Ni todos los héroes llevan capa ni todos los que la llevan saben usarla. Eso era lo que le ocurría al profesor Hinkley, capítulo tras capítulo. Imposible olvidar el grito de su compañero Bill diciendo: "¡Ponte el traje!"
MURCIA. Mira lo que me ha ocurrido / No puedo creerlo / De repente estoy en la cima del mundo / Debería haberle pasado a cualquier otro. Con estos versos, el compositor Mike Post sintetizaba la historia de una nueva serie cuyo tema principal había compuesto. Belive It Or Not era la tarjeta de presentación de El gran héroe americano (The Greatest American Hero), estrenada en la cadena ABC en marzo de 1981. La serie no fue un gran éxito de audiencia. Era una mezcla extraña entre la comedia y la serie de acción, así que se convirtió en un título de culto prácticamente desde el primer momento, como si fuese una película de ciencia ficción de serie B. A su creador, Stephen J. Cannell, todavía le quedaban unos años para alumbrar los éxitos que le hicieron pasar a la historia de la televisión: El equipo A y 21 Jump Street (que lanzó al estrellato a un joven Johnny Depp). El gran héroe americano era divertida y extravagante, y, sobre todo, original. La protagonizaba un superhéroe que no quería serlo. Fue el primero de su especie que llegaba a la pequeña pantalla con otra actitud. Hasta entonces habíamos visto recreaciones televisivas de Spiderman, Batman, Superman o Hulk o Wonder Woman. Todos ellos habían nacido siendo un tebeo. En este caso, se trataba de un personaje creado expresamente para la televisión. Un tipo normal que se convertía en héroe por accidente y tenía que aprender a lidiar con ello.
Ralph Hinkley (William Katt) es un profesor de instituto. Durante una excursión al desierto, el autocar se estropea y Hinkley conoce a un agente del FBI, Bill Maxwell (Robert Culp), que se ofrece a ayudarle. Entonces aparece una nave espacial y un extraterrestre les anuncia que tiene una misión para Hinkley: ha de proteger a la humanidad. Para ello le da un traje con poderes que le ayudarán a combatir el mal. También adjunta unas instrucciones para usarlo, pero el profesor, que es algo patoso, las pierde en el desierto. En cualquier caso, lo último que se le pasa por la cabeza es aceptar dicho encargo. Pero Maxwell termina convenciéndolo para que acepte y, de paso, le ayude a resolver algunos de los casos que le asignan sus superiores. Había nacido el héroe más patoso y cómico que ha tenido la telecomedia americana.
Hasta 1981, el rostro de Katt resultaba familiar a los espectadores más atentos que habían visto Carrie. En la película, Katt era el apuesto acompañante de Carrie White en el baile de fin de curso que acaba como el rosario de la aurora. Gracias al papel, el actor se hizo tremendamente popular. Su personaje conquistó los corazones de los televidentes con su mezcla de humanidad y torpeza. Cannell siempre quiso enfatizar ese aspecto del personaje y alejarlo lo máximo posible de las series fantásticas habituales. Pero ABC presionaba para que no faltara la acción, así que Hinkley acababa enfrentándose a los malhechores de aquella manera. El traje le proporcionaba una fuerza sobrehumana, una piel resistente a los golpes y a las balas, poderes telequinéticos, invisibilidad, telepatía... Pero, para poder activarlos, tenía que someterse siempre a una dinámica de prueba y error. Katt detestaba ponerse aquel incómodo traje, casi tanto como su personaje. El símbolo que lleva en el pecho nunca fue explicado en la serie y ha llevado a varias interpretaciones. Cannell llegó a decir que eran unas tijeras abiertas. En China lo vieron como un símbolo de su alfabeto que significa central. También lo entendieron a su manera los estudios de Warner Bros, propietarios de D C Comics. Interpusieron una demanda, alegando que el protagonista de El gran héroe americano infringía derechos de copyright, hecho que contribuyó a que la serie terminara antes de lo previsto. Su traje era muy parecido al de Superman, personaje con el que mantenía otros parecidos bastante sospechosos. Al final, el juez falló a favor de ABC. En su veredicto dijo que Hinkley no actuaba como Superman, y que, al contrario de este, no nació con superpoderes sino que solo los adquiría una vez se enfundaba el polémico traje. No fue este el único contratiempo que hubo de superar la serie. Poco después de su estreno, John Hinckley intentó asesinar al presidente Ronald Reagan. De un día para otro, los guionistas cambiaron el apellido del protagonista de Hinckley a Hanley. Pasado un tiempo volvieron al nombre original.
El gran héroe americano estaba construida sobre un triángulo de actores. La presencia femenina recayó sobre Connie Selleca, que interpretaba a la abogada Pam Davidson, novia y futura esposa de Hinkley. Selleca no solamente equilibró las tramas, también ayudó a limar asperezas en el plató. Katt y Culp no se llevaban demasiado bien, así que la exmodelo no tuvo más remedio que suavizar el clima de tensión entre los protagonistas. Culp acabó escribiendo y dirigiendo un par de capítulos de la serie. Una vez terminó esta, en 1983, le ofrecieron sustituir a Larry Hagman en Dallas, pero, al final, Hagman se avino a negociar su sueldo y siguió siendo J. R. Katt intentó carrera como ídolo pop en 1982, pero no tuvo suerte. En 2008 publicó un cómic inspirado en la serie.
Tres años después de su cancelación, ABC le propuso a Katt filmar una nueva temporada. El actor se negó, y entonces se pensó en darle un giro a la trama: Hinkley le pasaba el testigo a una compañera del instituto, la profesora Holly Hathaway, y la serie se convertía así en The Greatest American Heroine. Pero el piloto tuvo una acogida fría y la serie jamás llegó a hacerse.
Duración: Tres temporadas emitidas entre marzo de 1981 y febrero de 1983. En España se emitió en la sobremesa de los domingos en TVE, entre 1984 y 1986.
Premios: Su primer y único premio fue en 2006, por la reedición en DVD en los Saturn Awards.
El tema: Believe It Or Not, interpretado por Joey Scarbury, llegó al segundo puesto de ventas en Estados Unidos.
¿Cómo verla?: En DVD y Blu-Ray.