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como ayer / OPINIÓN

El regreso del Club Remo

26/01/2023 - 

MURCIA. En estos días en los que el avance del plan municipal de presunta movilidad urbana sigue abriendo zanjas por toda la ciudad y alguna cofradía carmelitana se pregunta si afectará el zafarrancho a su 'procesionalidad', nos encontramos con el bonito y atractivo proyecto de movilidad fluvial que plantea el Club Remo de Murcia para reverdecer laureles, volver a disponer de una sede de primer orden y recuperar el peso específico que tuvo en la sociedad murciana de los años 60 y 70 del pasado siglo, como informó Cristina Fernández, hace unos días, en Murcia Plaza.

"Fundado en 1958, su gran impulsor fue el comerciante Miguel Pintado Pintado"

Esta noticia conduce a nuestros ayeres en busca del desaparecido edificio donde el club vivió sus días de gloria, sito a la entrada del Malecón, a la vera del famoso León, y demolido en 1997 para construir la pasarela peatonal diseñada por el prestigioso Manterola, esa que se agita al paso de los viandantes, como si quisiera quitárselos de encima.

El Club Remo fue fundado en el año 1958, siendo su gran impulsor el comerciante Miguel Pintado Pintado, vinculado desde años antes a los deportes de agua, ya que había sido tesorero de la Federación de Natación y responsable del Colegio de Árbitros de la misma.    

Resulta notable destacar que el nuevo club no circunscribió su actividad deportiva al deporte del que tomó el nombre, o la natación, de donde procedía su presidente, sino que apostó desde el principio por competir bajo esa denominación en otras modalidades que se desarrollan en seco, como fútbol (la primera sección creada, en octubre de 1959), baloncesto, balonmano y hockey (hierba y patines).

También en el plano social se caracterizó enseguida, y ya en la feria septembrina del mismo año 1958 organizó en el Murcia Parque la "tradicional verbena aristocrática", según rezaba el anuncio inserto en la prensa local. Del mismo modo que en la primavera de 1959, en la sala Nairobi, que estuvo instalada en el Malecón, celebró una fiesta que tenía por objeto recaudar fondos para la construcción de la sede del club, el gran objetivo en aquellos momentos.

Pero también se desarrollaban sesiones de cine, otra de las grandes aficiones del presidente, coloquios y conferencias, exposiciones y hasta fiestas infantiles para una masa social que muy pronto se cifró en 1.500 miembros.

A la feria de 1959 aportó el Club Remo al programa de actos oficial una travesía a nado del río Segura, aunque los planes anunciados por Pintado en agosto eran mucho más ambiciosos, pero lo verdaderamente relevante fue que en el otoño de ese año cubrió aguas el edificio que se iba alzando junto al azud situado entre los molinos de San Francisco y de Los Álamos, y la previsión era que estaría terminado en la primavera del año siguiente, pero con el condicionante de que se reunieran los fondos precisos, algo más de dos millones de pesetas, que se sumarían a los casi 2,4 millones ya invertidos.

La obra la dirigía el arquitecto Enrique Sancho Ruano, que lo fue de la Diputación y del Obispado, pero que atendió también a encargos ajenos a la oficialidad, entre los que estuvo el que nos ocupa, aparte de ser el autor de edificios como los que albergan las consejerías de Hacienda (antes, Diputación Provincial) o de Salud (Ronda Norte), las iglesias de Santa María de Gracia y San Pío X, el Psiquiátrico de El Palmar o el Complejo Residencial de Espinardo

No bastó el empeño para que el Club Remo luciese completamente acabado en la fecha anunciada, sino más de un año después, en los últimos días de la primavera de 1961, pero al menos comenzaron a usarse las dependencias de la planta baja, para disfrute de los asociados.

Hasta que el 10 de junio, con la asistencia de las primeras autoridades provinciales y locales tuvo lugar la inauguración del elegante y funcional edificio pensado por Sancho Ruano, llamativo por su aspecto y privilegiado por su emplazamiento. Contaba, de acuerdo con la descripción hecha por el diario Línea, con tres plantas, terrazas voladas sobre el río, servicios de bar, cine, sala de ajedrez o biblioteca. En resumen, un club deportivo y social de primer orden en el centro mismo de la ciudad.

Y un club que se mostró activo, y que cosechó buenos resultados en las competiciones a las que concurrió, y no sólo regionales, sino también nacionales y hasta internacionales.

Pero el rápido deterioro del río promovió el no menos rápido hundimiento del proyecto que con tanta ilusión y esfuerzo se forjó. Y aunque los remeros y piragüistas siguieron en competición algún tiempo, soportando en sus entrenamientos el fuerte hedor de aquellas aguas contaminadas que muchos recordamos, el edificio pasó a manos de la Cruz Roja a mediados del año 1982, como sede de la sección juvenil de la organización, que estaba entonces en crecimiento, y poco después, en 1986, se reconvirtió en Centro de Atención a Drogodependientes.

La demolición del edificio, como queda escrito más arriba, se produjo en el año 1997, previo desmontaje de un mural de Hernández Carpe y las vidrieras de la fachada, de Muñoz Barberán. En su lugar, aproximadamente, se alza hoy la sede del Consejo Económico y Social de la Región, inaugurado en el mes de enero del año 2006.

En tanto, mientras el mural de Carpe espera destino, las vidrieras de Muñoz Barberán, una vez restauradas, pasaron a la sala de lectura de la biblioteca municipal de Santiago el Mayor, donde quedaron instaladas en el mes de enero de 2010.

Y con la vuelta de la navegabilidad y la vida al río, el Club Remo resurgió de sus cenizas, y anda ahora persiguiendo el sueño de volver a contar con una sede que le convierta en un referente para la sociedad murciana. Como ayer.

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