CARTAGENA. Se esperaba ante el Córdoba una respuesta contundente del Cartagena y el equipo estuvo a la altura de lo que se le presupone a un firme candidato al ascenso. Tuvo inteligencia a la hora de manejar los tiempos del encuentro, movió el balón con fluidez y no escatimó esfuerzos a la hora de recuperar el balón tras pérdida. Fue la clase de partidos que llenan el ojo del entrenador y los aficionados. Por primera vez desde el encuentro ante el Girona, el equipo mostró la solidez que había ganado con Munúa en gran parte de la primera vuelta.
Al mando del equipo emergió el ‘Coco’ Carrasquilla, tótem de este Cartagena que necesita de la mejor versión del panameño para imponerse en la zona ancha. Sin él, los albinegros se vuelven vulgares y planos. Su figura había quedado difuminada desde que volvió de la lesión sufrida en noviembre, falto de ritmo al principio, confundido después ante las pruebas de Borja Jiménez. Asentado de nuevo en el doble pivote, no tuvo tacha alguna en el control del partido. Su capacidad para ir de área a área eleva las prestaciones del equipo como pocos jugadores logran en la categoría. Junta al equipo, ofrece líneas de pase constantemente y se suma con facilidad pasmosa al ataque de forma imprevisible. Es el tipo de jugador que hace mejores a los compañeros que le rodean, por más que sus virtudes no aparezcan en las estadísticas.
Su partido ante el Córdoba figura por derecho entre los mejores del curso. No era un momento para temblores. Ante los cordobeses, el ‘18’ albinegro dio rienda suelta a las virtudes que le han convertido en el gran fichaje del club de los últimos años, después de ser adquirido en propiedad mediada la primera vuelta de la temporada. Necesitaba el equipo una victoria de quilates después de un recorrido más que accidentado en el último mes y medio de competición. En Córdoba, el Efesé recuperó sus constantes vitales.
A hombros del menudo centrocampista albinegro, los muchachos de Borja Jiménez completaron una actuación coral que permite a su parroquia mirar con esperanzas al futuro. No anda sobrado de virtudes este Cartagena, necesitado de una abnegación de todos en el esfuerzo, con un volumen alto de juego, burdo sin el nervio preciso, pero competitivo como pocos cuando rompe a jugar. En el encuentro de Córdoba recuperó la solidez defensiva a partir de un Andújar inmenso, que a sus dos goles añadió la contundencia perdida en las últimas semanas, con errores groseros que habían costado puntos al equipo. Pese a que el Efesé venció a partir de dos tantos a balón parado, deslizó la sensación de que podía apretar hasta donde necesitara el encuentro. Tuvo temple para hacer correr al Córdoba de la misma manera que se conjuró para apretar los dientes en defensa y así poder disfrutar en ataque.
Sin Quim Araujo, en la grada por contrato al enfrentarse a su ex equipo, fue Lucas de Vega el que tuvo el vértigo necesario en tres cuartos de campo. Con William y Cayarga por las bandas, el canterano cedido por el Barça tuvo el picante del que había carecido en las últimas semanas. Al jugador retórico con la pelota, perezoso en defensa y tímido en ataque, le ‘sustituyó’ un Lucas más impetuoso, incansable en defensa y vertical en la fase ofensiva.
A la buena onda del equipo se sumó Vinicius Tanque, que apareció tocado por una varita en su debut, gol incluido en el primer balón que tocó. No ha desaprovechado los minutos que le ha dado Jiménez, contento el técnico con el rendimiento del brasileño más allá de los dos goles en cuatro partidos como albinegro. Tiene argumentos el ariete sudamericano para la categoría. Domina el juego de espaldas, es veloz en carrera y posee la técnica suficiente para sorprender en espacios reducidos. No es un 9 de comparsa, sino ariete a la altura de los mejores del grupo IV. El tiempo dirá si su arranque fue un espejismo o el comienzo de una carrera prometedora en el fútbol español. Por el momento, juega al ritmo del ‘Coco’ Carrasquilla, que marca los tiempos en este Cartagena de nuevo líder.