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el gato en la talega / OPINIÓN

El confesionario del Mar Menor

24/05/2022 - 

MURCIA. Como cada año, se acerca el verano y algunas personas redescubren el gravísimo estado ecológico del Mar Menor. El coraje me sube a niveles insospechados leyendo la sarta de disparates que unos y otras van soltando entre el buenismo y el interés personal. Hay cosas que, de repetirlas, ya no es que no cuelen, sino que ofenden.

"Debería existir un confesionario del Mar Menor, que les devuelva la conciencia y la empatía"

Cuando llega la campaña de verano saltan las alarmas en el principal sector económico ligado al Mar Menor, ese que, si no hay un periodo vacacional por medio, es como si no tuviese nada que decir. Produce tristeza y desesperación que el sector turístico, hostelero o comercial, no tenga una voz de peso ni una estrategia para afrontar los dramáticos hechos que vivimos. Queda cada vez más claro que la estacionalidad la crean ellos mismos con la ilusa intención de querer prolongar un preocupante modelo de obtener ganancias en periodos cortos, como cuando al Mar Menor aún le funcionaban los riñones y podía filtrar las cantidades ingentes de nutrientes y contaminantes varios. Cantidades que ya entonces sobrepasaban las recogidas en cualquier Directiva o Ley, y que no han hecho más que aumentar. Si se fijan, una de las noticias recientes ha sido la escasez de profesionales de hostelería a causa de la locura de horarios intensivos, con un salario mal ajustado, y la temporalidad que los quema en tres meses mientras el resto del año no hay continuidad. Pues esto únanlo al deterioro del Mar Menor.  

Entretanto, el sector agrario se dedica a reinventarse con tecnología y estudios. Continúa haciendo sus deberes y recabando apoyos, léase el plus de la unión de los ingenieros agrónomos, así en plural como si fuesen un partido político o asociación con un fin, que dicen que la causa de la llegada masiva de nutrientes al Mar Menor está en las aguas residuales y el sistema de saneamiento urbano obsoleto, así como en el defectuoso funcionamiento de la EDAR pachequera. Ahí es . De un plumazo, el sector agrario apunta directamente a la responsabilidad de la CARM y de los Ayuntamientos de la mano de su Fundación y estos agrónomos asociados, con el temita pluviales, redes de saneamiento, colectores que vierten directamente y estaciones de depuración autonómicas, dejando el bombeo de El Albujón para la Administración Estatal.   

No me digan que no hay una diferencia de estrategia de un sector primario a uno terciario. En lo que sí coinciden es en pedir ayudas y subvenciones, los primarios para ser sostenibles y los terciarios para sobrevivir a los impuestos y la pérdida de clientes. Me pregunto por qué no tiene este último sector la capacidad de poner sobre la mesa propuestas que lo transformen y sanen su salud a la vez que intenta sanar la del ecosistema. ¿Acaso no ven que no pueden seguir avanzando como lo hicieron en los años 60, 70 y 80? Es necesaria una profunda revolución dentro de un sector fundamental que les otorgue el peso que tienen en el PIB a la hora de tomar decisiones.  

 Foto: ISABEL RUBIO

Cuando comenzó el movimiento ciudadano por el pequeño mar, hablo de Pacto por el Mar Menor allá por el 2015, las imágenes que acompañaban esas noticias reiteraban la Rambla de El Albujón, su desembocadura y su cauce lleno. Más de seis años después tenemos las mismas imágenes, con varios episodios de muertes masivas, crisis eutróficas y un absoluto desprestigio nacional e internacional por la pésima gestión del desastre medioambiental, encontrando hoy al Mar Menor en peor estado. He aquí la Rambla del Albujón como un círculo infinito de dejadez y escapismo incidiendo una y otra vez en su bombeo como la solución de todos los males sin una sola medida ejecutada en el origen, ni aún en el final. 

Salen personas diciendo que las noticias negativas sobre el Mar Menor venden y esto no es beneficioso para las empresas ni para la ciudadanía. Salen otras alegando que el estado dramático del Mar Menor beneficia a unos y perjudica a otros. Quizá sea cosa mía, pero leyendo esto pierdo la esperanza en mi especie. No es posible que sea tan lerda, obtusa, cobarde, rancia, inoperante, ridícula, suicida, dañina.

"SABERSE PERDONADO QUIZÁ SUPONDRÍA DEJAR DE DECIR SANDECES Y APORTAR SOLUCIONES EFICACES"

Yo creo que todo esto está pasando porque aquí nadie se ha confesado. Confesarte te haría responsable de lo que eres responsable, tomar conciencia de tu mala acción y abrir la puerta a una verdadera capacidad de enmienda. Y dejar de ponerse en evidencia. Los confesionarios en una iglesia son de los rincones que más impresionan porque sabes que en ellos, te encuentras contigo. Y en ellos puedes decidir si seguir mintiendo o terminar con la farsa. Debería existir un confesionario del Mar Menor, que les devuelva la conciencia y la empatía. Saberse perdonado quizá supondría también dejar de decir sandeces y aportar soluciones eficaces.

Y así, en una plataforma sobre zonas degradadas de este mar tan nuestro, la personalidad política de turno con competencias ejecutivas y los responsables de las actividades económicas productoras de vertidos, reconvertidos en penitentes le dirían: Ave María Purísima. Y el Mar Menor con el Creador a su lado respondería conteniendo la tentación de emitir una ola colleja descomunal: sin pecado concebida. El o la penitente continuaría: en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Y el Mar Menor: el Señor esté en tu corazón para que te puedas arrepentir y confesar humildemente tus pecados (para conmigo, añado). Y hala, que empiece a soltar lastre y a prepararse para asumir y ejecutar su responsabilidad. ¿Se imaginan ustedes la cola?

Celia Martínez Mora

Investigadora

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