Fotos: Festival Internacional del Cante de las Minas.
LA UNIÓN. Carlos Franganillo inició el pasado mes de enero una nueva etapa al frente de los informativos de Telecinco tras toda una vida en Televisión Española. Además, en este 2024, ha sido distinguido con el Castillete de Oro del festival del Cante de Las Minas de La Unión. Un galardón quizá difícil de entender desde fuera, pero que explica con absoluta honestidad. Una etapa de muchos cambios y que, gracias al premio, ha podido dejar a un lado durante unas horas para empaparse del flamenco más puro que se vive estos días en La Unión.
¿Qué hace un periodista de informativos recibiendo un premio del Festival del Cante de Las Minas?
Ha sido todo un poco accidental pero muy bonito y muy divertido. Todo surge de una llamada de Juan Ramón Lucas, que está muy involucrado con el festival desde hace dos décadas. Me dice que me quieren conceder este premio. Reconozco que me pilla un poco descolocado. Conocía el festival de sobra. Es un festival muy prestigioso, pero no veía que papel podía tener yo. Me gusta la música y, entre otros estilos, el flamenco. Me veía un poco fuera de lugar y se lo dije. No soy un experto en flamenco y le decía a Lucas que igual se habían equivocado de persona. Me convenció porque la idea de este premio no es exactamente distinguir a alguien muy relacionado con el flamenco sino buscar gente que puede servir de embajador. Me lo contó con tanta pasión y con tanto entusiasmo que me vine encantadísimo. Me siento muy honrado por el premio.
¿Cuál es tu relación con el flamenco?
Me gusta mucho la música de siempre y siempre he tratado de buscar en muchos estilos cosas que me hagan sentir. Pensando también en ocasiones de poder llevar esa canción a algún reportaje. Músicas que me sugieran cosas. Me ayudan a pensar ideas. Según el momento, el cuerpo te pide un estilo u otro. Yo reconozco que cuando he estado fuera como corresponsal con Televisión Española, uno busca más cercanía en las raíces y a lo que le hace sentir más cercano a su país. No soy de una zona flamenca, en Asturias hay grandes aficionados pero no es una tierra flamenca como tal. Sin embargo, cuando uno está fuera descubre elementos que le hacen unirse a su país. El flamenco muchas veces ha estado ahí en muchos momentos.
Tu pasión por el flamenco se intensifica en tu etapa de corresponsal.
Sí, exacto. Son esos momentos que te decía en los que uno cuando está fuera aprecia mucho más lo que significa su lugar de origen y lo valora de otra manera. Le da una perspectiva distinta. Cuando estás tanto tiempo fuera, he estado casi ocho años, es verdad que a veces entra esa morriña o ese sentimiento de vínculo. En ese sentido, la música es un vehículo muy directo para llevarte a las raíces, para no dejar atrás tu lugar de origen.
Recibiste el premio este domingo. ¿Cómo lo viviste?
Lo bonito ha sido venir con cierto tiempo. He pasado casi 48 horas aquí, en La Unión, y he podido disfrutar del festival, conocerlo. Sabía perfectamente lo que significaba pero no conocía los detalles. El calor de la gente, lo que significa para la gente de aquí y la historia detrás de esta zona de la Región de Murcia tan característica y con tanta personalidad. Haber venido casi 48 horas antes de que me dieran el premio me permitió valorar y tener muy claro lo que significa el premio y el festival para la zona. Es el gran evento cultural del año. Es algo que viene muy de abajo, muy del pueblo. La gente lo siente muy cerca.
Este tipo de festivales amplía la perspectiva que muchas veces tiene la gente que vive en Madrid, que parece que lo que sucede fuera de Madrid no existe.
Es verdad. España es un país muy diverso, muy rico. Culturalmente también lo es y tiene unos matices bestiales. El hecho de que Madrid acumule el gran poder político, económico y mediático hace que a veces quienes estamos ahí, aunque no seamos de ahí, acabemos sumergidos en esa burbuja. Es difícil sacar la cabeza, a pesar de que tenemos equipos territoriales en toda España. Es cierto que Madrid te acaba absorbiendo porque genera tanta información y tantas noticias…Uno corre el riesgo de despistarse y creer que toda España es Madrid. Es una comunidad en la que se juntan muchas partes de España, eso es cierto, pero hay que sacar la cabeza. No solo la cultura se vive de otra manera. La política se vive de otra manera. La visión del país se ve de otra forma. Eso es enriquecedor y mucho más pausado fuera de la capital.
Te quería preguntar por tu nueva etapa profesional al frente de los Informativos Telecinco. ¿Qué balance haces de estos primeros meses?
Han sido meses muy intensos y muy divertidos. Con una gran responsabilidad. Aprendiendo cosas que no sabía, ejerciendo funciones que no había ejercido nunca. Ha sido un reto enorme (y un gran estrés, lo reconozco) y mucho aprendizaje. He descubierto un grupo de periodistas y profesionales con muchas ganas de explorar nuevos formatos, de hacer cosas nuevas. Ha sido muy enriquecedor. Dejo atrás una etapa maravillosa, con gente a la que quiero mucho y voy a seguir vinculado siempre.
Es la emoción de un proyecto que empieza casi de cero. Telecinco ha decidido apostar más seriamente por los informativos. Pedro Piqueras lo ha defendido magníficamente bien y de una manera ejemplar. Ahora, digamos, que hay unas ganas de hacer cosas nuevas con otro lenguaje y nuevos códigos.
No es que partas de cero, pero quieren hacer otra cosa. Eso debe ser estimulante (y estresante).
Sí, es un reto en el que me han surgido situaciones a las que no me había enfrentado nunca. Antes mi papel era más reducido. Eso tiene cosas buenas y cosas malas. Es un aprendizaje y un reto que quizá no se hubiera vuelto a repetir en el futuro. Esas cosas hay que hacerlas de vez en cuando. Era una oportunidad muy golosa. También me estimulaba el hecho de que una gran cadena, y un gran grupo como es Mediaset, sea consciente de que los informativos son la columna vertebral de un medio de comunicación. La televisión ha cambiado mucho, las audiencias se han fragmentado enormemente, pero hay algunos servicios que son fundamentales de la televisión en directo. La información, sin duda, lo es. Aporta prestigio si está bien hecha y ejerce de servicio público.
Mucha gente asegura que ya solo ve los informativos.
Son productos puramente televisivos, de consumo inmediato. Ver un informativo de hace dos días no tiene sentido salvo que busques algo muy concreto. Quieres información lo más rigurosa posible, lo más actualizada posible de lo que está ocurriendo. No tiene nada que ver con una serie o un documental. El informativo tiene esa esencia del directo y es de las piezas que tiene más futuro dentro de la televisión tradicional.
¿Echas de menos tu etapa de reportero o corresponsal?
Sí que se echa de menos. Es lo que más disfruto y para lo que creo que tengo más capacidades. Es un trabajo muy enriquecedor. Uno se tiene que concentrar en buscar esas historias, moverse por lugares que a veces no conoce demasiado bien. Es un trabajo muy enriquecedor. Ahora estoy en el otro lado, en la redacción. Tratando de tener una visión muy general de las cosas. Eso, por desgracia, a veces te obliga a tener una visión muy superficial de cada una de las cosas, sin estar especializado prácticamente en nada. Esa es la parte bonita de ser corresponsal. Tener esa capacidad de especializarte en algo muy concreto y buscar las mejores fuentes, las mejores historias. Eso es un trabajo precioso. Lo más bonito de la profesión. Lo digo con cierto conocimiento.
Me lo he pasado muy bien. Ahora puedo seguir haciéndolo. En Televisión Española, de alguna manera, podía hacerlo en algunos telediarios especiales. Ahora en Telecinco ese es el modelo que estamos desarrollando también. Cuando algo merece la pena, salimos, vamos al lugar, construimos un relato y una historia para el espectador lo más rigurosa posible.
Hay dos temas de plena actualidad y que te tocan de cerca por tu pasado de corresponsal. Las elecciones en Estados Unidos y la invasión de Ucrania por parte de Rusia. En cuanto al escenario estadounidense. ¿Qué reflexión te sugiera la nominación de Kamala Harris?
A día de hoy, primeros de agosto, es pronto para saberlo. Estamos todavía en la burbuja del efecto de Kamala Harris. Hay que esperar a que se asiente el polvo que está en suspensión. Hay mucha emoción porque se ha ido Biden, hay una nueva candidata y cierta esperanza por ganar a Trump. Habrá que esperar. Faltan todavía tres meses. Octubre siempre es un mes decisivo en las elecciones norteamericanas. Siempre se habla de las sorpresas de octubre donde los partidos sacan la artillería para zurrarse y sacar algún escándalo que pueda desestabilizar al contrario. Pueden pasar muchas cosas. Hoy la carrera está más competida que antes.
El partido demócrata ha jugado de una manera muy errática. Me ha llamado mucho la atención como se ha gestionado la salida de Biden. Del día a la noche todos empezaron a ver con claridad algo que era una evidencia desde hacía meses o años. El hecho del debate lo cambia todo y se articula una coreografía desde los grandes medios de comunicación para forzar esa salida. Ha tenido algo de teatral, una presión enorme y Biden ha tenido que apartarse. Es una figura por descifrar Kamala Harris.
Parecía como candidata segura de Biden, incluso a mitad de la legislatura, pero su figura como que se desfondó. ¿Qué ocurrió?
Se le achacan algunos errores en la gestión de la inmigración de países de América Central. Fue uno de los encargos que le hizo el presidente Biden. Era una patata caliente de muy difícil solución. No había muchas perspectivas de éxito con esa cartera. Kamala Harris la afronta con éxito limitado y algunas declaraciones confusas que le llevan a colgarse ese sambenito y que han desgastado su figura pública. Ha estado con un perfil muy bajo cuando parecía que iba a ser presidenta a mitad de legislatura. Eso cambió.
Sin embargo, como la política es algo tan etéreo, estamos viendo como hay un boom detrás de Kamala Harris. Hay cierto éxtasis demócrata porque hay una figura más joven, más vigorosa…Hay que esperar a que se asienten las piezas. Puede haber un error en la campaña, un cara a cara con Trump…Quedan semanas muy intensas y quizás se esté edulcorando un poco la figura de la candidata demócrata.
¿La invasión de Ucrania tiene solución?
No tengo ni idea de cómo se puede despejar el terreno. Veinticuatro horas antes de la invasión de Ucrania no creía que Putin se atreviera. Y lo hizo. Tiene muy difícil solución. Es verdad que Trump dice que en 24 horas lo resuelve. Eso es francamente difícil. Si tuviera que apostar, apostaría por un escenario de largo recorrido con una especie de conflicto congelado y enquistado. ¿Cómo se resuelve esto? Pues en algún momento supongo que negociando. Aunque parezca imposible. El tiempo va colocando las piezas y algunos conflictos que parecen enquistados acaban en una mesa de negociación.
Todo dependerá de lo que suceda en Washington. No hay que ser cínico. La gran pieza en todo esto es Estados Unidos. Si hay una presidencia que abandona a Ucrania y a los socios occidentales, o decide cortar la ayuda, va a ser clave para forzar una negociación o para que Ucrania se vea abandonada. Si Trump hace eso, siendo un presidente aislacionista y su vicepresidente aún más, pues ahí habrá un cambio en el curso de los acontecimientos. La clave de todo esto, Putin lo sabe también, Zelenski también lo sabe, va a ser lo que suceda en las elecciones de noviembre.