Foto: PEP MORELL (EFE)MURCIA. El cambiante mundo en el que vivimos hace que nuestras opiniones oscilen de un extremo a otro con mucha facilidad. Basta que superemos cualquier adversidad para convertir a quienes veíamos como héroes en auténticos villanos. La rapidez con la que nuestra percepción cambia provoca en muchas ocasiones valoraciones negativas que no responden a la realidad.
Es el caso de los agricultores y ganaderos, a los que se aplaudía por su esfuerzo para mantener la producción de alimentos durante la crisis de la covid-19, sobre todo en el periodo de reclusión ilegal que sufrimos en la primera mitad del año 2020. En aquellos momentos, el sector agropecuario junto a los de logística, distribución y comercio minorista garantizaron nuestro abastecimiento de alimentos y materias esenciales para vivir.
"Pasada la crisis se recuperó el discurso ecoextremista que demoniza la actividad agropecuaria"
Diariamente agricultores, ganaderos y pescadores trabajaban para que no faltara fruta, hortalizas, carne o pescado con los que alimentarnos. Su trabajo fue, en aquellos tiempos de incertidumbre y miedo, esencial para garantizar el abastecimiento de alimentos a los consumidores. Todo ello, contribuyó a poner en valor unas actividades que en demasiadas ocasiones es poco valorada y reconocida.
Pasada la crisis sanitaria y logística se recuperó el discurso ecoextremista que demoniza la actividad agropecuaria. Se obvia la creciente necesidad de producir alimentos para atender las necesidades de una humanidad que pronto alcanzará los 9000 millones de habitantes. Se ha retomado la implantación de la agenda verde europea para seguir imponiendo restricciones a la actividad agraria, provocando la pérdida de empleos y el cierre de miles de explotaciones.
En Murcia, los agricultores pasaron de ser aplaudidos y reconocidos por habernos mantenido alimentados a pesar de la pandemia, a ser perseguidos e injustamente señalados como los responsables de la degradación del Mar Menor. En lugar de sumar esfuerzos para corregir las deficiencias de los saneamientos urbanos y de las EDAR que vierten aguas residuales mal depuradas a la laguna, se desvía la atención únicamente hacia la agricultura.
Así, una de las agriculturas más eficientes, innovadoras y sostenibles del mundo se presenta, ante la pasividad de las autoridades, como depredadora de recursos naturales y contaminante de espacios naturales. En vez de enorgullecernos de haber sido capaces de transformar secano en regadío de alta eficiencia y bajo impacto ambiental, se opta por perseguir y obstaculizar la actividad agraria.
Además, se pretende reducir la superficie regable favoreciendo la implantación de enormes parques de energías renovables y limitando la disponibilidad de agua. Mientras, se permite la competencia desleal de terceros países que castiga la producción nacional, destruye empleo y nos hace depender cada vez más del exterior.
Los agricultores, ganaderos y pescadores contribuyen a la seguridad alimentaria de los consumidores y a la sostenibilidad de la cadena de suministro. Son esforzadas personas que trabajan muy duramente, con frio o calor, bajo el sol o la lluvia, durante largas jornadas. Su labor es esencial para garantizar el abastecimiento de alimentos. Gracias a ellos se impide el éxodo rural, se lucha contra la desertificación y podemos consumir productos frescos y nutritivos.
En el debate electoral en el que estamos inmersos, poco o casi nada se habla de ello. La actualidad política viene marcada por otras cuestiones, cuando nuestro sustento y bienestar parte precisamente del sector primario. No hay que olvidar que sin el sector primario no existiría el secundario ni el terciario.
Las elecciones locales y autonómicas son una oportunidad para incluir en la agenda electoral políticas de apoyo al sector agropecuario, facilitando su actividad mediante cambios normativos que garanticen la disponibilidad de agua, precios justos y servicios públicos adecuados. Para que crezcan nuestros municipios y regiones, para alcanzar la soberanía alimentaria apoyemos y reconozcamos a nuestros héroes alimentario: los agricultores y ganaderos.
Miguel Ángel Cámara Botía
