MURCIA. "Soy un fotógrafo de naturaleza. El problema es que se trata naturaleza muerta", señala el fotógrafo, crítico, comisario y doctor en Historia del Arte y en Bellas Artes por la UMU Fernando Vázquez Casillas, quien este miércoles, a las 19.00 horas, inaugura su instalación Sumersión en la sala La Capilla de Murcia. En este pequeño espacio, ubicado en el edificio del Rectorado de la Universidad de Murcia, el artista ha recreado en el suelo una piscina con una serie de monitores antiguos y olvidados, que vuelven a tener uso para mostrar imágenes de insectos muertos en un mundo azul que transmite calma y serenidad.
Visualmente, la exposición -comisariada por Julia Alarcón Luna- se complementa con unos vídeos, para los que se ha utilizado un color complementario al azul como es el naranja y una técnica visual que hace menos dolorosa la agonía del insecto. Además, al espectador le acompañará durante su visita el sonido envolvente del agua, un elemento que representa la vida, pero que en una piscina artificial creada por el hombre para su disfrute supone la muerte de los animales a los que atrae.
Comenta la comisaria, Julia Alarcón, que este es probablemente el trabajo "más suave" realizado por Vázquez Casillas dentro del proyecto que lleva a cabo desde hace más de una década, consistente en documentar la transformación y, finalmente, la desaparición de animales muertos que encuentra en su camino. "En este caso concreto es una imagen mucho más plástica y estética. Está dentro de la idea de lo tanato-estético, que sería esa fórmula de embellecer la muerte para que no nos duela tanto", explica el artista, quien añade que "al final es lo que hacemos con nuestros seres queridos en los tanatorios, donde se embellece al difunto para no sentirnos tan incómodos ante ellos e intentar recordarles de esa forma. Es un poco lo que hemos hecho aquí, hemos maquillado la muerte".
La instalación Sumersión también hace referencia a la idea de que "nosotros estamos invadiendo muchas veces estos espacios. Creemos que el mundo es nuestro pero el mundo es de todos los que lo habitamos", apunta Vázquez, quien recuerda que, aunque los insectos pueden resultar molestos o incómodos, "tienen vida y una función esencial en la naturaleza. Estos insectos podrían morir igualmente en un lago, pero en esa reversión de la naturaleza servirían de alimento a otros seres vivos".
La obsolescencia también está presente en Sumersion, para la que se han utilizado "unos monitores que estaban arrumbados en un almacén y que se han convertido en algo bello, casi escultórico". Los monitores se han montado en el suelo, no solo por el hecho de representar la piscina en la que han muerto los insectos, sino también para obligar al espectador a mirar desde arriba, que es la perspectiva desde la que Vázquez Casillas realiza las fotos con su móvil. "Yo fotografío siempre en perpendicular al suelo", señala el artista, quien apunta que "pocas veces miramos hacia abajo" para descubrir, como hace él, esa naturaleza muerta que preferimos ignorar.
Aunque estas hormigas voladoras causan menos repulsión que los cadáveres de pequeños mamíferos. "El hecho es que son insectos los que están muertos y que a los humanos no nos causa tanto malestar como el caso de otros animales, que un perro, un gato u otros mamíferos, que te impresionan más. Hemos creado algo visualmente agradable", señala Julia Alarcón.
Apunta la comisaria que "carreteras, ciudades, piscinas y espacios de diversa índole son los escenarios en los que el fotógrafo detiene su objetivo para hacernos partícipes de una realidad que pasa desapercibida en la cadencia frenética de la actualidad". Y añade: "La representación es en el caso de Vázquez Casillas la necesidad de expresar una serie de ideas y reflexiones que persiguen construir la realidad desde una perspectiva más completa donde la pérdida ocupa su lugar y conforma una experiencia 'naturocultural', pero sin interferir, ni lo más mínimo, en las circunstancias de la situación ni en su resultado".
"La instalación es el resultado de la experimentación continuada en el tiempo que ocupa buena parte de su carrera. En este orden de cosas, la deriva de estos animales le sirve para hablar de la realidad del ser humano, de su condición y de la necesidad de repensar su lugar en el mundo", concluye Julia Alarcón.
