VIENTO DE LEBECHE / OPINIÓN

Es la gestión, estúpido

4/09/2020 - 

'La economía, estúpido'. Como muchos de los lectores conocerán esa es una de las tres frases que James Carville, estratega de la campaña electoral de Bill Clinton a las elecciones presidenciales de 1992, colocó en un cartel en la sede del  Partido Demócrata. En esos momentos la popularidad del presidente republicano George Bush padre, oponente de Clinton, rozaba el 90% de aprobación tras el fin de la Guerra Fría y el éxito de la primera  Guerra del Golfo.

Con esa frase, que luego, ligeramente modificada en el eslogan 'Es la economía, estúpido',  el estratega señalaba a Clinton que éste debía centrarse durante la campaña en las verdaderas necesidades de la gente, en mejorar sus situación económica y la situación económica general del país. Así lo hizo y la campaña dio un vuelco hasta conseguir ganar las elecciones.

Viene esta anécdota a colación  de lo que nos está pasando en esta época de gran incertidumbre y de severa crisis tanto sanitaria como económica. Con los datos en la mano, somos el país de nuestro entorno  que peor está gestionando esta crisis. Es, hasta cierto punto, lógico que en un primer momento la magnitud de la pandemia, la rápida extensión de la misma y la subsiguiente crisis económica cogiera desprevenidos y por sorpresa a nuestros gobernantes, a todos los gobernantes del mundo. Pero también es cierto que unos países supieron gestionar mejor que otros el tremendo desafío. Y es que esa es la clave: la gestión, o mejor dicho la eficacia en la gestión, con el asesoramiento técnico, científico y económico adecuado y lo más solvente posible.

Entre los principios de la gestión estratégica hay uno que yo considero fundamental para el éxito empresarial y también para cualquier orden de la vida, incluida la gestión de los asuntos públicos. No es otro que la anticipación estratégica. Este principio, aplicado a cualquier tipo de organización, sea empresarial, gubernamental o social, no es más que hacer que esa organización sea proactiva. No esperar a que ocurran los acontecimientos para responder a los mismos, sino tratar de prever los distintos  escenarios  a futuro y preparar las posibles respuestas ante cada uno de ellos.  Para entendernos, tratar de adelantarnos a los acontecimientos y tener preparado un plan B,C , D…

Han pasado ya seis meses desde que todo esto comenzó en nuestro país. Hemos pasado por confinamientos, hemos sido 'faseados' y 'desescalados', se ha hundido nuestra economía, se ha ido al garete toda la temporada del sector turístico, y se han perdido un gran  número de puestos de trabajo.

¿No creen que seis meses después ya se deberían tener varios escenarios en la mesa tanto en la crisis sanitaria como en la económica con acciones a tomar en función de la evolución de los acontecimientos?

En el aspecto sanitario estamos, al parecer, en una segunda oleada. ¿Cómo es posible que en base a la triste experiencia, no se haya hecho un ejercicio de anticipación,  para diseñar los posibles escenarios y en base a ellos tener una serie de criterios o protocolos a seguir? Al menos, mi personal impresión es que seguimos a remolque de los acontecimientos. ¿Cómo es posible que no se haya aceptado la propuesta de varios doctores y científicos de renombre para que se lleve a cabo una auditoría de gestión de la crisis sanitaria , que permita ver los fallos que ha habido , y , sobre todo , plantee distintas acciones en función de las distintas posibilidades de evolución de la crisis? Es más ¿Cómo es posible que no exista aún ese  comité de expertos que nos dijeron que existía, y que no era más que otra mentira del marketing político?¿Cómo es posible que el Ministerio de Educación y las consejerías del ramo se reúnan sólo una semana antes  del inicio de las clases? Del ministro de Universidades ni hablamos. En el plano legislativo, han pasado tres meses desde que se dijo que se estudiaría un nuevo marco legal dentro de las leyes sanitarias para permitir adoptar, según que decisiones, sin declarar el estado de alarma: ¿Han visto, aunque sea un mísero borrador? Ahora parece que vale una ley de 1981. ¿Y antes no? Creo que el único ministerio que se ha anticipado algo a lo que pudiera venir es el Ministerio de Defensa, formando a rastreadores, que son una  de las claves para la detección y detención de la expansión de la pandemia.

En cuanto a la gestión económica, ya hablaremos de las imprecisas y generalistas conclusiones de esa fallida Comisión de Reconstrucción en un próximo artículo. Pero sirvan dos ejemplos de gestión pura y dura en donde se ha fallado estrepitosamente: ¿cómo es posible que haya aún miles de trabajadores afectados por ERTE que no hayan cobrado? ¿Cómo es posible que, tal y como han denunciado los sindicatos , sólo se hayan aprobado unos poquísimos expedientes de todas las solicitudes de Ingreso Mínimo Vital?

Mientras tanto, nuestros políticos siguen inmersos en sus 'Juegos de tronos' y sus 'House of Cards'. Es decir, en sus estrategias de salón, en su endogamia habitual, haciendo politiquilla con minúsculas a través de redes sociales, lo que sólo permite la consigna y el ataque o insulto al adversario y no el razonamiento y la argumentación, polarizando a la sociedad y  tratando de ver  quién  culpabiliza a quién de la situación. En manos de especialistas de marketing político, cuya función no  es servir al interés general, sino a la propaganda y a la imagen y rédito electoral de quien les paga.

En una situación de crisis hay que actuar, hay que gestionar del modo más eficaz y eficiente posible. Por el interés  general, no partidista. Mientras dure esta  situación, nuestros gobernantes deberían olvidarse   del marketing político y de  sus asesores de imagen y electorales. Deberían rodearse de los mejores expertos  científicos, sanitarios, técnicos y económicos. Les aseguro que en la sociedad civil los hay muy buenos. No es el momento de campañitas de marketing, no es momento de eslóganes. No es momento de estrategia electoral. Es la hora de las propuestas y  de las  soluciones.  Es la hora de la Gestión, con mayúsculas .Que se pongan de acuerdo, o no lo hagan, pero que sea por cuestiones de fondo, no por sus cuitas partidarias de corto alcance. Con contadas excepciones, ya  sabíamos que estamos ante la clase política más mediocre de toda nuestra historia democrática. Pero, por favor, que no se empeñen en demostrarlo cada día.  

Pongan en las sedes de sus partidos un letrero  parecido al que se  colgó en la sede del Partido Demócrata: 'Es la hora de la gestión, estúpido'.

Alfonso Rosique es ingeniero industrial

arosiqueros@gmail.com


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