MURCIA. En el entorno actual todas las empresas tienen que luchar por la subsistencia y la superación, en un mercado cada día más global y competitivo. Tener un buen producto o servicio, una buena marca o reputación ya no son garantía de nada. El éxito alcanzado en el pasado no garantiza el éxito futuro, si no viene acompañado de una voluntad constante por innovar. Además de esta situación general, las empresas familiares tienen que afrontar y resolver su propia problemática, que supone principalmente decidir entre seguir con la tradición o apostar por la innovación.
"La fusión de tradición e innovación es el principal reto de las nuevas generaciones que toman el relevo en la compañía"
La tradición puede tener un gran valor, sobre todo si se tiene una buena reputación y los resultados empresariales son buenos, pero también puede suponer un obstáculo para la innovación. La fusión de ambas posiciones es el principal reto de las nuevas generaciones que toman el relevo en la dirección de la compañía. Por lo general, las empresas familiares nacen con un impulso innovador, que se va perdiendo conforme se sitúa más cómodamente en el mercado. Por ello, aunque la gran mayoría de estas empresas son consciente de lo importante que es la innovación, todavía existen muchas de ellas que se resisten o tienen dificultades para superar los obstáculos que les impiden desarrollar una cultura de innovación. Por esta razón, una buena oportunidad para revisar el modelo de negocio e implementar dicha cultura es aprovechar el relevo generacional y la entrada de la nueva generación en la dirección.
Este traspaso a la siguiente generación es un tema clave y a la vez una tarea compleja, ya que cada familia y cada empresa es un mundo, y por eso este proceso no es fácil de realizar. Pues, normalmente, la generación saliente es reticente a abordar el relevo generacional y pospone la decisión, postergando el momento de tener que retirarse de la dirección. Esta es la causa principal por la que la mayoría de las familias empresarias han tendido a posponer el proceso, para evitar tener que tomar decisiones que puedan afectar a la buena armonía familiar.
La situación actual, donde es fundamental la capacidad de innovar, representa el marco idóneo para trasladar mayor responsabilidad a la siguiente generación o, incluso, planificar el relevo en el caso que la continuidad de la empresa se viera comprometida por los malos resultados que está obteniendo la compañía. Teniendo siempre presente que, si la nueva generación no tuviera las competencias necesarias para llevar adelante dicha labor, se debería contratar a profesionales especialistas, sean o no de la familia, para poder hacerlo.