por Matt Damon, Christoph Waltz y Kristen Wiig, entre otros actores consagrados. Su papel secundario fue reconocido con la nominación al Globo de Oro. 

Con el tiempo, la actriz ha ido consolidando una carrera marcada por la calidad más que la cantidad. A día de hoy ya ha trabajado bajo las órdenes de Mark Mylod (El menú, 2022), Kelly Reichardt (Showing Up, 2022), Darren Aronofsky (La ballena, 2022) -por cuyo papel de enfermera de un hombre con obesidad mórbida fue nominada al Óscar-, Wes Anderson (Asteroid City, 2023) y Giórgos Lánthimos (Kinds of kindness, 2024). 

Tras sendas incursiones en dos series de calidad, Watchmen (Max) y Homecoming (Prime), la intérprete regresa a la televisión con un largometraje, Los instigadores, en el que vuelve a coincidir con Matt Damon.

La comedia de atracos también supone el reencuentro entre el actor y el cineasta Doug Liman dos décadas después de El caso Bourne (2002). Damon fue el que sugirió el nombre de Hong para el papel de la psiquiatra que atiende a su personaje, un marine con tendencias suicidas que decide embarcarse en un asalto para poder pagar la pensión de su hijo.

- Antes de Una vida a lo grande, a pesar de haber trabajado ya con Paul Thomas Anderson en Puro vicio (2014), sopesaste tirar la toalla. ¿Qué te hizo cambiar de opinión?
- Estuve largos años luchando por ganarme la vida como actriz. Después de un periodo tan prolongado, para mantener la ilusión y la perseverancia, llega un momento en el que necesitas alguna pista de que estás en el buen camino, pero como no conseguía nada, ya barajaba dedicarme a otra cosa. Este papel lo cambió todo.

- En el ensayo La muerte del artista (Capitán Swing, 2021), de William Deresiewicz, se llega a la conclusión de que es tan valiente aquel que intenta ganarse la vida como artista como el que se retira cuando no consigue medrar. ¿Estás de acuerdo?
- No sé si soy una persona valiente, pero te puedo decir que de niña nunca consideré la actuación como una salida profesional, porque era muy introvertida. Y seguí siéndolo de adulta. Nunca me imaginé frente a una cámara. Quería dedicarme a algo creativo, pero no sabía exactamente qué. Con 17 empecé a estudiar producción de cine en la universidad, pero sin saber hacia dónde encaminar mis pasos. Me encantan las películas, me encantan las historias, ver trabajar a los actores y leer tanto sobre anécdotas de rodajes como sobre sus vidas personales  Pero jamás se me pasó por la cabeza convertirme en una de ellos, sino ser guionista, editora o algo así, entre bambalinas, en un oficio más solitario, que no requiriera tener una gran personalidad. Siempre he pensado que los actores demandan mucha atención y yo pido bien poca, así que me parecía una ocupación en las antípodas de mi forma de ser. Todavía me sorprende ser actriz.

En la comedia de atracos que Apple TV+ estrena este próximo 9 de agosto, el humor lo destila, principalmente, su personaje, el de una circunspecta profesional de la salud mental que se encuentra desarrollando su práctica fuera de la consulta, en situaciones de alto riesgo. En concreto, como pasajera de un coche al que persigue la policía a toda velocidad o en el despacho del alcalde de Boston, después de que haya sido arrasado por las balas. 

La comicidad es fruto del guion y del trabajo de Liman, que sabe cómo jugar con las situaciones y las dinámicas entre los personajes para convertir escenas mil veces vistas en algo único e inesperado, que atenúa el poso de gravedad de la profesión psiquiátrica y la tragedia a la que parecen abocados sus protagonistas.

"Los personajes que interpretamos Matt y yo son serios. Casey es el divertido de los tres. Las situaciones de comedia te pillan por sorpresa. No las ves venir", aplaude Hong Chau.

El Affleck al que cita es el pequeño de los dos hermanos, Casey, quien interpreta a un convicto en libertad provisional que se une a Damon para robar las ganancias de un político corrupto. Pero cuando el atraco sale mal, los dos se ven envueltos en un torbellino de caos, perseguidos no sólo por la policía, sino también por burócratas y jefes criminales con sed de venganza. 

- ¿Consideras esta película una vuelta de tuerca al arquetipo de Robin Hood?
- Así es. Es un cuento tan antiguo como la vida. No importa el país o la ciudad donde te hayas criado, todo el mundo ha sufrido la gestión de un político corrupto o de alguien que engaña a la clase trabajadora. Por eso a la gente le gustan este tipo de historias donde, para poder seguir con sus vidas, los personajes toman un poco de alguien que, de partida, no se lo merecía. Es una historia universal con la que cualquiera se puede identificar.

- En su momento dijiste que tanto tus roles en La ballena (Darren Aronofsky, 2022) como en Una vida a lo grande permanecieron largo tiempo presentes en ti. ¿Qué me dices de este?
- También. He tenido la suerte de que cada uno de mis papeles han sido muy distintos entre sí y me han demandado diferentes cosas. Nunca he sentido que trabajara con el piloto automático ni sé exactamente lo que estoy haciendo. Para este concreto me sentía muy insegura sobre cómo interpretarla. La fui incorporando poco a poco. Fui haciéndome con la doctora Rivera después de trabajar con el diseñador de vestuario, con el departamento de peluquería y maquillaje y con el diseñador de la escenografía, porque saber qué aspecto tenían su oficina y su apartamento me dieron pistas sobre cómo era y cómo hablaba.

- Hay un momento en el que la doctora revela que procede de la ciudad de Lynn y el personaje de Affleck replica: «Ahora se entiende todo». ¿Qué nos estamos perdiendo el público de fuera de Estados Unidos?
- Lynn es una zona muy dura cerca de Boston. Con ese dato, sobreentiendes que deber ser una persona diferente en el trabajo y fuera de él. Llegas a la conclusión de que sabe manejar situaciones complicadas con gente difícil. No es una flor delicada que ha crecido en un barrio de clase alta y ha tenido una vida de privilegio. Para llegar a ejercer esta profesión estirada ha experimentado mucho más de lo que podemos ver en la película. Pedí a Liman y a los guionistas que Rivera tuviera un origen proletario, porque eso le da una capa de comprensión a las decisiones que toma, como subirse a un coche con unos atracadores. Al mencionar el detalle de que procede de Lynn, la definimos y ofrecemos un retrato más completo del personaje.

- ¿Qué te atrajo más de este género mixto, el aspecto de acción o de comedia?
- No soy muy puntillosa en términos de géneros. Todo depende del director, el guion y el elenco involucrados. Si me invitaran a participar en una comedia romántica, categoría en la que todavía no me he estrenado, también sería feliz.

- Has declarado que también te haría feliz trabajar con Jia Zhangke, Maren Ade y Pedro Almodóvar. ¿Nos detallas por qué con este último?
- Dios mío, sería un sueño trabajar en una de sus películas. Su cine me ha marcado: sus universos, sus colores, su amor por las mujeres... Nos entiende de una manera que resulta mágica. Estoy deseando trabajar con directores internacionales, porque me gusta aprender cosas nuevas y exponerme a nuevas perspectivas. He tenido la suerte de trabajar recientemente con Giórgos Lánthimos y acabó de rodar en Inglaterra con un equipo inglés. Me resulta muy interesante hablar con gente cuya formación y entorno distan tanto del mío. Yo hablo vietnamita. Cuando tu primer idioma no es el inglés, la mente piensa de manera diferente y como resultado, sus propuestas distan del estándar comercial estadounidense. Hay tanto fuera de Hollywood... Si alguno de los directores que has citado lee esta entrevista, que me invite a participar en su película.

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