MURCIA. Son tiempos extraños para mencionar el término optimismo. Voy a tomar otro camino. ¿Habéis visto SOUL? La última obra maestra de Pixar en animación para adultos contiene un mensaje que de vez en cuando se nos olvida.
Todos tenemos un propósito en la vida. Ese sueño por el que nos levantamos cada día. Normalmente lo visualizamos y pensamos que justo ese día, cuando consigamos alcanzar esa meta seremos felices. Mientras tanto, la vida transcurre. Y nos caemos, nos levantamos.
"No nos olvidemos de los sueños grandes, pero tampoco vayamos con las gafas de sol que evitan que captes instantes legendarios"
Pero lo mejor es que un martes de cualquier mes, a las cinco de la tarde ocurre algo que nos hace sentir bien. Quizás se trate del encuentro con alguien especial al que no veíamos hacía años. O simplemente oír nuestra canción favorita mientras vamos en el coche.
Vivir intensamente cada pequeño instante es sinónimo de felicidad
Ser capaz de vivir intensamente esos pequeños instantes mientras llega ‘eso’ que nos hará felices y casi elevarnos del suelo, es el mensaje de la película. ¿Os ha sucedido alguna vez que, al aprobar un examen con buena nota, la felicidad ha durado un segundo?
¡De eso trato de hablar! De que sin renunciar a lo que pensamos o creemos que es el proyecto o misión para la que hemos nacido; no olvidemos lo que realmente hemos venido a hacer a este mundo: a vivir.
Y, a veces, se nos borra ese dato tan importante. Centramos tanto nuestra energía en aquello que todavía no existe, que no saboreamos sensaciones, emociones y nos perdemos el conocer a personas que pueden enriquecer nuestro camino. Dejar espacio para otras formas de pensar y ser capaces de sentir empatía es lo que hará que crezcamos a nivel personal y profesional.
Al fin y al cabo, los proyectos son similares a los seres vivos, y pueden mejorar con el tiempo si vamos añadiendo o modificando ‘piezas’. A raíz de vivir cada día de manera consciente no sólo sentiremos una paz interior que necesitamos, también iremos sumando conocimiento. Y ahí todo vale. Una conversación, interesarnos por otros temas alejados de lo que, en principio, nos gusta.
Nuestro propósito en la vida debería seguir este lema: "Sigo, yo sigo adelante".
Nuestra existencia no es de color rosa. De hecho, hay días grises. Días en los que estamos agotadas. Incluso días en los que pensamos en tirar la toalla, pero resulta que todas esas pequeñas pinceladas de felicidad, a la que muchos, no le dan valor, es a donde debemos acudir para pensar: "Sigo, yo sigo adelante".
En el peor de los contextos, los seres humanos no han dejado de luchar por sus sueños”, y esa es mi reflexión. No nos olvidemos de los sueños grandes, pero tampoco vayamos con las gafas de sol que evitan que captes instantes legendarios.
No se trata de que nos conformemos con poco, sino de que seamos capaces de comprender lo grande que es a veces lo que a otros les parece pequeño. Pienso luchar por mi propósito, pero también estoy dispuesta a descubrir otros por el camino, aunque ahora nuestros paseos sean más cortos, porque la imaginación no tiene límites.
Pero, sobre todo, porque nuestro propósito número 1 puede mejorar durante el trayecto hasta llegar a la meta, siempre que seamos capaces de escuchar. Tanto una buena melodía, como la reflexión de esa persona con la que coincidimos a diario.
¿Y tú, además de tu propósito, saboreas cada momento que te regala algo de felicidad y sabiduría?
El artista ha fallecido por complicaciones cardíacas
