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‘LOS SIGNOS DESVELADOS’  

El último diario de Brines

21/05/2022 - 

MURCIA. A principios de 2020, poco antes de comenzar la Covid 19, daba también sus primeros pasos un documental sobre la vida y obra del poeta Francisco Brines. Un equipo liderado por la actriz y cineasta Rosana Pastor, entraba en Elca, la residencia física y literaria del poeta, para recoger lo que serían, sin saberlo en ese momento, sus últimos testimonios. Tras dos años de trabajo, atravesados por la pandemia, la concesión del Premio Cervantes y la desaparición de Brines a los 89 años, el documental -Los signos desvelados- verá la luz este viernes 20 de mayo en Valencia, coincidiendo con el primer aniversario de su fallecimiento. El espacio Imprescindibles de La 2 de TVE, emitirá el documental en su versión para televisión, el domingo 22 de mayo, a las 21.30h.

La idea fundamental a la hora de abordar este proyecto, cuenta Rosana Pastor, “era la de dar a conocer una obra magnífica, la obra de un gran poeta, considerando además que la poesía en muchas ocasiones es un género al que quizás no todo el mundo se siente inclinado”.  La actriz y cineasta destaca la accesibilidad de la obra de Brines: “hay un sector de lectores y lectoras habituales que sienten respeto a la hora de acercarse a la poesía.  En ese sentido, la obra de Brines es una obra con un potencial muy grande para llegar al público, entre otras cuestiones,  porque utiliza un lenguaje elaborado, pero a la vez muy sencillo.  Aunque es verdad que en su obra conviven poemas más complejos, su escritura permite siempre diferentes niveles de lectura.  

La generosidad y cercanía de Brines

La misma accesibilidad que Brines ha ofrecido al equipo durante dos largos años, abriendo las puertas de Elca. “Él es, fue siempre -rectifica Pastor-  una persona muy generosa. No tuvo ningún reparo en abrirnos las puertas de su casa y abrirse también a la experiencia de compartir reflexiones y vivencias. Así que  conocerle y tratarle ha sido muy gozoso para mí  y era patente que él se sentía también muy a gusto. Desde el primer día se estableció entre nosotros una comunicación muy fluida, muy fácil”. 

Los tiempos y exigencias de la pandemia, además de la edad y delicada salud del poeta, dilataron un proceso que concluye esta semana. La directora explica su conciencia y preocupación porque en algunos momentos las entrevistas podían hacerse largas para el poeta “aunque él  no mostraba nunca prisa por terminar, no encontraba nunca el momento para dar por finalizada la conversación. Cuando le veíamos cansado, le planteábamos interrumpir la grabación, pero él volvía a retomar la conversación o abordaba un nuevo tema. Considero que he sido muy afortunada por haber podido disfrutar de la proximidad, y la cercanía del poeta y por haber podido recoger su testimonio en esta última etapa vital.  En nuestros encuentros se llegó a crear un clima de respeto e intimidad muy especial propiciado por  la calidad humana de Brines”.

El objetivo inicial de dar a conocer “a este poeta tan nuestro, que ha  hablado incesantemente de la condición del ser humano y de sus dudas, el poeta que ha cantado nuestra tierra” en palabras de Pastor, fue ampliándose con el propio transcurso de los acontecimientos. Un entorno, el del poeta, protagonizado por el Mediterráneo: “Cuando Brines habla del Mediterráneo, habla de todos los mediterráneos: el de Marruecos; del Mediterráneo griego sobre todo, como cuna de la cultura; del Mediterráneo italiano, el turco, del egipcio … el que encierra toda una herencia milenaria.  Cuando lees sus poemas con referencias al paisaje mediterráneo, ves reflejado todo ese entorno común que compartimos”.  Por eso en el documental el mar está siempre muy presente,   imágenes de mar rodadas en distintos lugares que alientan la idea cinematográfica y poética de que “es un Mediterráneo que puede ser reconocido y sentido, independientemente del punto geográfico en el que te encuentres”. 

Imágenes y palabras

No parece sencillo, a priori, contar la poesía a través del cine, cuando  el lugar natural de las palabras es el papel. Rosana Pastor explica que la poesía de Brines “tiene una cualidad muy cinematográfica y, de hecho, en el documental alguno de los entrevistados  incide en esta misma característica visual: “el propio Brines nos desvela que se acerca al poema no solo con la palabra sino con la mirada, que disfruta  contemplando lo que ven sus ojos y nos traslada esa experiencia convertida en otra realidad antes desconocida. Su poesía está repleta de sensorialidad, de  imágenes riquísimas que ayudan a la persona que está leyéndole a entrar en su universo. Creo que la clave está en que esa sensorialidad conecta inmediatamente con la emoción;  tiene una capacidad para evocar emociones muy  intensa y por eso la poesía de Brines  llega de manera tan directa a quien le lee”. 

En el documental se podrán escuchar algunos poemas en la voz de Pedro Casablanc. La elección de los textos no ha sido nada fácil: “todo lo que me encontraba leyendo, cada uno de sus poemas, me parecía fundamental. Buscaba poemas no muy extensos o fragmentos para introducir en el documental, pero me ha costado elegir  porque me parecían  magníficos todos y no me he atrevido a fragmentarlos”.

La directora comenta que, antes del rodaje, conocía “al Brines que puede conocer alguien que se acerca a su obra, con limitaciones. Conoces la obra, pero no sabes nada de la persona que está detrás. Ha sido con el tiempo y con las entrevistas como he ido descubriendo a la persona que hay detrás de la poesía”. Una presencia, según Pastor, muy cercana: “Brines está a flor de piel  detrás de  cada uno de sus poemas, no hay que indagar mucho”. 

Y al hilo, recuerda divertida: “como lectora, me había acercado y valoraba la obra de Brines, pero no me había impresionado de manera especial. Una noche me senté a leer un volumen recopilatorio de parte de su obra, con tiempo por delante.  Al rato de empezar iba encontrando sentidos nuevos a mi lectura y poco a poco me di cuenta de que  todo lo que iba leyendo, cada poema, cada verso, cada página que abría me parecía fundamental, me conmovía como nunca antes me había conmovido. En ese momento fue, parafraseando a Jorge Luis Borges, como si Brines hubiese empezado a escribir para mí. Y lo más feliz de ese hallazgo, ese que una vez que esa conexión se produce, no desaparece nunca. Brines ha seguido escribiendo para mí… ¡y cómo! 

La directora señala el vínculo que se estableció con la poesía, además del que se iba creando cada día en cada entrevista, con el poeta: “ciertamente, si  puedo decirlo así, le sentí muy cerca.  Para mí su presencia era siempre muy estimulante, muy enriquecedora y cada día cuando salíamos de su casa,   de Elca, el trayecto de regreso a València, era como volver de una inmersión total en el universo del poeta. Tenía la sensación de haber vivido unas horas únicas, en las que Brines había compartido a manos llenas reflexiones, recuerdos, inquietudes, intimidad y esas reflexiones eran las de alguien que se encontraba en un momento determinado de su vida y que tenía plena  consciencia de ello. 

El Premio Cervantes sorprendió al equipo rodando, así como su muerte: “estábamos embarcados en el documental desde hacía varios meses y la muerte del poeta nos encontró rodando. Y ese factor, la desaparición del poeta, para mí  ha sido determinante a la hora de abordar la fase final, el montaje y me llevó a replantearme qué quería contar ahora que ya no estaba el poeta y con ello todo el arco argumental del documental. Ello significa que, si en todos los proyectos documentales el guion definitivo se escribe en la mesa de montaje, en este caso ha sido así sin lugar a dudas. El mismo día en que me dieron la noticia de la muerte de Brines, puede que de un modo intuitivo, pero al tiempo muy conectado con la experiencia que había vivido de proximidad hacia la persona del poeta, pensé que si él ya  no estaba lo que yo más deseaba contar era su presencia”. 


La actriz y directora recuerda que el rodaje había empezado un mes antes de que se declarase la pandemia: “el encierro del Covid no era  muy tranquilizador ni para mí ni para el conjunto de la producción. Vivíamos no sin cierta inquietud, deseando que llegará el momento de poder reencontrarnos con el poeta. Se hizo largo; se había interrumpido nuestra comunicación, era difícil hablar con él por teléfono… Fueron momentos de mucha incertidumbre, hasta que por fin pudimos volver a reunirnos con Brines”.

Ya hacia el final del calendario de trabajo el poeta recibe el Cervantes y, nueve días después, fallece. El día de su muerte, el equipo rodaba en Madrid. Rosana Pastor expresa la conmoción: “la noticia nos llegó mientras grabábamos el Madrid de Brines y  fue un mazazo,  aunque estábamos al corriente del empeoramiento de su salud. El posterior proceso de montaje ha sido largo, laborioso, muy minucioso, por diversos factores, algunos ajenos a mí. He sentido el deseo y la necesidad de rescatar la fuerza de la vida latiendo en cada manifestación del poeta,  su viveza; todo lo que me conmovió de él;  todo lo que compartió con nosotros. Este documental es una obra que le debo a él, y por eso se presenta en Valencia el día que se cumplirá el primer año sin el poeta”.  

La mirada de la directora

Rosana Pastor afirma que no había una expectativa concreta cuando comenzó el proyecto que ahora se presenta: “muchas veces cuando abordas un trabajo como este, vas descubriendo en la medida en que vas haciendo. Lo comente con él desde el principio: “no hay predeterminado un punto de llegada”. He accionado y me he dejado sorprender, he hecho elecciones y a la vez he permitido que me moldeara, todo lo que ha ido sucediendo en este trayecto hasta llegar al resultado que presentaremos el día 20 de mayo en Valencia. Lo que yo he intentado es conjugar los elementos para mostrar a Brines con la misma cualidad diáfana, con la que él se mostró ante nosotros”.  

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