EL PASICO DEL APARECIDO / OPINIÓN

El espiritismo en España

8/03/2023 - 

CARTAGENA. El movimiento espiritista moderno, surgido cerca de Nueva York en 1848, se difundió rápidamente por España, siendo los puntos preferentes de entrada de los textos especializados los puertos de las ciudades grandes, como Barcelona y Cádiz. Marcando el camino al papa León XIII, las autoridades eclesiásticas españolas hicieron algo más que expresar su repulsa: en 1861 el obispo de Barcelona, Antoni Palau y Térmens, promovió un auto de fe contra la literatura espiritista y logró que las autoridades políticas y militares quemasen públicamente unos 300 libros de esa tendencia en el parque de la Ciudadela. Los volúmenes habían sido incautados en un barco de vapor, El monarca, proveniente de Francia, cuyo capitán acostumbraba a trasportar en la bodega a fugitivos del Régimen de entonces y toda clase de libros prohibidos. No obstante, la represión fracasó y hacia 1873 ya había 57 sociedades espiritistas españolas, que cubrían toda la geografía, desde Gibraltar a Coruña y desde Badajoz a Gerona.

"Arabella creía haber contactado con unos espíritus que cuidaban al del Bertie, el fallecido primogénito del evolucionista"

Para colmo, la censura dejó pasar ciertas obras de notorios espiritistas. Tal era el caso de Arabella Burton Buckley, que había fungido de secretaria del famoso geólogo Charles Lyell. Amiga del evolucionista Wallace, se aficionó, como él, al espiritismo. En las cartas que intercambiaron puede comprobarse que Arabella creía haber contactado con unos espíritus que cuidaban al del Bertie, el fallecido primogénito del evolucionista. Sin embargo, como se había mantenido fiel a la Iglesia Anglicana, las jerarquías eclesiásticas no pusieron ninguna pega a los libros de Arabella sobre la evolución dirigidos a un público infantil y juvenil. De hecho, con motivo de la primera traducción al español de La Vida Salvaje en los Bosques y el Campo, el Vicariato General de la Diócesis de Barcelona emitió en el mes de abril de 1915 esta resolución: "Conceder nuestro permiso para la publicación del libro Encantos de la Naturaleza de Arabella B. Buckley", pues la obra "ha sido examinada y no contiene, según la censura, cosa alguna contraria al dogma católico o a la sana moral". Así pues, los libros de Arabella no solo habían sido tolerados, cuando no ensalzados, por los anglicanos, sino por la jerarquía católica española, normalmente más rígida para estos asuntos. Su autora, por su parte, nunca renegó de sus creencias espiritistas, que trató de conciliar con las religiosas.

Uno de los principales difusores del espiritismo entre nosotros fue, a partir de 1877, don Manuel Sanz y Benito, filósofo de ideología liberal. Primero ofició de catedrático de Psicología, Lógica y Ética en el Instituto de Guadalajara, ciudad en la que se convirtió en un activista cultural. Popularizar el espiritismo no le impidió promover Caridad Escolar, una asociación dedicada a suministrar ropa y calzado a los alumnos de familias trabajadoras que se mostrasen aplicados. Dando un gran salto, ganó la cátedra de Metafísica de la Universidad de Barcelona, donde fue repudiado por los sectores universitarios conservadores, principalmente católicos y carlistas, pero lo apoyaron con entusiasmo los estudiantes liberales, que eran mayoritarios. Finalmente decidió emigrar a la Universidad de Valladolid, donde pudo enseñar sus doctrinas filosóficas y espiritistas sin contratiempos.

Nótese que, en aquel tiempo, el espiritismo iba asociado a posiciones políticas progresistas, como los liberales, los socialistas y los anarquistas, oponiéndose, por su parte, los conservadores. Hoy las tornas han cambiado y la mayoría de los socialistas y prácticamente todos los comunistas rechazan el espiritismo.

"las tornas han cambiado y la mayoría de los socialistas y prácticamente todos los comunistas rechazan el espiritismo"

Tal fue el auge de la moda en España que el Primer Congreso Espírita Internacional se celebró en la Barcelona del año 1888, coincidiendo con una Exposición Universal, con el Primer Congreso del PSOE, en el que adoptaron como línea de trabajo "la lucha de clases", y con la reunión en la que Pablo Iglesias en persona fundó la UGT. Sabía de lo que hablaba Eduardo Mendoza cuando años después tildó a Barcelona de "la ciudad de los prodigios": a un mismo tiempo acogió a espiritistas, socialistas, turistas y sindicalistas. Prodigio puro y nadie diga que estoy obsesionado con los espíritus y con los políticos: no fui yo quien decidió que coincidiese el nacimiento ugetista y el congreso socialista con el espiritista.

Por su parte, el español Ramón y Cajal, quien ganó un premio Nobel por demostrar que las células componentes del sistema nervioso, las neuronas, mantienen su individualidad en vez de fusionarse en un retículo continuo, dedicó algún tiempo y recursos monetarios propios a investigar el espiritismo. En su opinión, algunos de aquellos fenómenos se debían a un anormal dinamismo cerebral. No obstante, se declaró agnóstico ya que los médiums no produjeron en su presencia las anunciadas maravillas. Dedicó tanta atención a estos asuntos que llegó a escribir un texto titulado Ensayos sobre el hipnotismo, el espiritismo y la metapsíquica. Lo entregó al editor, pero falleció antes de que lo publicasen y, llegada la Guerra Civil, se perdió el manuscrito. O puede que alguien lo guarde celosamente, esperando el momento de darlo a conocer.

He ahí la impronta académica del espiritismo: un catedrático, Sanz, hablándonos de ánimas incorpóreas y del modo de comunicarse con ellas y un premio Nobel, Cajal, investigando sobre el tema. Vivir para ver y leer para saber.

El interés académico por los fantasmas no es cosa del pasado: el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) publicó en el año 2016, con el título de Los límites de la ciencia una colección de artículos que, coordinados por la profesora Annette Mülberger, se subtitulaba Espiritismo, hipnotismo y el estudio de los fenómenos paranormales. No solo ese subtítulo lo decía todo, sino los articulistas eran profesores de universidades españolas, como la Politécnica de Cataluña, la Autónoma de Barcelona y la Complutense de Madrid, o extranjeras, como la belga Amberes, la francesa Nanterre y la estadounidense Princeton. Todas ellas instituciones muy prestigiosas y que, no obstante, cuentan en sus claustros con especialistas en la historia de las ánimas desencarnadas. Lo apruebe o no el común de los del birrete, el espiritismo sigue vivo y ha merecido la atención de ilustres investigadores universitarios.

JR Medina Precioso

jrmedinaprecioso@gmail.com

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