CARTAGENA. Como no podía ser de otra forma y en la enésima moción que presenta, María Dolores Ruiz, concejala de MC Cartagena, volvía a sacar los colores de sus contrincantes políticos por el estado en el que se encuentra el Bien de Interés Cultural Villa Calamari, también llamada Palacete Versalles, una construcción del siglo diecinueve que está ubicada en la diputación de San Félix.
A lo largo de los últimos años medios de comunicación y políticos han denunciado el continuo expolio de este Bien de Interés Cultural que, por desgracia, sigue sufriendo el maltrato de los vándalos y el desinterés del propietario e instituciones que deberían velar por su cuidado. Ruiz recordaba este pasado jueves que el 7 de julio de 2022 el Consejo de Gobierno de la CARM acordaba sancionar a la empresa Inmobiliaria Vano, S.L (propietaria del inmueble) por falta muy grave, como titular y responsable de los daños producidos en el BIC con 200.002 euros y la obligación de restituir el BIC Villa Calamari al estado en que se encontraba.
Pero la resolución no parece que haya surtido efecto alguno, porque tras la resolución del expediente por parte del Gobierno de la CARM "se han producido diversos incidentes como incendios, hundimiento del forjado, butrones, etc..., hasta un total de diecisiete intervenciones en los dos últimos años de bomberos y policía municipal. "Es una vergüenza lo que ocurre porque el patrimonio se nos cae a chorro", añadía Ruiz, quien pedía al concejal de Patrimonio más interés por resolver este grave deterioro. "Ustedes tienen que estar más encima", le recriminaba a Braquehais, quien, ante la evidencia, no tuvo más remedio que indicar "estamos trabajando en ello, se lo aseguro".
A pesar de haber sido declarado Bien de Interés Cultural en 2012, se encuentra cerrado al público. En 2014 incluso fue incluida en la llamada Lista roja de patrimonio en peligro, a la que regresó en 2017.
Tal y como escribía este diario hace ya tres años, el mobiliario modernista que una vez lució en el barrio cartagenero de San Félix ha quedado sepultado bajo el polvo de la desidia y abandono por parte de las administraciones competentes al respecto. A todo ello se suma una pasividad ante el potencial turismo que podría atraer, aunque el propio Ayuntamiento de la ciudad portuaria impide a los vecinos visitar Villa Calamari.
Otro problema que se suma a esta dejadez del BIC es el vandalismo, principalmente protagonizado por jóvenes (muchos de ellos siendo menores de edad) que aprovechan la falta de vigilancia para establecer juegos de rol o competiciones deportivas. La Ley de Patrimonio otorga a la administración competente la capacidad de emprender medidas subsidiarias para la protección del BIC.