MURCIA. El Gobierno español, entre otras, cita a la expresión escrita y las matemáticas como elementos claves del fracaso escolar que llevamos a nuestras espaldas desde hace décadas, pero una vez más se equivoca. Al igual de lo mostrado desde la mitología griega, el rey Midas tenía la maldición de convertir en oro todo lo que tocase. El actual Gobierno, si me lo permiten, deja al rey Midas en mangas de escapulario.
Desde la asociación cultural y práctica pedagógica Víctor García Hoz de nuestra región murciana son muchas las horas que le hemos dedicado a este tema y, por cierto, antes y hoy, seguimos creyendo que es urgente plantearnos que nuestras sociedades no pueden subsistir con sistemas educativos que no estén dispuestos a caminar por la senda de la excelencia y la optimización de los resultados del aprendizaje de cada escolar. Una enseñanza graduada que ignore sistemáticamente las diferencias individuales es simplemente una enseñanza inadecuada para promover el desarrollo óptimo de las personas, de todas ellas. Y siempre hemos entendido que no hay educación de calidad si no se logra que el rendimiento de cada escolar sea excelente.
"En España existe una cierta obsesión por eliminar las diferencias de los escolares pretendiendo que todos sean más iguales, algo imposible"
Estudios realizados nos han señalado que la mayor parte de las intervenciones en los sistemas que más incrementan su eficacia se llevan a cabo en el proceso y, dentro de este ámbito, los sistemas que más mejoran gastan la mayor parte de su actividad en perfeccionar el desarrollo de lo que se enseña más que cambiar los contenidos. De todas maneras, la Víctor García Hoz murciana siempre ha llegado a pensar que un sistema educativo mejor es el que logra que sus estudiantes mejoren sus resultados y, a pesar de las evidencias en los estudios internacionales de evaluación, la mejora es posible y necesaria.
Cuanto peores sean los resultados del sistema más perjudicados serán todos los alumnos, sobre todo los de mayor capacidad, porque son los que presentarán un déficit mayor entre sus posibilidades y su realización. En España existe una cierta obsesión por eliminar las diferencias de los escolares pretendiendo que todos sean más iguales, algo, por otra parte, completamente imposible. Un sistema educativo mejor es aquel que promueve la individualización educativa y la flexibilidad curricular, permitiendo que cada alumno pueda llegar tan lejos como su capacidad y motivación permitan, a tanta velocidad como sus condiciones personales para aprender faciliten, con tanta amplitud como su curiosidad intelectual y creatividad favorezcan.
¿No es posible realmente una escuela así? ¿Están realmente los sistemas educativos condenados a perseguir la abstracción del alumno medio para siempre? ¿No podríamos conseguir que los profesores se convirtiesen en facilitadores del aprendizaje de sus alumnos en lugar de protagonistas del trabajo escolar? ¿No podríamos hacer de la escuela verdaderos centro de aprendizaje en lugar de ámbitos prioritariamente de enseñanza?
Lo primero que tendríamos que reflexionar sería determinar, por paradójico que parezca, "qué deben saber y saber hacer" los alumnos en cada materia y a cada edad, precisamente para poder evaluar el grado en el que se logra lo que se pretende. Esto, en términos técnicos, significa determinar los estándares de contenido de las diversas materias. Conclusión: el problema no está en la Expresión Escrita ni en las Matemáticas sino en el Sistema Educativo Español.
A ello tendríamos que añadir: los hijos que conviven en familias desestructuradas como causa del fracaso escolar (52%), la utilidad de la formación para la familia (67%), clase social de las familias y los barrios/zonas en las que se vive. Claramente, la familia, según la mayoría de los estudios, sigue ocupando los puestos de honor entre las causas más señaladas por los profesores. Son muchos los profesores y orientadores que están en contra de los sistemas educativos desde hace años: se pronuncian argumentando que el sistema educativo sigue siendo incapaz de compensar las deficiencias de origen sociocultural y aquí seguimos insistiendo en la falta de medios para hacer real la igualdad de oportunidades, más bien incluso la equidad: dar a cada uno lo que necesita y no patatas bravas para todos.
Mariano Galián Tudela
Maestro y pedagogo