el pasico del aparecido / OPINIÓN

El Pasico se desdobla 

1/02/2023 - 

CARTAGENA. No habrá escapado a la atención de los perspicaces paseantes que el título de mi columna semanal, El Pasico del Aparecido, exhala un aroma paranormal. Salvo que consideremos que los episodios políticos entran en el campo de lo esotérico, lo que no sería del todo descabellado en opinión de algunos, resulta chocante el contraste entre ese título y su contenido. Ha llegado, pues, el momento de hacer concordar el título con el contenido y, para ello, nada mejor que dedicar esa columna a lo paranormal y lo espiritualista. En vez de hablar del presidente español Sánchez o del presidente regional Miras, aparecerán ahora figuras como Swedenborg, el científico sueco que visitó el Más Allá, o Angelita, la niña andaluza que resucitó en un hospital jiennense. En la línea de Iker Jiménez, pero con la vitola cientifista del Aparecido.

¿Quiere eso decir que desaparecerán los comentarios políticos? Gracias a la generosidad de Murcia Plaza, seguirán adelante, pero con el nuevo título de El eurocristiano tibio. ¿Por qué ese título? La mejor explicación la encontrará el lector en las páginas del ensayo El fulgor del bronce, de nuestro paisano Giménez Gracia. En el capítulo El puente y la tortuga, relata ese profesor, metido a gestor cultural, el debate entre dos sabios chinos acerca de la felicidad de los peces del río junto al que paseaban. Opinaba uno que los peces parecían felices y le preguntaba el otro cómo podían saber nada de la felicidad de los peces si ellos no eran peces. La respuesta, definitiva, del primero consistió en afirmar que lo sabía desde el puente desde el que miraba a los peces.

Según esa alegoría, para profundizar en la Verdad hay que haber tenido antes alguna clase de contacto o relación con ella. Dicho más llanamente, es imposible analizar nada sin partir de alguna perspectiva, de algún marco mental, de algún conjunto de valores previo.

"Los amantes de la verdad no renunciamos a cambiar nuestra perspectiva"

Las personas amantes de la verdad no renunciamos a cambiar nuestra perspectiva, e incluso algunos de nuestros valores, si los hechos nos conducen a ello, pero reconocemos que siempre partimos de algún esquema de la realidad. No somos fieles a nosotros mismos, sino fieles a la realidad, pero nunca nos engañamos creyendo que somos como una pizarra vacía en la que la realidad escribe su historia. En absoluto: tenemos raíces, tenemos contexto, tenemos historia, e incluso tenemos genes.

Los biólogos lo sabemos bien. Ningún organismo, ninguna especie, se forma por generación espontánea, sino siempre nace de otro organismo, de otra especie, ya existente. Los organismos podrán desarrollarse y las especies evolucionar, pero a partir de sus primordios, de sus ancestros. 

En mi caso, analizaré la política desde la perspectiva de esa combinación de ciencia y cristianismo que he venido en llamar eurocristianismo. 

¿Y por qué tibio? Porque, aun denostados, los tibios no excluimos, los tibios no acosamos, los tibios no asesinamos. Somos tolerantes sin rendirnos; somos abiertos sin cinismo. Carecemos de la radicalidad de darlo todo por una idea, por una doctrina, pero no cedemos en nuestra pretensión de mejorar las cosas y ayudar a los demás. Podremos no ser mártires, pero nunca somos verdugos.

Se han usado las palabras moderadito, cobardito o tibio, con ánimo peyorativo. Yo las asumo como distintivo. Y por eso lo del eurocristiano tibio. Después de todo, a los europeos nos iría mejor si empezasen a proliferar los islámicos tibios. Lo mismo así dejaban de matar sacristanes. Por mi parte, anuncio que rechazaría con la misma energía los asesinatos de imanes o de ulemas. Lo dicho, eurocristiano, pero tibio. Un triple híbrido.

JR Medina Precioso

jrmedinaprecioso@gmail.com


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