CARTAGENA. El Bosque Repsol ha convertido de forma radical un espacio degradado de Cartagena en un claro ejemplo de biodiversidad.
En poco más de tres años, esta zona ubicada en el Cerro de los Moros ha sufrido un proceso evolutivo hasta convertirlo en lo que es hoy, una zona en la que habitan en sus laderas cerca de 2.000 plantas autóctonos con un índice de biodiversidad de más de 80 especies diferentes. Una de las plantas que ha crecido en el Cerro de los Moros es el "Cistus Heterophillus", conocida como Jara de Cartagena; una especie endémica que sólo vive en las sierras litorales del entorno de Cartagena y que se encuentra en peligro de extinción.
En esta última replantación se sembraron más de mil especies autóctonas como el ciprés de Cartagena, el lentisco, el acebuche, el cornical o el palmito. Los trabajos se complementaron con la reposición de marras y la creación de barreras vegetales en el cerro para evitar la erosión.
Fue la asociación caragenera Creect la que lo pone en marcha esta iniciativa en febrero de 2015 la primera mesa para la reforestación de Cartagena. En la misma se propone un proyecto enfocado a la zona de Galeras, pero finalmente se traslada al Cerro de los Moros. Repsol Cartagena decide implicarse de forma directa en el proyecto, tanto de forma económica como de voluntariado y transforman un cerro que a finales del siglo XX era un vertedero de escombros y basura.
Tras retirar toneladas de vertidos, se inician las labores de replantación en diciembre de 2017. Mil árboles y 80 especies diferentes en una jornada que sembró la semilla para las siguientes acciones de 2018 y 2019.
La idea que pretenden los promotores es que este Bosque Repsol, que engloba cerca de tres hectáreas, pueda tener en un futuro no muy largo el marco perfecto único en el que se pueda ver toda la biodiversidad de la zona de Cartagena y del sureste del Mediterráneo. Y en unos años más adelante ubicar un Centro de Interpretación de la vegetación.
Con la instalación del agua, uno de los problemas que arrastraban en los últimos meses y que había impedido el desarrollo natural de las especies allí sembradas, las plantas y los árboles tienen garantizado el desarrollo en una zona que ha pasado de ser un basurero a una fuente de vida.
