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tribuna libre / OPINIÓN

El legado liberal de 1812

6/12/2020 - 

MURCIA. La Constitución de 1812 supuso el punto de partida a partir del cual los liberales españoles empezamos a desmontar el Antiguo Régimen y a construir los cimientos de la nueva nación española. Aquella vieja Carta Magna empezaba reconociendo el derecho de Ciudadanía a todos los españoles de ambos hemisferios. Los españoles ya no eran súbditos de un monarca sino ciudadanos de un Estado de Derecho. Supone la aplicación del principio liberal de igualdad ante la ley, suprimiendo las diferencias por razones de nacimiento o estado canónico. De esa ciudadanía adquirida deriva el disfrute de los derechos plasmados en la Constitución gaditana: derecho a la propiedad, a la elección de representantes, acceso a los cargos públicos y a la libertad de expresión. Esta libertad de expresión chocaba con la existencia del Tribunal de la Inquisición, por lo que la Cortes decidieron su abolición.

"El sacrificio y la valentía de aquellos primeros liberales es la fuerza que nos mueve a los liberales de hoy a seguir con su legado"

La idea de una España como nación única llevó a establecer una administración unitaria y centralizada, por lo que se suprimieron los antiguos reinos, provincias e intendencias en las que se dividía el territorio y se procedió a una reorganización en provincias. Dicha reorganización se completó con la creación de la Diputaciones provinciales. "En cada provincia habrá Diputación, llamada provincial, para promover su prosperidad", se puede leer en la Constitución liberal.

Los ayuntamientos serán una pieza clave en el nuevo Estado liberal. El mayor logro fue la desaparición de los numerosos pueblos de Señorío en los que las autoridades eran nombradas por el señor respectivo. Al suprimir los Señoríos jurisdiccionales, los liberales establecimos una administración local que era parte del Estado y a sus leyes se remitía.

Las Cortes de Cádiz promulgaron el decreto que abolía el Régimen señorial, declaraba incorporados a la nación todos los Señoríos Jurisdiccionales y suprimía todas las prestaciones personales que todavía muchos campesinos debían a sus señores, así como los "monopolios señoriales" sobre molinos, lagares, hornos, caza, aprovechamiento de aguas y otros. Se trató de una medida transcendental en el campo de la igualdad civil, al suprimir definitivamente el vasallaje y los restos del feudalismo medieval hispánico.

A la desamortización de la tierra y sus recursos, le siguió la liberalización de las restantes actividades económicas, sometidas en su mayoría al asfixiante control de los gremios. En el Antiguo Régimen, estas corporaciones actuaban de forma mafiosa creando barreras artificiales que impedían la competencia y la innovación, permitiendo ejercer los oficios solo cuando a los miembros del gremio les convenía. Las Cortes de Cádiz suprimieron los privilegios de estos gremios, convirtiéndolos en corporaciones voluntarias, y sentando así las bases de la libertad de empresa.

Estos principios fundamentales plasmados en la primera Constitución de nuestro país, como dije al principio, fueron el punto de partida de toda una legislación liberal que a lo largo del siglo XIX cimentó las bases de la nación moderna y avanzada que es ahora España. El sacrificio y la valentía de aquellos primeros liberales, muchos de los cuales pagaron con su vida el enfrentamiento con los poderes del absolutismo, es la fuerza que nos mueve a los liberales de hoy a seguir con su legado, para hacer de España una nación de hombres y mujeres libres e iguales.

Juan José Molina 

Portavoz del Grupo Parlamentario de Ciudadanos


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