MURCIA. De buenas a primeras es posible que el nombre de Charlie Kaufman (Nueva York, 1958) no diga nada. La cosa cambia al mentar las películas Cómo ser John Malkovich (1999), Eternal Sunshine of the Spotless Mind (1999) o Adaptation (2002), de las que fue guionista. Tres de los guiones de Kaufman aparecen en la lista del Writers Guild of America de los 101 mejores guiones cinematográficos jamás escritos. El guionista comenzó su carrera entre las penurias que supone escribir para programas de televisión que morían en la primera temporada. En estado de miseria laboral escribió Cómo ser John Malkovich el guión aterrizó en el despacho del director Spike Jonze y de ahí a lo que todos sabemos: el primer largometraje de Spike Jonze fue un éxito y se llevó varias nominaciones a los premios Oscar.
Synecdoche, New York (2008), Anomalisa (2015) y I'm Thinking of Ending Things, estrenada en 2020 en la plataforma Netflix son los films en los que Kaufman ha ejercido de director, además de guionista y productor. En ese último año, 2020, este ser de Hollywood también tuvo tiempo para editar junto a Random House su primera novela: Antkind, un volumen de 944 páginas que en España editó el año pasado la editorial independiente Barrett, traducido su título por Mundo hormiga.
Ce Santiago traduce este extenso volumen que cuenta con la ilustración en la cubierta de Isidro Ferrer. En palabras de Barrett, este bombazo editorial es “una mordaz denuncia del mundo moderno y una reflexión sobre el arte, el tiempo, la memoria, la identidad, la comedia y la propia naturaleza de la existencia”.
En la sinopsis leemos que “B. Rosenberg, crítico de cine neurótico e infravalorado (académico fracasado, cineasta, amante, vendedor de zapatos que duerme en un cajón de calcetines), se tropieza con una película hasta ahora inédita realizada por un enigmático forastero, una película que está convencido de que cambiará la trayectoria de su carrera y sacudirá el mundo del cine hasta sus cimientos. Cuando llega a sus manos la que posiblemente sea la mejor película jamás realizada —una obra maestra de stop-motion de tres meses de duración que su recluso autor tardó noventa años en completar— B. sabe que su misión es mostrarla al resto de la humanidad. El único problema es que la película ha sido destruida, dejándole como único testigo de su genio inadvertidamente efímero. Todo lo que queda de esta obra de arte es un único fotograma a partir del cual B. debe intentar recordar de alguna manera la película que podría ser la última gran esperanza de la civilización”.
1266 gramos de novela que Barrett editó porque “A veces hacemos cosas a lo loco. Zacarías vio que la novela se había publicado en Estados Unidos y fue un flechazo, un flechazo caro, eso sí, pero al fin y al cabo un amor a primera vista. Valoramos económicamente el proyecto y realmente era una locura, pero nos gusta vivir al borde la ruina”.
Lo de caminar por un desfiladero con los ojos vendados mientras llegan las notificaciones de impago también es familiar para Kaufman. En una entrevista concedida a The Guardian el director declaró que sus películas no dan dinero: “En 2008 salió la primera película que dirigí, Synecdoche, New York, y perdió dinero. En ese momento la industria del cine, casualmente, se vino abajo debido a la crisis económica, y los estudios dejaron de hacer películas y comenzaron a hacer franquicias de superhéroes. El tipo de película de presupuesto medio en la que he estado trabajando, ya no había salida para ella. Simplemente no existía”. En Mundo hormiga podemos apreciar cómo Kaufman canaliza sus frustraciones respecto al mundo del cine y la TV. “Kaufman siempre ha sido muy crítico con el mundo del cine y la TV, incluso con sí mismo. En la novela, lleva esto hasta el extremo, ya que el protagonista es un crítico de cine prepotente, que odia a Charlie Kaufman y que está obsesionado por conseguir llamar la atención en Hollywood. Mundo hormiga es eso, no deja títere con cabeza.
¿Hay esperanza de compra y venta para los libros tan extensos? “La esperanza es lo último que se pierde, pero finalmente se pierde (risas). Hay demasiado pesimismo en Barrett, pero a veces pasan estas cosas. Es el libro más gordo de nuestro catálogo, pero lo que está claro es que descubrir lo que pasa en la mente de Charlie Kaufman en cien páginas es realmente imposible. Para los amantes de su cine es un regalo, una explosión en los ojos, el cerebro”.
En la novela encontramos los rasgos habituales que caracterizan los guiones y películas de Charlie Kaufman. “Metaliteratura, metapensamientos, metameta... Kaufman busca y rebusca dentro de la mente con un sentido del humor reconocible en todas sus películas. No sabemos si Charlie se atreverá a llevar estas 900 páginas al cine, pero nosotros lo vemos claro”.
Pese a lo extenso del volumen, Kaufman hace gala de su maestría con el diálogo para acelerar el ritmo de lectura y hacer cautivo al lector. Las conversaciones apresuradas de los personajes están plagadas de alusiones culturales y sociales. Todo un reto de traducción. “A Ce Santiago se le han acabado las neuronas, menos mal que vive en una casita en Asturias y sale a pescar para despejarse. Ha sido una traducción realmente exigente con muchísimas referencias, bromas y frases con dobles sentidos muy complejas de traducir, pero el resultado es increíble”.
Un obstáculo más: Charlie Kaufman no sabe que Antkind es Mundo hormiga, por así decirlo. El autor y la editorial sevillana no han tenido contacto. Cuando estábamos maquetando el libro solicitamos a su agencia una foto de Kaufman para la biografía y nos indicaron que «Charlie Kaufman no permite usar su imágen en ninguna publicación, continúen sin la foto», y eso hicimos, pusimos una no foto de Kaufman y el texto de la agencia encima. En Barrett nos gustan las presentaciones de libros absurdas, así que llevamos esto al extremo, invitamos al no Kaufman al Festival de Cine de Sevilla, le pusimos una silla para que se sentara junto a nosotros, reservamos un sitio para comer con él en La Cantina del Mercado de calle Feria y le enseñamos La Fuga, nuestra librería favorita de Sevilla. Finalmente nos hicimos una foto todos juntos, pero él quiso salir de espaldas.
En la página 742 de Mundo hormiga leemos que el narrador lee una nota arrugada que pone: “¿Por qué no me contestas?”, frase extrapolable a la realidad, como indican desde Barrett. “Nos gustaría preguntarle: Charlie, ¿es verdad eso que dicen de que que vendrás este año a España con todos los gastos pagados a cargo de Editorial Barrett?”.