hablan Esperanza meseguer y beatriz miguel

El pupitre de la igualdad, desde la escuela a la universidad: así lo entienden una maestra y una rectora

7/03/2021 - 

MURCIA. “Un niño, un profesor, un libro y una pluma pueden cambiar el mundo. La educación es la única solución”. Son palabras de la activista pakistaní Malala Yousafzai, la Premio Nobel de la Paz más joven de la historia (le fue concedido con sólo 17 años). Ella sabe de lo que habla, puesto que en la región de donde es originaria los talibanes prohibieron la asistencia de las niñas a la escuela. Los cimientos para construir una sociedad justa e igualitaria se encuentran en la educación. Hablamos con dos mujeres que tienen mucho que decir sobre este tema. Por un lado, Beatriz Miguel Hernández, la primera rectora no sólo de la UPCT, también de una universidad politécnica en España, quien ha sido galardonada por el Gobierno Regional con el Premio 8 de Marzo como ‘Mujer Murciana que ha destacado de forma eminente en cualquier ámbito de la vida social, cultural, política y económica’. También nos cuenta su punto de vista la 'seño' Esperanza Meseguer, seleccionada entre los diez mejores maestros de Infantil de España en los Premios Educa de 2019 –los Goya de la Educación- por su labor en el colegio Nuestra Señora de Loreto, de Santiago de la Ribera.

Beatriz Miguel ha recibido el premio que otorga la Consejería de Mujer este 8M como “un honor, una responsabilidad y un compromiso”; y también con humildad, asegurando que “en el fondo reconoce el relevante papel que la UPCT tiene en la sociedad murciana”. “Es importante mantener el espíritu 8M todos los días”, apunta la rectora, quien vivirá este día “con esperanza” y con "la cautela" que aconseja la pandemia. “Se van a realizar numerosos actos virtuales; siempre hay alternativas”, añade. 

Esta ingeniera química siente -“un poco sí”, confiesa- la responsabilidad de ser pionera al haberse cargado un techo de cristal en el mundo universitario. “No me he cargado nada -dice riendo-. Soy un eslabón más en esta cadena de la igualdad de género en el ámbito laboral". "Lo importante es que haya más mujeres en puestos relevantes y que este “techo” deje de ser noticia y se convierta en algo del pasado”, considera la rectora de la Politécnica de Cartagena, una ciudad que se ha convertido en una excepción por su fuerte liderazgo femenino (en el Ayuntamiento, COEC, Puerto de Cartagena y AJE, además de en la UPCT). ¿Casualidad?  “Creo que son coincidencias que luego, es verdad, reman a favor de la igualdad. Son circunstancias eventuales muy agradables. Lo importante es que este liderazgo femenino se consolide, sea una constante”.

La UPCT es una universidad que trabaja en clave de género independientemente de quién sea rector o rectora

Uno de los retos que tiene Beatriz Miguel como rectora es que se incrementen las vocaciones femeninas en las carreras tecnológicas. En este sentido, señala que “estamos trabajando desde el mes pasado en la iniciativa de la Real Academia de Ingeniería de España de mentorización de jóvenes ingenieras y hemos sido la primera institución de la Región en sumarnos a Dónde Están Ellas, una iniciativa de la Oficina del Parlamento Europeo en España para dar visibilidad al papel de la mujer en espacios públicos profesionales”. En este sentido quiere dejar claro que “la UPCT es una universidad que trabaja en clave de género independientemente de quién sea rector o rectora.

Es importante, añade Miguel, “revertir ciertos ‘clichés’ sobre el tipo de carreras que cursan chicos y chicas” y para ello la UPCT colabora con los institutos de la Región mediante la tutorización de proyectos en Bachillerato de Ciencia y Tecnología. Además participa en IDIES, un proyecto educativo de iniciación a la investigación cuyo objetivo principal es mostrar al alumnado de primero de Bachillerato qué es la investigación y cómo se practica. También lo hace en el congreso SIMIP, programa que nació en 2017 destinado a promocionar y acercar la investigación a los estudiantes preuniversitarios; y en el  proyecto "Cable Amarillo" de la Consejería de Educación, financiado con fondos FEDER, que utiliza la robótica con la finalidad de potenciar el razonamiento lógico-matemático y mejorar las competencias digital, matemática y en ciencia y tecnología de los alumnos. Además los estudiantes de la UPCT realizan talleres y mentorizan a alumnos de los institutos. “En nuestro Campus de la Ingeniería siempre hay una extensa participación de los centros educativo”, destaca la rectora. 

De hecho, es en las etapas educativas previas a la universidad donde las alumnas pueden descubrir sus vocaciones. En el caso de Beatriz Miguel, sus referentes fueron sus profesores de Bachillerato. “Realmente, si me gustó la química fue gracias a mis profesores Mariano y Asun. Por ellos y por mi curiosidad por conocer la transformación de las sustancias. Ahí debió de empezar todo… en los laboratorios”.

“En lo que se refiere a mi trayectoria profesional, fundamentalmente académica, debo decir que estoy muy satisfecha de lo conseguido y, a decir verdad, no me he visto en situaciones complicadas solo por mi condición como mujer”, cuenta la rectora de la UPCT, quien considera, no obstante, que las mujeres siguen enfrentándose a una serie de dificultades. “El binomio mujer y conciliación de la vida personal y laboral está ahí. No sólo la crianza de los hijos sino también cuidar de nuestros mayores; son roles que están más vinculados a la condición femenina, así que eso afecta a la carrera profesional de muchas mujeres; no es mi caso, pero es, sin duda, una realidad. También hay que tener en cuenta la diferencia salarial entre hombres y mujeres por la naturaleza del tipo de puestos que desempeñan. Otra brecha. Otro reto que hemos de afrontar”.

Falta más compromiso real y sobra 'postureo'

Para evitar estas situaciones, la UPCT cuenta con la Unidad de Igualdad, que se encarga de velar por la equiparación efectiva entre mujeres y hombres como medio "para conseguir una universidad más democrática, equilibrada, igualitaria y tolerante". Pero, ¿y en la sociedad de la que vienen y se integrarán sus egresados? “Se rema a favor aunque no suficiente –indica la rectora- Falta más compromiso real y sobra 'postureo'. Hay que reconocer que la situación de la covid-19 es también un mazazo en este aspecto, porque la pandemia pone de manifiesto las fragilidades. La evolución es lenta, sí, pero afortunadamente irreversible y hay que tener en cuenta que es un trabajo de perseverancia, de no darse por vencido, de hablar con convicción y con hechos. La igualdad es cosa de todos. Hay que asumirlo con contundencia y rigor y luego tomar medidas que conformen una nueva realidad más justa para todos y todas”.

Una escuela libre de estereotipos

Esperanza Meseguer

“La escuela ha de ser, sin duda, un espacio libre de estereotipos”, añade por su parte la maestra Esperanza Meseguerquien considera que los colegios son “un reflejo de la sociedad, proyectándose aspectos de ésta que merecen ser reeducados, revisados o replanteados”; aunque cree que “cada vez más estas señales se van minimizando, detectando y llevándolas a debate”. En este sentido, añade que “el principal foco de actuación del docente es ofrecer diferentes puntos de vista, oportunidades, modelos o referencias en los que tanto niñas como niños se puedan ver identificados de una manera sana, justa e igualitaria”.

Esta maestra que ejerce en Santiago de la Ribera nos cuenta alguna de sus iniciativas que, en este sentido, llamaron la atención de los Premios Educa. “Las actividades para fomentar la igualdad entre mi alumnado son muchas e impregnan el día a día del aula, cuidando el lenguaje, las referencias y representaciones, las historias, los cuentos… Un proyecto que realicé para fomentar las STEM (Science, technology and math) en las niñas, en el aula de robótica, fue referente a una investigación sobre las mujeres de la NASA que por sus aportaciones científicas fueron relevantes en la historia. Conocimos a grandes mujeres como Mary Jackson, Nancy Grace Roman, Sally Rider…que a través del juego Quién es quién, fabricado por nosotros mismos, fuimos reconociendo y normalizando como parte destacada de la historia”.

La clave está en ofrecer espacios y materiales que no establezcan diferencias de género ni roles predeterminados 

La 'seño' Esperanza considera, igualmente, que se deben facilitar desde las escuelas “escenarios que inviten al pensamiento lógico y científico desde la infancia, acercando a niños y niñas a su propia naturaleza”. En este sentido, recuerda unos estudios que indican que “los niños, de manera natural y preconscientemente, como parte del software básico de su cerebro, piensan como científicos: hacen predicciones, llevan a cabo pequeños experimentos para comprobarlas y sacan conclusiones con las que revisan sus hipótesis y vuelven a empezar una y otra vez, hasta testar todas sus posibilidades”. No obstante, este proceso se va perdiendo “a medida que se hacen adultos por los conocimientos que adquieren y porque las creencias se imponen al razonamiento científico”

Por eso, añade, “la clave está en la educación, ofreciendo espacios y materiales que no establezcan diferencias de género ni roles predeterminados, e impidiendo que la curiosidad innata a las niñas, de la que surge el método científico, se vaya apagando con la edad. En general, necesitamos fomentar la creatividad en la infancia de forma libre y respetuosa para promover la reflexión y la innovación”.

Pero la realidad es, muchas veces, que los niños juegan al fútbol en el patio y las niñas a otras cosas… “El alumnado ha de convertirse en el propio generador del cambio en su entorno más cercano. Debemos educar a seres comprometidos y responsables con la sociedad y con nuestro planeta, capaces de liderar el cambio. Los patios deben dar cabida a la lectura, al arte, al deporte… actividades en las que todos tengan cabida, niñas haciendo deporte, niños leyendo y en ambos casos recreando situaciones y conversaciones con el suficiente sentido crítico para detectar una escena injusta o sexista”.

Y, ¿cómo va a celebrar esta innovadora profesora el 8M con sus niños del colegio Nuestra Señora de Loreto? “En estos complicados momentos de pandemia que estamos viviendo, la tercera edad está siendo la gran afectada por el virus de la soledad. Por eso, hemos realizado varias actividades con ellos y para este día, concretamente, vamos a darle voz a esas abuelas que sustentan tan diversas estructuras familiares en la calma y en la tempestad. Vamos a hacer una recopilación de relatos de grandes mujeres y de sus sueños”.

Esperanza Meseguer coincide con la rectora de la UPCT en que la conciliación es el mayor problema al que se enfrentan las mujeres. “Yo opté por la lactancia y una crianza con apego, pero esta opción no siempre encuentra espacios inclusivos en la sociedad. Me resultaba complicado asistir con mis hijos a eventos culturales, cursos, congresos, universidades… No siempre había un espacio habilitado para niños que acompañan a sus madres, tejiendo durante estos años decisivos el vínculo que les acompañará toda su vida. Ahora con la pandemia, hemos tenido la posibilidad de ver a madres y padres atendiendo a sus hijos durante conferencias, reuniones… Creo que la conciliación familiar es nuestra gran tarea pendiente. Si el foco de ésta se pusiera en la infancia, la prioridad serían ellos y su educación, ofreciendo oportunidades desde empresas, organizaciones, eventos… La educación de la infancia y su crianza no debe ser una carga sino el objetivo que toda sociedad desarrollada debe perseguir”, asegura.

La educación de la infancia y su crianza no debe ser una carga sino el objetivo que toda sociedad desarrollada debe perseguir

Como buena contadora de cuentos, Esperanza resume la situación con esta frase: “En esta sociedad las mujeres tenemos muchos lobos que nos acechan”, en referencia a “las presiones sociales que se convierten en creencias limitantes y que cada día se llevan un trocito de lo que realmente somos o hemos sido llamadas a ser. Es fundamental recordar a las niñas la necesidad de sentirse plenas y felices tal cual son, sin prejuicios ni comparacionesQue cada una de ellas es única y que la auténtica belleza se encuentra en el interior como resultado de la bondad y la plenitud de ser libres cumpliendo sus propios sueños y no los de otros. La educación debe preparar a las niñas y a los niños en el pensamiento crítico para detectar pequeñas acciones que no sean justas, o en este caso igualitarias por cuestión de género”.

Sobre lo que se debería hacer a nivel profesionalmente, la maestra señala que “las iniciativas de emprendimiento femenino han de ser blindadas desde diferentes frentes ya sean económico, familiar, social… así como el apoyo logístico del género opuesto para impulsar a éstas. Cada vez son más los hombres que demuestran su grandeza reeducando sus creencias y favoreciendo entornos de igualdad. La escuela debe educar a hombres comprometidos con la justicia de igualdad de género y a mujeres sin complejos”.

Recomendaciones de lecturas igualitarias para niños y niñas

“Los cuentos tienen la capacidad de hechizarnos desde pequeños con una semilla que echa raíces en nuestro interior y lo más bonito de todo es que un día, de adultos, sin pedir permiso, florecen. Por eso los cuentos que fomentan la igualdad y las ideas bonitas, me fascinan”, explica Esperanza Meseguer. Estas son sus recomendaciones:

La colección de Itziar Miranda y Thilopía de Edelvives, Cuando las niñas vuelan alto, Yo voy conmigo, Las niñas serán lo que quieran ser de Raquel Díaz Reguera, El príncipe Ceniciento, Papi Calzaslargas, la biografía de Marilyn de María Hesse, Frida de Sebastián Pérez y Benjamin Lacombe… y “el movimiento que me tiene fascinada de #nomorematilda con el que a través de cuentos se pueden conocer los hallazgos científicos de algunas Matildas como Einstein, Fleming, Schrödinger…”.

Además pronto saldrán a la luz dos cuentos que llevan la firma de Esperanza Meseguer: ¡Confía¡, realizado con Virginia Sánchez y la ilustradora Isabel Sánchez; y ¡Hazme una trenza!, ilustrado por Alex Falcó y escrito junto a su sobrina Blanca y sus hijos Aarón y Gala. “Ambos reflejan esa esencia femenina que siempre viene cargada de piedras en los bolsillos”.

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