MURCIA. El Gobierno regional ha declarado hoy el estado de Emergencia Climática y Ambiental ante los efectos negativos que está provocando el cambio climático, como son los fenómenos meteorológicos adversos (cuatro DANA en los últimos meses), además de la subida de temperaturas y la falta de agua.
Esta declaración, a la que se invita que se incorporen los ayuntamientos y los colectivos sociales y económicos, conlleva la elaboración de un documento con estrategias basadas en quince líneas de actuación que implicarán la intervención de todos los colectivos, además de los ciudadanos. Este documento tiene como objetivo lograr la “neutralidad climática” de cara al año 2050, en base al objetivo de la Unión Europea.
El consejero de Agricultura y Medio Ambiente, Antonio Luengo, ha subrayado la especial vulnerabilidad de la comunidad autónoma ante el cambio climático, lo que ha llevado a decretar esa “emergencia”, coincidiendo con la celebración mañana del Día del Medio Ambiente.
La escasez de agua, el aumento de fenómenos climáticos extremos, la subida de la temperatura y la del nivel del mar, ha advertido, son ya una realidad en la comunidad autónoma, que ha sufrido cuatro DANA en los últimos meses y, al tiempo, padece una “sequía estructural” que impulsa el avance de su desertificación.
En respuesta a esa emergencia climática, se ha elaborado la mencionada estrategia de mitigación, que tiene entre sus objetivos, por un lado, reducir al menos un 26 por ciento las emisiones contaminantes de cara al año 2030 con respecto a 2005 y, por otro, lograr la “neutralidad climática” en el horizonte marcado por la Unión Europea, en 2050.
Para ello, se han diseñado propuestas de aplicación inmediata que pasan por la implicación de las administraciones locales, el impulso de la formación y la conciencia ambiental desde las escuelas o la introducción de medidas en el planeamiento urbanístico para reducir las emisiones.
Se introducen también iniciativa de compensación voluntaria de las emisiones para las empresas en el campo de la responsabilidad social corporativa, así como la necesidad de incorporar medidas de adaptación y mitigación en los planes y proyectos a través de los procedimientos de evaluación ambiental.
Otras medidas están dirigidas a los ciudadanos de a pie en lo relacionado con el transporte y la movilidad, así como al fortalecimiento de la salud pública y el impulso de las administraciones públicas con cero emisiones.
Otras líneas estratégicas apuntan a la captación de fondos y financiación estatal y europea para combatir esta vulnerabilidad específica de la región ante el cambio climático, logrando así fondos para poner en marcha estas iniciativas.
La estrategia no tiene una dotación presupuestaria concreta, sino que se trata de un documento de “líneas maestras” para difinir la política regional en materia de cambio climático así como las medidas de adaptación recomendadas para empresas y administraciones de cara a lograr los objetivos de eliminación de emisiones.