CARTAGENA. Un autómata programable de control (PLC, por sus siglas en inglés) permitirá sustituir el trabajo manual que cada día requiere para su funcionamiento el reloj del siglo XIX que preside la fachada de la sede de la cartagenera Real Sociedad Económica de Amigos del País, en la calle del Aire.
La estudiante de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) Laura Salas Lajarín ha concluido su grado en Ingeniería de Tecnologías Industriales diseñando una estructura externa flexible que, junto al PLC y a una serie de motores y sensores, permite subir los contrapesos que dotan de energía al reloj y que llegan a bajar hasta la base del edificio.
"El mecanismo automático permite mantener en marcha el reloj preservando su funcionamiento, sin perturbar los mecanismos ni la estructura de madera sobre la que se alojan los rodillos, engranajes y palancas que definen su diseño original”, destaca el director del Trabajo Final de Grado (TFG), Roque Torres.
"La complejidad del proceso estriba en el proceso de compensación, automatizado mediante sensores que monitorizan movimientos críticos, que es necesario dotar al sistema para permitir la descarga de los contrapesos al ritmo que el reloj va liberando la energía potencial acumulada en el rodillo principal, conforme avanza el tiempo”, añade el profesor de la Escuela de Industriales. La UPCT ha aportado los materiales necesarios para la instalación y el trabajo y asesoramiento del técnico de su taller mecánico, Juan Albaladejo.
Este reloj, instalado en 1888, es, tras el del Arsenal, el segundo más antiguo de Cartagena, afirman desde la Sociedad Económica, que pidió ayuda a la UPCT para evitar que cada doce horas haya que subir los contrapesos con una manivela.
La institución, asociada al origen de la Politécnica dado que en su edificio se impartieron hasta los años 60 los estudios de la centenaria Escuela de Minas de Cartagena, ha agradecido la contribución de la alumna nombrándola socia de honor.
Este curso, otro estudiante será seleccionado para proseguir el proyecto y conseguir integrar en la automatización el sistema de campanas original, desconectado hace años para preservar el descanso de los vecinos ya que el reloj no discrimina entre las horas diurnas y nocturnas.