MURCIA (EFE). El Gobierno y las grandes energéticas españolas como Repsol, Endesa o Iberdrola han decidido apostar por el hidrógeno verde, que puede llegar a convertir a España en un país exportador de energía. ¿Por qué ahora? Diez claves para entender el combustible del futuro.
El hidrógeno no existe libre en la naturaleza. Para usarlo como combustible hay que fabricarlo mediante la electrolisis: se aplica electricidad al agua para separar las moléculas de hidrógeno del oxígeno. Esta tecnología se usa desde hace décadas, pero todavía es cara y poco eficaz.
El hidrógeno lleva el "apellido" del origen de la electricidad que se usa para fabricarlo: azul o gris (de gas natural) y hasta negro (de carbón). Todos éstos producen CO2 al generarlo. Verde es el que utiliza como origen de la electricidad las energías renovables, como la solar o la eólica.
Descarbonización obliga. Si se quiere cumplir el objetivo de emisiones cero de CO2 para el año 2050, usar hidrógeno como combustible puede descarbonizar sectores que son muy complicados de electrificar, como los aviones o los barcos, además de las industrias química y siderúrgica.
La tecnología de Europa lleva perdidas unas cuantas batallas tecnológicas, pero el hidrogeno verde es todavía tan incipiente que se puede ganar esta carrera por fabricar electrolizadores.
China va a poner en marcha uno de 150 megavatios este mes de febrero, alimentado por eólica, mientras que en España hasta 2025 no se prevé tener uno de 100 megavatios, pero no es un retraso notable. La clave va ser la investigación para ver quién en la próxima década le saca más densidad de energía a una molécula de hidrógeno.
Todas. Al fabricar hidrógeno verde sale vapor de agua, cero emisiones de CO2. Además, el suministro es seguro, porque el hidrógeno se conserva tanto en gas como en líquido. Al poder almacenarse a largo plazo y en grandes cantidades, facilita el uso de las energías renovables.
El coste. El verde es ahora 2,5 veces más caro que el gris. Los optimistas creen que en diez años podría ser competitivo. Dependerá de lo que se avance en investigación, del precio de las renovables que se usan para fabricarlo y del coste de los competidores, el diésel o el gas natural, ahora disparados.
Poquísimo. En España, 627.000 toneladas anuales de hidrógeno gris, que se usa para el sector de refino (en Repsol) y fabricar amoníaco. En toda Europa se usan siete millones de toneladas anuales de hidrógeno. Por comparar, una única refinería como la vizcaína de Petronor procesa doce millones de toneladas de combustibles anualmente.
Según los planes del Ministerio de Transición Ecológica, el primer objetivo se ha puesto en lograr una potencia instalada de electrolizadores de entre 300 MW y 600 MW para 2024, y 4 gigavatios para 2030.
Al ritmo que han surgido proyectos, el sector considera que se puede superar: hay electrolizadores previstos casi en cada provincia, con grandes inversiones en Tarragona, Cartagena, Puertollano o Abanto (Bizkaia).
Incluso Iberdrola, aliada con CAF, y Repsol, con Talgo, han presentado ya proyectos para trenes ayudados por hidrógeno.
Todos estos proyectos aspiran a los fondos europeos que se van a repartir este año, una de las claves de que el hidrógeno verde esté de moda, hasta el punto de que algunos hablan de burbuja.
Europa aspira a que en 2050 el 12 por ciento de la energía consumida proceda de hidrógeno verde. Más de la mitad, el 52 por ciento, sería española. Con viento y sol a raudales para generar hidrógeno verde, si todo sale bien España podría ser a mitad de siglo exportadora de energía.