VALENCIA. Ni la venganza, ni el odio ni ninguna emoción dominante en general suele ser buena consejera en el mundo de los negocios. Pero hay veces que, voluntariamente o sin intención, ofendemos a la persona equivocada generando en ella deseos de venganza. Hay quien asocia la venganza a una personalidad débil pero, en dosis moderadas, hasta puede sentar bien.
Mucho se ha especulado sobre la compra de Twitter, ahora X, por parte de Elon Musk y las malas relaciones con su hija transgénero Vivian Jenna Wilson, antes Xavier Alexander Musk. Pero uno de los motivos a los que se acogen sus detractores lo encuentran en la biografía de Walter Isaacson sobre la vida del magnate. Según esta, Musk compró Twitter debido a su distanciamiento con su hija trans y por haberse convertido a la ideología ‘woke’ que es, más o menos, como dicen ahora en EE.UU a lo que antes llamaban ‘comunistas’ pero también con un trasfondo social contra las desigualdades y las distintas orientaciones sexuales.
A esta ideología se refirió Elon Musk en una entrevista reciente como el ‘virus woke’ contra el que también carga de vez en cuando en su red social. Se trata de un término peyorativo utilizado por la derecha radical de EEUU a la Musk se muestra cada vez más ligado llegando incluso a entrevistar en X al candidato republicano Donald Trump. Según esta teoría, la compra de Twitter sería una forma de combatir lo que él considera una “propagación del virus de la ideología woke” y de proteger a la sociedad de estas ideas.
También se ha hablado en reiteradas ocasiones de la rivalidad entre Musk y Mark Zuckerberg, el fundador de Meta, o Bill Gates, el fundador de Microsoft, pero estás pertenecen más a las riñas del mundo de los negocios y a una competencia feroz, como la legendaria pelea entre Coca-Cola y Pepsi.
Muchos títulos ocuparon también en su momento los hermanos Adolf y Rudolf Dassler, los fundadores de las multinacionales Adidas y Puma, respectivamente. Antes se separar sus caminos, habían sido socios en la fundación de una fábrica de zapatos en Alemania llamada Hermanos Dassler. Cuentan que la rivalidad entre los hermanos acabó afectando a toda la ciudad porque, después de ofrecer a los trabajadores de Hermanos Dassler que eligiesen entre la empresa de uno u otro, las personas que trabajaban en una fábrica, no podían ser amigas de los empleados de la otra.
Hoy en día, las marcas continúan enfrentadas en el plano comercial. Ambas se encuentran entre las más reconocidas en el mundo deporte donde esto de competir no está mal visto.
También en los orígenes de McDonald’s aparece un conflicto entre los hermanos Richard y Maurice McDonald sobre cómo mejorar la eficiencia de su pequeño restaurante de barbacoa en San Bernardino, California. No obstante, el padre del modelo de franquicia tal y como lo conocemos hoy sería obra de Raymond Albert Kroc quien, como venganza por lo que consideró un precio abusivo por adquirir los derechos de la marca en exclusiva, abrió su propio McDonald’s frente al local original de los hermanos y tuvieron que cerrar años después.
Tampoco en España carecemos de ejemplos de empresas familiares que han acabado uno enfrente del otro. Uno de los casos más recientes sonados es el protagonizado por Dimas Gimeno, el fundador de WOW Concept. Quien fuera presidente de El Corte Inglés entre los años 2014 y 2018 se alejó del negocio familiar después de haber sido cesado como presidente debido a un conflicto interno por el control de la compañía.
Y aunque no se puede decir que el doctor Alejandro del Amo montase Abora Solar por despecho, sí fue un desencuentro con los socios iniciales lo que le llevó a montar una empresa que presume de disponer del panel solar más eficiente. Abora nace en Zaragoza en el año 2017 como una compañía de tecnología solar híbrida, tema de investigación de Del Amo en sus tiempos de doctorando.
Para la explotación comercial de su tecnología, montó en 2010 y tras salir de la universidad una empresa con dos socios quienes terminarían años después despidiéndole de la compañía, la misma que habían montado con su investigación. La reacción de los socios disgustó a Del Amo, pero tampoco agradó a la mayor parte del equipo que terminó pidiendo un despido voluntario.
“Si el equipo ya lo tengo, la tecnología la he parido yo y los potenciales clientes son míos, lo único que necesito es pasta para montar otra empresa” es la reflexión posterior que hizo del Amo. Cuenta también que para conseguir recursos llegó a reunirse hasta con 54 inversores para conseguir una financiación inicial por valor de 850.000 euros procedentes de capital privado, otros 200.000 de Innoenergy, la aceleradora de EIT de la Unión Europea para la sostenibilidad energética, y un Neotec del CDTI. Desde entonces, la compañía no ha parado de innovar, de recibir premios y de crecer. El pasado mes de mayo cerraba una ampliación de capital por valor de 2,64 millones para su expansión internacional, presente ya en más de 35 países.