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EDITORIAL ANÓNIMA  

¿Fue Blasco Ibáñez feminista?

13/04/2022 - 

MURCIA. La editorial de reciente creación Editorial Anónima, formada por María Parriego, diseñadora gráfica especializada en marketing digital y Amparo López, economista y doctorando en innovación en recursos humanos, acaba de publicar Blasco Ibáñez, ¿feminista? una obra de corte ensayístico que fue el motor que impulsó la fundación de la editorial. Amparo López, autora del libro, analiza la figura de la mujer en la obra del escritor naturalista nacido en 1867 en València.

Motivos para crear Editorial Anónima

“La idea de crear Editorial Anónima surgió cuando me planteé publicar el ensayo de Blasco Ibáñez, ¿feminista?. Al ver que no había editoriales interesadas en este tipo de obras pensé ¿y por qué no crearla? Como María, mi compañera, me había estado ayudando a maquetar el libro, y sabía que le gustaba esa línea editorial, se lo pregunté directamente. Y así surgió este proyecto, una editorial feminista con una línea principal de ensayos sin filtros con la que pretendemos reducir la brecha de género en la literatura”. Pese a la formación en otras disciplinas alejadas en apariencia de la literatura, Amparo López lleva escribiendo desde los dieciséis años. “Por supuesto, el feminismo lo llevamos de serie”.

“Para la mayor parte de la Historia, Anónimo era una mujer”. Esta cita de Virginia Woolf que inicia el manifiesto de la editorial resume la esencia del proyecto y remarca cuál es la situación de la mujer en la historia de la literatura. “Los seudónimos han sido siempre la mejor forma de ocultar a una escritora. Encontramos casos muy diversos a lo largo de la historia, como Pamela Lyndon Travers, quien escribió Mary Poppins en 1934, y que se ocultaba detrás de las siglas P.L Travers; Louisa May Alcott, conocida por el gran éxito de su novela Mujercitas, que publicó sus primeras obras bajo el seudónimo A.M. Barnard; Sidonie-Gabrielle Colette, quien llegó a presidir la Academia Goncourt después de haber sido una de las pocas mujeres en ser aceptada en ella, pero que fue suplantada por su marido, Henry Gauthier-Villars, siendo sus textos publicados bajo su nombre; Mary Shelley, que decidió publicar Frankenstein de forma anónima para que más tarde la sociedad atribuyera su autoría a su marido”.

“No es casualidad que todas las mujeres de las que hemos hablado sean de raza blanca y de clase media o alta, ya que si el género era un gran impedimento para dedicarse a la literatura, la raza o la situación económica, cuestiones que iban estrechamente relacionadas, eran obstáculos absolutamente insalvables”, continúa el manifiesto de la editorial.

La razón de ser de Blasco Ibáñez, ¿feminista? 

En Blasco Ibáñez, ¿feminista? El equipo editorial se atreve a explorar el trabajo de este escritor naturalista respecto al feminismo. ¿Adolece la la literatura ensayística de falta de piezas como el libro, en el que se examine lo histórico? “Desde nuestro punto de vista sí. Lo cierto es que, como se suele decir, quien no conoce la historia está condenado a repetirla, y, por desgracia, existen muchos más paralelismos con la actualidad de los que nos gustaría.

Si se analizara en mayor medida las distintas épocas y personajes históricos quizás los lectores tendrían una idea más clara de cuál ha sido y es la realidad social, y podríamos evitar muchas situaciones difíciles”.

Aunque el editar porque sí es absolutamente válido y el motor para que se produzcan muchos de los títulos que se publican cada año, María y Amparo puntualizan que la razón de ser de este libro es debido a que “consideramos que Blasco Ibáñez es una figura muy poco explorada pese al potencial que tiene, y que tanto la historia como sus detractores se han encargado de difuminarlo entre ideas vagas sobre su figura, algunas llegando incluso a deformarla”.

 “He oído mil veces que Blasco Ibáñez era un mujeriego y un machista por los personajes femeninos que escribía, pero lo cierto es que como buen escritor realista que fue, retrataba a la perfección la realidad de su época, y todos sabemos que no fue un buen momento para la mujer”, explica Amparo. “Por eso precisamente, analizar sus personajes desde una perspectiva abiertamente feminista es un acto de justicia tanto para él como para sus personajes femeninos, que en muchas ocasiones habían quedado en un segundo plano para el lector”.

Tras el trabajo de análisis de los textos del autor valenciano, la sensación que quedó en Amparo y María fue de intranquilidad. “La dura realidad de que la mayoría de casos sigan siendo de actualidad. En sus cuentos, que son las obras que he podido analizar hasta ahora, y no he llegado más que a la mitad por su extensión, encontramos mujeres sometidas, dependientes, abusadas, acosadas, infantilizadas, cosificadas, agredidas... situaciones que, por desgracia, siguen siendo noticia hoy en día”.

Para López, la función de revisar y desgranar la producción literaria de períodos históricos pasados es primordialmente visibilizar situaciones de desigualdad y machismo que siguen vigente en nuestros días y que pasan desapercibidas, ya sea por presión social, culpa o ignorancia. “Supongo que cada autora o autor tendrá sus motivos, pero en mi caso creo que tenía varias misiones. La primera era visibilizar muchas situaciones que, aunque las seguimos viviendo, las tenemos tan normalizadas que no nos atrevemos a denunciar. La segunda, ponerle nombre a todas las Visantetas, a las Marietas, a las Pepetas, a todas esas mujeres que estaban representadas en todos y cada uno de los personajes femeninos de Blasco Ibáñez, que vivían sus mismas desgracias y que sufrían los mismos males. Y, por supuesto, la tercera de mis misiones era desmitificar una figura tan maltratada por la historia como es la de Vicente Blasco Ibáñez, del que aún queda muchísimo por descubrir y del que tanto podríamos aprender”.

El prólogo del libro, firmado por Susanna Lliberós, hace hincapié en que el escritor y político valenciano fue, como es natural, hijo de su tiempo. Por tanto, la mirada contextualizada y consciente de Amparo López se posa sobre las obras Cuentos valencianos, La condenada y otros cuentos y Luna Benamor teniendo siempre presente el marco social y estético que atravesó los períodos de romanticismo, costumbrismo y naturalismo en los que se inscribió la producción de Vicente Blasco Ibáñez.  

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