MURCIA. La Navidad es quizás la época más singular del año. No importa país, continente o cultura, los últimos días de diciembre se viven de una forma muy especial, es el tiempo del reencuentro con amigos y familiares, de compartir alegrías e ilusiones, de los buenos deseos y de las renovadas esperanzas. Incluso en época de guerras, en Navidad se hacía un paréntesis para disfrutar de un oasis de paz.
La Navidad despierta los sentimientos más nobles del ser humano, se busca la felicidad y lo más importante, compartirla con los demás. No hay felicidad si no se transmite a quienes nos rodean y a quienes queremos. La esencia de la navidad, en torno al nacimiento de Jesús para los cristianos y buena parte de la humanidad, es el del anuncio de la nueva era, de la renovación de nuestros deseos por un mundo mejor, sin violencias, sin dolor, más justo y solidario.
La Navidad murciana, la del belén y del árbol de la nueva vida está simbolizada por figuras de barro creadas por artistas de exquisita sensibilidad que alcanzan la categoría de autenticas obras escultóricas, en bellas imágenes plasmadas en lienzos por los mejores pintores de todas las épocas o por escenografías luminosas que adornan plazas y calles de nuestras ciudades que llaman a vivir estos días tan especiales olvidando tristezas y preocupaciones.
Celebramos la Navidad gracias a los esforzados agricultores que optimizando los recursos naturales en una tierra con escasez de agua, consiguen producir las frutas y hortalizas que presiden nuestra mesa. De los ganaderos y pescadores que nos abastecen de las carnes y pescados que conforman los singulares platos navideños. De los comerciantes auténticos pajes y ángeles que portan los regalos. De los transportistas encargados de distribuir alimentos y facilitar los reencuentros. De quiénes en restaurantes y bares son perfectos anfitriones para las reuniones de amigos y compañeros.
La Navidad tiene una gran importancia no sólo desde el punto de vista anímico o espiritual, también influye para que una gran parte de la actividad económica se fortalezca y crezca con una especial intensidad estos días. La hostelería, el comercio, el ocio, el transporte y tantos otros sectores, esperan de estos días el tan ansiado desahogo para cubrir las expectativas anuales y poder cerrar el ejercicio con saldo favorable.
Este año nos toca vivir de nuevo una navidad especial. La crisis de la pandemia Covid-19 no quiere abandonarnos y se empeña en interferir con los deseos de la población. Cuando se comenzaban a recuperar las comidas y cenas de compañeros y amigos, los eventos socioculturales masivos, las celebraciones o las merecidas vacaciones, de nuevo aparece el coronavirus provocando un empobrecimiento generalizado de sectores como el de la restauración, el regalo, ocio o el comercio que dependen de la actividad de estos días.
A pesar de las dificultades, de los estragos que ocasiona la crisis sanitaria, las penurias económicas por las que atraviesan muchas familias, nadie nos puede quitar la Navidad. La época en la que ansiamos que el niño Jesús renazca entre nosotros y renueve nuestra fe y esperanza. La Navidad se lleva en el corazón y este año de nuevo florecerá para disfrutar de la felicidad que nos merecemos y sobre todo para compartirla con quienes nos rodean. Es tiempo de vivir la Navidad, de seguir soñando con que un mundo mejor es posible si nos lo proponemos. ¡Feliz Navidad!
