MURCIA. El relevo generacional se dio hace un tiempo y quedó demostrado en Riad, la capital de Arabia Saudí. Rafa Nadal lo ha sido todo en el tenis español y mundial pero hoy en día Carlos Alcaraz está por delante del que siempre fue y sigue siendo su ídolo. El murciano se impuso al mallorquín por un doble 6-3 en 1 hora 17 minutos en las semifinales del Six Kings Slam, el torneo con mayor dotación en premios de la historia del deporte de la raqueta. El de El Palmar optará el sábado en torno a las ocho de la tarde -hora española-, en la final frente al italiano Jannik Sinner, a embolsarse nada menos que seis millones de dólares, que es la bolsa para el campeón.
Alcaraz, de 21 años y actual número 2 del mundo -sólo tiene por delante a Sinner-, fue con todo desde el principio ante el veterano de 38 años y que ocupa el puesto 153 del ranking internacional, lejos de las posiciones de privilegio que ocupó durante la mayor parte de una carrera que, como dijo hace unos días, concluirá jugando la Final a Ocho de la Copa Davis el próximo mes en Málaga.
Tan buena fue la puesta en escena de Carlos que los ocho primeros puntos del partido fueron suyos y, con eso, se anotó el break de salida y luego su saque, en ambos casos en blanco.
El primer punto del mallorquín fue especialmente celebrado en The Venue, un estadio de última generación con capacidad para 8.000 espectadores, y Nadal se animó sobre la pista rápida de ese escenario. De hecho, ese servicio se lo anotó igualmente sin permitir a su rival que sumara ningún punto.
Aunque fue más disputado, el cuarto juego también se lo llevó Carlos para mantener la iniciativa (3-1). Cada tenista fue ganando su servicio y eso ya le valía al murciano (4-2 y 5-3). Además, el pupilo de Juan Carlos Ferrero, pegándole fuerte y colocado a la bola -buscó y encontró los ángulos-, siguió amenazando al resto. De hecho, dispuso de tres bolas de ruptura para cerrar el set y a la tercera logró su propósito a pesar de que Nadal sacó su gen competitivo, ese que le llevó a conquistar 92 títulos ATP y 22 de Grand Slam. En todo caso, el 6-3 fue una evidencia después de 42 minutos.
Aunque es un torneo de exhibición el palmareño lo está encarando con gran solidez y sin concesiones. Quedó claro en su primer duelo, ganado por 6-4 y 6-2 ante el danés Holger Rune, y frente a Nadal no iba a cambiar la actitud. Está acabando muy bien el año -así ganó el ATP 500 de Pekín hace un par de semanas- y lo evidenció en el comienzo de la segunda manga.
Al balear, por su parte, le pasaron factura las dobles faltas y Alcaraz, fino y a la vez muy rápido de piernas, no perdonó para instalar el 3-1 con un gran revés ante el que nada pudo hacer su rival. El final y la final parecían cercanos con el 4-1 cayendo en blanco.
Rafa aún se sacó varios puntos de extraordinario nivel para continuar mostrando oposición (4-2) pero Carlos estaba dispuesto a no dejarse sorprender. Su tercer ace supuso el 5-2 y, aunque el de Manacor, ni mucho menos se entregó -el público se lo agradeció y coreó su nombre-, el irresistible servicio del palmareño firmó la sentencia con otro 6-3, éste tras 35 minutos de un partido en el que el puntaje fue de 59-43.
Ambos acabaron fundidos en un abrazo y el siguiente compromiso para CA seguramente será más exigente. Le espera el número 1 de la ATP, un Sinner que venció al serbio Novak Djokovic por 6-2, 6-7 (0) y 6-4 y anteriormente al ruso Daniil Medvedev por 6-0 y 6-3. Menuda final que tenemos este sábado y para ganar los seis millones de dólares a buen seguro que habrá que jugar mucho y bien.