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crónicas de una región misteriosa

El origen 'egipcio' de las procesiones: de los desfiles por el Nilo a la Semana Santa de la Región 

17/03/2024 - 

MURCIA. En una semana toda la Región de Murcia estará inmersa en la Semana Santa. Jumilla, Lorca, Murcia o Cartagena, así como cada uno de los rincones de nuestra tierra, allá donde hubiere una iglesia, parroquia o ermita, celebrarán la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Y lo harán en la mayoría de los casos a través de las procesiones; que desde un punto de vista etimológico viene del latín, del verbo procedere, y del sustantivo processio, que quiere decir marchar, caminar, ir adelante, salida solemne o cortejo religioso.

Pero, ¿alguna vez te has preguntado de donde procede esta tradición? Tal vez te resulte curioso comprobar que el origen de nuestras procesiones, al menos en esencia, es muy anterior a la época de Jesucristo; de hecho, son muchos los historiadores que lo ubican en el Antiguo Egipto. Veamos el por qué.

Existían 'procesiones' como el Festival de Opet, el cual comenzaba el día 15 del primer mes (abril) o segundo mes de la estación de Akhet (septiembre), y que se extendía a lo largo de un mínimo de once días. De hecho, su duración se incrementó con el paso del tiempo, de tal modo que en tiempos de Tutmosis III (1479-1425 a.C.) duraba once días y ya a finales del reinado de Ramsés III (1184 – 1153 a.C.) duraba veintisiete días. ¿Reconoces esa duración en alguna Semana Santa de nuestra Región?

El principal acto del festival de Opet era la procesión ritual por la cual el dios Amón de Karnak visitaba el templo de Luxor para regenerarse. La barca sagrada que lo transportaba, llamada en egipcio imen-user-hat, "Amón, poderoso de proa", estaba hecha en madera de cedro del Líbano chapada en oro, y su proa y popa estaban decoradas con sendas cabezas de carnero, uno de los animales sagrados de Amón.

A lo largo del tiempo, el recorrido de esta procesión se realizó tanto por tierra como por el río. Si se realizaba por vía fluvial, una flota de barcos se encargaba del traslado de las barcas sagradas, el faraón y la corte desde Karnak hasta Luxor. Asimismo, la comitiva era acompañada desde la orilla por soldados, sacerdotes y sacerdotisas, bailarines, portadores de ofrendas y el pueblo llano. Si se realizaba por vía terrestre, la barca sagrada era cargada a hombros por un grupo de sacerdotes y recorría la espléndida avenida de esfinges que separaba ambos recintos religiosos.

Tal y como se puede apreciar en relieves muy posteriores como los del templo de Ramsés III en Medinet Habu, el viaje por la avenida de esfinges era bastante duro, por lo que a lo largo del recorrido la comitiva se detenía a descansar en seis quioscos con altares instalados por la reina Hatshepsut (1473 – 1458 a.C.). Al principio, en tiempos de esta reina, solo la barca de Amón participaba en la procesión, realizando el trayecto de ida por tierra y el trayecto de regreso por el río, aprovechando el curso de la corriente. 

No fue hasta el reinado de Tutankhamon (1336 – 1327 a.C.) cuando se incorporaron a la procesión las barcas con las estatuas de Mut, la consorte del dios, y Khonsu, el hijo de ambos. Durante el reinado de éste, el trayecto en ambos sentidos tenía lugar por vía fluvial. En el viaje hacia el sur, a contracorriente, las barcas eran remolcadas por otras barcas y por grupos de hombres desde la orilla, actividad que se consideraba un grandísimo honor.

Antes de iniciar la procesión hacia el templo de Luxor, la preparación del festival de Opet se extendía varias jornadas. Todo comenzaba con la llegada del faraón a Karnak, donde ofrecía comida, bebida e inciensos como ofrendas a la tríada de dioses y realizaba multitud de purificaciones a lo largo de varios días para que los dioses estuvieran preparados para abandonar su casa y viajar. Asimismo, a lo largo de esos días se sacrificaban docenas o cientos de terneros, que luego servirían como comida a todos los trabajadores del templo.

Después de estos rituales, solo el gran sacerdote y el faraón accedían al sanctasanctórum para sacar las imágenes divinas y colocarlas en sus respectivas barcas sagradas. Una vez hecho esto, las barcas eran cargadas por sacerdotes sobre largas pértigas y llevadas en procesión solemne hasta el muelle situado en el extremo del canal conectado directamente con el río Nilo.

Al llegar al embarcadero del templo de Luxor, una comitiva de sacerdotes salía a recibirles entonando un himno, una de las muchas ceremonias rituales que se llevaban a cabo en el exterior del recinto sagrado. Después de todas ellas, las barcas sagradas penetraban en Luxor acompañadas solo por sacerdotes de alto rango y el faraón, y eran divididas de manera que las de Mut y Khonsu se quedaban en la sala hipóstila, mientras que la de Amón penetraba en lo más profundo del templo.

Desde este momento, la escasez de información sobre el festival de Opet es máxima, puesto que los relieves conservados nos hablan de las procesiones, pero nunca sobre los rituales que se hacían una vez sumergidos en el corazón de Luxor. Por este motivo, todo lo que se pueda hablar sobre ellos son solo hipótesis. Una de las teorías más sólidas afirma que entre estas ceremonias se incluirían una repetición de la coronación del faraón y una especie de ritual místico por el que Amón y Mut se casarían y concebirían a su hijo Khonsu.

A lo largo de las semanas del Festival de Opet, el pueblo llano participaba activamente en las celebraciones, ya que era en estas pocas ocasiones cuando podían acceder a los patios exteriores de los templos para participar en la entrega de ofrendas de alimentos, que luego eran distribuidos entre los asistentes. De esta manera podían formular sus súplicas a los dioses ante las barcas que los transportaban y las estatuas colosales del ka del faraón. Gracias a los relieves de Luxor podemos hacernos una idea acerca de los banquetes de estos días: se despezaban terneros, se preparaban grandes cantidades de vino, se distribuían largas hileras de mesas con pan, frutas y hortalizas, etc. Si piensas un poco apreciarás estos elementos de nuevo en las procesiones de nuestra tierra como es la Semana Santa de Murcia.

Una vez que llegaba el momento de regresar al templo de Karnak, podemos suponer que la participación del pueblo no era menos animada de lo que lo había sido al principio, puesto que habría de pasar un año hasta volver a estar tan cerca de las figuras ocultas de la familia sagrada tebana. Aun así, la llegada al templo de Karnak no implicaba el final del Festival de Opet, ya que antes de que Amón regresara a su hogar en el sanctasanctórum transcurrían varios días repletos de sacrificios, danzas y cánticos.

Como puedes comprobar existen elementos muy similares dentro de nuestras tradiciones que arraigan en un pasado lejano el inicio de una de las tradiciones más arraigadas en la Región de Murcia.

*Santi García es responsable de Rutas Misteriosas y autor del libro 'Murcia Sobrenatural'

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