MURCIA. "Cuando esta foto hable, dejará mi corazón de quererte" o "No te puedo asegurar que soñaré contigo, pero sí que me acostaré pensando en ti". Dedicatorias como estas figuraban en las fotografías que los marineros de la Armada Española enviaban a novias que esperaban con paciencia su regreso. Así se pueden leer en el reverso de unas fotografías de estudio en blanco y negro (o coloreadas), en las que algunos marineros aparecen como auténticas estrellas de Hollywood, con la gorra ladeada y poses de galán de cine. Otros muchos mensajes de cariño que acompañaban estos retratos iban dirigidos a las madres, hermanos o amigos cercanos.
Estas y otras muchas curiosidades se puede contemplar en la exposición Mirando a la cámara; La marinería de la Armada Española a través de la fotografía (1875-1950), que permanecerá en la Biblioteca Regional de Murcia (BRMU) hasta el 9 de junio. La muestra fotógrafica, que repasa 75 años de historia de la Marina, está compuesta por imágenes recopiladas durante años por Diego Quevedo Carmona.
Cabe señalar, tal y como se apunta en la exposición, que cuando la fotografía empezó a implantarse en el último tercio del XIX, la novedad hizo que nacieran muchos establecimientos para cubrir la demanda de aquellos que querían dejar un retrato para la posteridad. Una parte importante de esta clientela fue la marinería de la Armada, que hacía un esfuerzo económico para proporcionarles a sus seres queridos una fotografía con la que poder recordarlos durante sus largas ausencias. Añade el catálogo de la muestra que, casi con seguridad, estos retratos era "comido a besos" por madres y novias, además de ser expuestos en un lugar destacado de la vivienda.
La exposición de la BRMU lleva al visitante a bordo de un recorrido por la uniformidad que ha llevado la marinería y por algunos de los diferentes estudios fotográficos que ha habido en España y sus colonias y que inmortalizaron en un momento dado a jóvenes que cumplían su servicio militar en la Armada en puntos tan lejanos como Cuba o Filipinas.
También deja constancia del origen, por ejemplo, de la tradición de vertir a los niños de marineros para hacer la Primera Comunión. Se trata de una costumbre que comenzó en 1866, año en el que Méndez Núñez volvió a españa, tras la batalla de Callao, convertido en un héroe. Este orgullo patrio motivó que los más pudientes vistiesen a los niños de marineritos los domingos y fiestas de guardar; convirtiéndose más tarde en el traje de los comulgantes. La exposición muesta a niños con este atuendo, luciendo en sus gorros el nombre del buque que en aquel momento estuviera más de moda.