MURCIA. El Goya a Mejor Cortometraje de Ficción no se lo llevó Sorda, la obra de la molinense Eva Libertad y la murciana Nuria Muñoz (Nexus CreaFilms), pero se alzó con la estatuilla un cineasta cántabro muy vinculado con la Región de Murcia, Elías León Siminiani, por su corto Arquitectura emocional 1959.
El director, natural de Santander (1971), se crio en Murcia, donde vivió hasta los 28 años, y tiene familiares en la Región. En su discurso de agradecimiento, Siminiani recordó los cuatro cines de su vida, hoy desaparecidos: los santanderinos Costa y Capitol y los murcianos Floridablanca y Rex. "Los espacios más importantes de mi vida han sido las salas de cine", reveló.
El corto premiado cuenta la historia de amor de Sebas y Andrea, dos universitarios primerizos, en el curso 1958-1959. La obra también aborda el impacto emocional que tiene la arquitectura emocional. "Este corto habla de la importancia que tienen en nuestra vida los espacios: las calles, las casas... Está construido sobre la idea de que los espacios tienen memoria emocional y nos conforman como personas", relató Siminiani, con el Goya en la mano.
El cineasta también dedicó su premio a los espectadores. "A pesar de todo seguimos intentando llevar a nuestros hijos al cine. Yo trato de hacerlo con mi hija Laura", dijo, dirigiéndose a ella, su hija. "Llevarte al cine fue la mejor forma de transmitirte mi amor infinito".
